La resiliencia de las familias campesinas de Chiapas ante la crisis constante del café

En la cosecha 2013 los productores de CESMACH obtuvieron 18 mil quintales de café, de los cuales 16 mil 500 quintales se destinaron al mercado internacional, principalmente Estados Unidos, Japón y Europa. Foto: Ángeles Mariscal/Chiapas PARALELO

* Las principales problemáticas de las familias cafeticultoras son: ataque de enfermedades del café, impactos climáticos en la productividad, falta de recursos económicos, bajos precios del grano, falta de mano de obra y el quiebre generacional.


Las familias campesinas chiapanecas productoras de café se han enfrentado a una serie de problemáticas frecuentes. Ante esta situación, han implementado estrategias que les permiten recuperarse y persistir buscando su bienestar.

En ese sentido, investigadores de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) y la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH)* realizaron un estudio con el fin de analizar la diversificación, como un mecanismo que opera en el sistema socioambiental de café y que determina el establecimiento de estrategias familiares para lidiar con las amenazas.

Los resultados de ésta mostraron que la persistencia del cultivo de café y la resiliencia de las familias en las comunidades campesinas de la Sierra Madre, ocurre gracias a mecanismos sociales que determinan las estrategias que despliegan.

A través de dichos mecanismos, pueden comprender y explicar las creencias y actitudes. Así pues, los investigadores destacan que los mecanismos sociales permiten entender la interacción entre cultura y naturaleza en comunidades rurales. Así mismo, facilitan la identificación de acciones desarrolladas para enfrentar las recurrentes crisis que ocurren en el medio rural.

Hemileia vastatrix es un hongo del orden Pucciniales que causa la roya en las hojas de café, una enfermedad que puede devastar las plantaciones de café. Cortesía: MAGAP.

Una de esas crisis fue el ataque de la enfermedad de la roya del cafeto, la cual se enfrentó a través de la coordinación entre los integrantes de las familias, cooperativas y dentro la misma comunidad. Las personas trabajaron en conjunto con innovación tecnológica, creencias y la diversificación.

Dichos mecanismos desplegaron estrategias de organización como: cooperativas, búsqueda de conocimiento e innovación de prácticas agroecológicas para el cuidado del café, fortalecimiento de los vínculos familiares, comunitarios y regionales para compartir información, diversidad de germoplasma, conocimientos, manejo y estrategias de diversificación.

Aunado a ello, los especialistas afirmaron que la participación en cooperativas les permitió reforzar su identidad como caficultores a través del mecanismo de coordinación y formación de creencias, además de obtener un sobreprecio por la producción orgánica.

La diversificación es uno de los mecanismos que permite que la mayoría de las familias caficultoras persistan en el cultivo a pesar de las múltiples crisis enfrentadas, pero se incorporan procesos de transformación a sus prácticas productivas, expusieron los investigadores.

De esta manera, mantuvieron la producción de alimentos a través de distintos agroecosistemas o bien, realizaron ajustes a su dinámica familiar para mantener su medio de vida.

La mayor parte del café se destina en este momento a la venta en el mercado internacional. Foto: Ángeles Mariscal/Chiapas PARALELO

Por otra parte, el estudio resalta que el cultivo y comercialización del café ha representado un medio para la obtención de ingresos para las familias campesinas. Sin embargo, el porcentaje de la contribución del café al ingreso familiar es fluctuante debido a la comercialización del grano para exportación ya que depende de los precios de venta: fijados a nivel internacional.

Los investigadores expusieron que en la historia de la caficultura, la fluctuación de los precios ha sido constante y se han producido caídas abruptas de los precios en el mercado internacional representado crisis recurrentes. Ante ello, la diversificación de ingresos es un factor importante de resiliencia para los caficultores. Por tanto, las familias cafetaleras optan por múltiples fuentes de ingreso además de mantener diversidad de usos del suelo, lo que les permite obtener granos básicos, tener animales de trabajo y numerosos productos alimenticios, medicinales y con otros usos domésticos.

También, la diversificación de actividades o pluriactividad campesina aumenta el potencial de incrementar los ingresos, pero tiene sus propias contradicciones. Por ejemplo, el trabajo extracomunitario cuando implica migraciones a otra entidad federativa o a otro país, reduce la cohesión familiar y la conservación de las tradiciones.

Así como, el mantenimiento de la lengua, desdibuja las costumbres y conocimientos locales, cambia la dieta y vida comunitaria caracterizada por relaciones de solidaridad, ayuda mutua y trabajo colectivo, lo cual puede tener implicaciones en el debilitamiento de la resiliencia del sistema.

La pluriactividad campesina extracomunitaria es un fenómeno asociado a la desagrarización del campo, que consiste en la disminución del aporte de las actividades agrícolas al ingreso familiar, aunado al incremento de la migración y envejecimiento del campo, lo cual repercute en la permanencia campesina, explicaron los investigadores.

La siembra, sobre todo de café y maíz, ha disminuido debido al cambio climático. Lo que preocupa a los expertos en medio ambiente. Cortesía: Fertilab.

No obstante, los resultados de su estudio mostraron que el ingreso proveniente de actividades agrícolas sigue siendo importante para las familias. La mitad de los caficultores percibieron ingresos provenientes de actividades agrícolas, en especial del café. Muchos de ellos se dedican de manera exclusiva a ese cultivo, representando así una alta cifra de familias especializadas.

Pero, repercute en la vulnerabilidad de las condiciones de vida cuando disminuye la producción del cafetal o baja el precio del grano. Por lo general, la intensificación de la producción y la especialización en esta actividad ocurre en tiempos de buenos precios, cuando se abre la frontera agrícola y cambia el uso del suelo o los caficultores compran tierras para cultivar mayores superficies con café.

Sin embargo, en tiempos de bajos precios algunas de esas áreas, en especial las que se encuentran más lejanas a la casa habitación, se abandonan de manera temporal y entran en una etapa de reserva, mientras la familia se reorganiza y dedica a otras actividades.

Cabe mencionar que las familias optan por la pluriactividad. Es decir, comúnmente se tienen tres fuentes principales de ingreso, por tal razón se esperaría que, al invertir tiempo en distintas actividades, las familias pluriactivas hubieran obtenido menor producción en sus cafetales, sin embargo, no existe una relación significativa entre mayor especialización y mayor producción, indicaron los especialistas.

Café en cereza. Foto: Ángeles Mariscal

Mientras que otros, combinan la actividad agrícola con actividades fuera de la parcela o en comunidades cercanas como una estrategia para enfrentar las crisis. Por lo que, sostuvieron que las familias caficultoras que tienen fortalecido su capital humano y social –a través de la cohesión, organización y cooperación dentro de la familia y la vinculación de esta con redes locales– se benefician de la pluriactividad.

Lo anterior, se debe a que la distribución de actividades y organización familiar permite tener más opciones como fuentes de ingreso, a su vez, mantienen atención en las estrategias productivas que requiere el cafetal para ser productivo.

Así mismo, la participación en redes locales facilita a la familia el comercio de sus productos agrícolas y en caso de necesidad les permite localizar con mayor facilidad oportunidades de trabajo asalariado, por lo que esa flexibilidad dada brinda resiliencia al sistema.

La estrategia de las familias de tener diversidad de usos de suelo varía en función de las condiciones de la caficultura en la región. La eliminación de espacios para la producción de cultivos de autoabasto reduce la posibilidad de producción y reproducción de la familia cafetalera, mencionaron los investigadores.

También, reduce la disponibilidad y diversidad de alimentos lo cual puede derivar en la modificación de la dieta tradicional. La disminución de la diversidad a nivel parcela y paisaje reduce la resiliencia de las familias en periodos de crisis.

Ya que, se vuelven más dependientes de un solo producto y más vulnerables en las emergencias como los bajos precios, incidencia de plagas y enfermedades, y la variabilidad del clima.

Chiapas es uno de los estados conocidos por la excelencia de su café Arábica. Cortesía: amcce/Alonso Tenorio

*Investigadores:

Andrea Venegas Sandoval

Lorena Soto Pinto

Guadalupe Álvarez Gordillo

Armando Alayón Gamboa

Emmanuel Díaz Nigenda

Sin comentarios aún.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Comparta su opinión. Su correo no será público y será protegido deacuerdo a nuestras políticas de privacidad.