
Los caminares desde el corazón
Para llegar al espacio tenían que caminar un poco entre una pequeña selva, a quien Matilde bautizó como el sendero de la felicidad.
Para llegar al espacio tenían que caminar un poco entre una pequeña selva, a quien Matilde bautizó como el sendero de la felicidad.
El calor se había ocultado aún cuando el sol alumbraba con una intensa luz. Corría un ligero viento que hacía la tarde más amena.
Observó sus manos, las pecas que tenía habían incrementado, pero lucían bellas, con todo y eso.
Mireya y Ernestina intercambiaron miradas y sonrisas. Mireya se acomodó el chubasquero y se puso las botas. Entre el tiempo y la lluvia les tocaría sortear una nueva jornada.
Ya en su cama, el silencio de la noche le permitió escuchar con atención a los grillos. Se sintió contenta, era una bella melodía. Los grillos eran para ella arrulladores de los sueños. ¿Qué tanto dirían en sus cantos?
“Cuando algo te apasiona logras superar los retos”, Sara López Entzín, participante de la capacitación. La labor de Sueniños en este tipo de actividades es muy valiosa porque aprenden a trabajar en equipo, en grupo y también demuestran todo lo que aprendieron en el ciclo de capacitación. – Gabriela Carrillo, chef invitada. San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Como parte de la evaluación de jóvenes que se capacitan en Gastronomía y Servicios y Atención a Restaurantes en la Asociación Civil Desarrollo Educativo Sueniños, se llevó a cabo la Presentación Final de la generación número 17 con una demostración de platillos […]
El intercambio de sonrisas fue fugaz, ambas continuaron su paso. A Mariela ese intercambio le pareció un regalo muy bonito.
Se acomodó para observar en la ventanilla, al poco rato ya estaban en carretera. El cielo se decoró con muchos relámpagos.
Vivía en una ranchería que se ubicaba a 40 minutos del pueblo donde estaba la escuela. Así que diariamente tenía una travesía donde invertía dinero, tiempo y esfuerzo.