
Fallida transparencia del Estado Mexicano
Halina Gutiérrez Mariscal/Hace poco más de cien años, Porfirio Díaz declaró en una entrevista que México estaba, ya por aquel entonces, preparado para la democracia. Mucho camino ha recorrido el país que desde entonces ha buscado, más en el discurso que en la realidad, ostentar de manera legítima el adjetivo de democrático. La democracia, término amplísimo, podría definirse —al menos para efectos prácticos— por los principios en que se basa. Hoy nos ocupamos sólo de uno de ellos: el control popular sobre la actuación de los órganos del estado.