
Libre
No le darán el premio de la paz, ni su rostro estará en ninguna portada de los medios dominantes. No será el hombre del año ni ejemplo para las élites encargados de los secretos de Estado, justo el quid de su arresto. A Julian Assange se le persiguió y juzgó, torturó y silenció, precisamente por esa estructura blindada de la toma de decisiones del poder político, excusada más “por razones de la seguridad nacional”.