Agrobiocombustibles: simulaciones desarrollistas en Chiapas

Reserva de la Biosfera La Sepultura. Cortesía: CONANP

*Artículo: “Agrobiocombustibles en Disputa. Simulaciones Desarrollistas en Chiapas”.

*La investigación busca localizarse bajo el horizonte del esfuerzo colectivo por trazar una ecología política desde Latinoamérica, alimentando la reflexión y debate a propósito de los ABC desde una mirada etnográfica.


Daniel Felipe Gaitán Tolosa, maestro en Antropología Social, exploró el roce entre organismos de gobierno con el proyecto moderno del desarrollo y la sociedad campesina contemporánea de Chiapas, situando a la reflexión una de las políticas dirigidas al campo por el gobierno del estado durante el mandato de Juan Sabines Guerrero (2006-2012): la promoción de agrobiocombustibles (ABC).

Su trabajo etnográfico se enfoca sobre el ejido Los Ángeles, perteneciente a la Reserva de la Biósfera de La Sepultura.

La investigación también cuestiona el contexto de operación del proyecto ambiental de los ABC y, analiza en la memoria histórica de los campesinos de esa iniciativa y en sus trayectorias locales ubicadas en territorios interconectados.

Al igual, se concentra en los términos y alcances de la incorporación de los nuevos productores de piñón (Jatropha curcas L.) a una geografía política de la energía, ligada a un modelo hegemónico en Latinoamérica: el agroindustrial.

Gaitán Tolosa concluye en su artículo que, los esfuerzos del gobierno privilegiaron la simulación del éxito del desarrollo rentabilizando a corto plazo, postergando las promesas de equidad y justicia social que su propaganda celebraba.

Ésta, entre tanto, navega las mareas desarrollistas merced a un arte de vivir y ser campesino que se perfila como una lucha por la autonomía en un marco de relaciones de dependencia y marginación, indicó el maestro en Antropología Social.

Así pues, el investigador compartió que durante las dos primeras semanas de diciembre de 2010, en el Palacio de la Luna en Cancún, ministros y delegados de gobierno de 194 países se reunieron en el marco de la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP16). Con el objetivo de cumplir con su agenda, en ella, propusieron un acuerdo común acerca de cómo administrar el mundo natural y sus recursos en un mercado global, asimétrico, que no contraviniera la lógica de producción y acumulación de capitales.

México fue sede de la COP16, que se realizó en Cancún, Quintana Roo. Cortesía: Semarnat

Parte del espectáculo que integraba la Conferencia estuvo a cargo del ejecutivo de la república anfitriona, se centró en exhibir y promocionar las bondades ambientales de una flota de camiones que alimentados por combustible verde: resumían para el gobierno los avances más sofisticados de la tecnología, la responsabilidad en su compromiso con la sostenibilidad ambiental y el vigor de una nueva era del desarrollo agrario del país.

Días antes, el episodio se había repetido, pero con otras coordenadas. Esa vez fue durante la apertura de la planta de producción de agrodiesel en Puerto Madero, cerca de Tapachula. En un artículo de la revista (+) agro Chiapas se podía leer parte de las palabras del gobernador del estado, Juan Sabines Guerrero, que acompañaron esa fiesta agro-tecnológica:

Esta fecha deberá quedar en la memoria de todas y todos los chiapanecos de esta y las próximas generaciones, que el Presidente Felipe Calderón arrancó aquí en Tapachula la era del biodisel (…) Aquí donde comienza la patria, el Presidente de México deja una huella más de su legado y Chiapas acude hoy a una cita con la historia, convocada a la responsabilidad con el planeta; los chiapanecos, encabezados por nuestro presidente atestiguamos un paso histórico de una nueva era: la era de producción de biodiesel.

Mientras que en Cancún, el poder se tomaba la foto en la vitrina climática auto representándose como una fuerza consciente de los males de su época. Y, la élite regional copia el proyecto ambiental hegemónico y se persigna en nombre de la tecnología y la salud planetaria.

Pero, en el barrio ningún campesino entendía por qué les querían hablar de prácticas de pos-cosecha y perspectivas de negocios, cuando no habían resuelto el problema básico de asegurar la supervivencia de sus parcelas de piñón.

Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria

En todos los lugares, se fingía que las cosas estaban funcionando con éxito. En Chiapas, el territorio se hizo mapa, se firmaron convenios interinstitucionales para el fomento de la investigación y la producción -convenio entre el Instituto de Fomento a la Agricultura Tropical del estado de Chiapas (IFAT) y la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (CORPOICA)-.

Lo anterior, para el desarrollo de una planta productora de ABC y un Centro de Investigación y Tecnología para la producción de biocombustibles, bajo el marco institucional del Proyecto Mesoamérica, un Memorándum de Entendimiento en Materia de Cooperación Energética entre México y Brasil.

Por lo que, se abrió una nueva dependencia en el instituto oficial de investigación agropecuaria de México, la Red Nacional de Investigación e Innovación de Bioenergéticos del INIFAP, creada en 2008. Además, se crearon y cerraron varios organismos de gestión en Chiapas, construyeron dos plantas de producción del agrocombustible: la planta de Puerto Madero en Tapachula y la de Cintalapa.

. La cooperativa del Conejobus está integrada por un aproximado de 105 socios. Foto: Isaín Mandujano

Aunado a una bomba distribuidora del mismo, ubicada en Tuxtla Gutiérrez, saliendo de la ciudad por la autopista rumbo a San Cristóbal de las Casas. Así, marcharon dos flotas de transporte público publicitadas como parte integral del agronegocio: el Tapachulteco y el Conejo Bus.

Se hicieron pruebas experimentales de vuelos aéreos alimentados por bioturbosina, se escribieron y publicaron cientos de informes y artículos periodísticos acompañados de fotografías hiperrealistas sobre el flamante proyecto ambiental y, por supuesto, emergieron escuálidas y algunas robustas parcelas de piñón extrañamente distribuidas en 30 municipios del estado, detalló el investigador.

Gaitán Tolosa indicó que sería equivocado afirmar que el proyecto ambiental de los ABC en Chiapas emergió como una experiencia nueva. Al contrario, esa condición que define la naturaleza del proyecto y  denominó un simulacro desarrollista no contaría con cierta eficacia técnico-política si no soportara sus bases sobre las instituciones.

Esa experiencia en México y en toda Latinoamérica, se articula con el programa político derivado del consenso neoliberal y a la tradición productivista amparada bajo el paradigma tecnológico de lo que se conoció como Revolución Verde, agregando ahora los aportes de la ingeniería genética y la biotecnología.

La cosa es que cualquier día de marzo de 2011, me encontraba temprano, desacostumbrado al sopor de la tierra húmeda, caminando con dificultad en las calles de Tapachula, rumbo al hotel desde donde nos llevarían al Campo Experimental Rosario Izapa del INIFAP, en el municipio de Tuxtla Chico, dijo Gaitán Tolosa.

Agregó que dicho viaje, se leía como un recorrido a lo largo de la historia agraria del Soconusco: fragmentos de plantaciones frutales, ranchos y casas campesinas, establecimientos de asociaciones de productores, amplias bodegas de fertilizantes, locales de venta de todo tipo de productos veterinarios, y los rastros de la arquitectura y el arte prehispánico aflorando como piedra piramidal o cuidadosa roca tallada.

El Campo Experimental Rosario Izapa es una síntesis de esa historia agraria. Supo de ella por lo que le contó uno de los jóvenes ingenieros que les acompañó en el Primer Curso ―Potencial de cultivos bioenergéticos para la producción de biodiesel en México.

Me dice que el Campo fue una finca expropiada que por decreto presidencial se destinó a la investigación del cacao y que a pesar de ser éste el producto agrícola más importante de la zona en tiempos prehispánicos, hoy se encuentra abatido por una fuerte epidemia de hongos, compartió el maestro.

Cultivo de piñón mexicano. Cortesía: Hablemos de flores.

Es decir, al cacao se dedicaban sólo por mandato oficial mientras que el campo de los bioenergéticos sobresalía en las prioridades de su agenda de investigación, junto con el de algunos cultivos ya económicamente determinantes para el Soconusco, entre ellos: mango, café, rambután, plátano, papaya y palma aceitera.

La investigación del piñón ganó terreno y encontró en un ecologismo empresarial su mejor justificación. De acá en adelante lo que siguió por parte de los expositores fue una cuidada argumentación y exposición técnica a propósito de distintos puntos del proyecto ambiental: su justificación climática y energética, la estrategia de investigación del proceso de selección de semillas.

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