Artículos publicados por: María Gabriela López Suárez

Roberta observó los rostros de Mateo y Cielo, sus ojos tenían un brillo hermoso, agradeció desde su corazón tener con quienes compartir la Navidad, estar con los seres amados era para ella el verdadero aroma a Navidad.

Aroma a Navidad

Roberta observó los rostros de Mateo y Cielo, sus ojos tenían un brillo hermoso, agradeció desde su corazón tener con quienes compartir la Navidad, estar con los seres amados era para ella el verdadero aroma a Navidad.

Bernarda continúo con la lectura. Afuera, en un par de calles aledañas a su vivienda la música estaba en su apogeo, contaré la historia de una famosa persona, todas la conocen con el apodo de chona...

Dejar que suceda

Bernarda continúo con la lectura. Afuera, en un par de calles aledañas a su vivienda la música estaba en su apogeo, contaré la historia de una famosa persona, todas la conocen con el apodo de chona…

Doña Fluvia dijo que la confianza es un punto importante entre quienes habitan un barrio; don Lisandro señaló que no hay que tener vergüenza para solicitar ayuda.

Corazonarnos

Doña Fluvia dijo que la confianza es un punto importante entre quienes habitan un barrio; don Lisandro señaló que no hay que tener vergüenza para solicitar ayuda.

Ese gran árbol era muy generoso, no solo les proporcionaba sombra, aire fresco sino que también había dado cobijo en sus raíces a los peludos de la familia.

El guardián silencioso

Ese gran árbol era muy generoso, no solo les proporcionaba sombra, aire fresco sino que también había dado cobijo en sus raíces a los peludos de la familia.

25N: un llamado a la reflexión y la acción contra la violencia de género

No estamos solas

Luego cerró los ojos y con un halo de esperanza dijo para sí, NO estamos solas, no estamos solas.


Marcela revisó su reloj, eran las 8:35 de la mañana, había quedado de pasar a traer a Lourdes y a Juan, sus colegas en la tienda de productos de plástico donde trabajaban. Vivían cerca de la casa de ella. Los sábados tenían como hora de entrada las 10. Estaba en tiempo para desayunar.

Los letreros en lo cotidiano

Marcela revisó su reloj, eran las 8:35 de la mañana, había quedado de pasar a traer a Lourdes y a Juan, sus colegas en la tienda de productos de plástico donde trabajaban. Vivían cerca de la casa de ella. Los sábados tenían como hora de entrada las 10. Estaba en tiempo para desayunar.

El espacio estaba conformado por una estructura a base de ramas entrelazadas en forma circular que eran cubiertas con gruesas cobijas.

Conectar, aquí y ahora

El espacio estaba conformado por una estructura a base de ramas entrelazadas en forma circular que eran cubiertas con gruesas cobijas.

Foto: María Gabriela López Suárez

Recordar al linaje desde el corazón

Mientras observaba cómo el atardecer se hacía presente, puso atención a la diversidad de árboles que tenía en su centro de trabajo, cuyo follaje se mecía al compás del viento.

‘Las manos que hablan’, dijo para sí, volviendo de nuevo la vista a sus dedos, ahora de ambas manos, como si fuera la primera vez que descubría lo maravillosas y bellas que eran, además de agradecer por lo afortunada que se sentía de tenerlas.

Las manos que hablan

‘Las manos que hablan’, dijo para sí, volviendo de nuevo la vista a sus dedos, ahora de ambas manos, como si fuera la primera vez que descubría lo maravillosas y bellas que eran, además de agradecer por lo afortunada que se sentía de tenerlas.