La gran serpiente magisterial
El silencio de expectativas en la ciudad precedió el casi interminable deslizamiento de la Gran Serpiente Magisterial de unos 60 mil manifestantes, estudiantes, organizaciones sociales, campesinas, padres de familia y ciudadanos, que se deslizaron por la avenida principal al centro de Tuxtla Gutiérrez, en contra de las reformas estructurales, específicamente contra la educativa, que denuncian lesiva contra sus derechos y conquistas laborales históricas.
La megamarcha por La Dignidad y la Rebeldía Magisterial y Popular atrajo en varios momentos el efluvio que precede a los grandes sucesos sociales, para bien o para mal; de pronto se instaló en el ambiente un temblor no percibido, una sensación sísmica que no se manifiesta pero que existe en el fuero interno.
En el ánimo de algunos prendió el entusiasmo, como aquel que acompañó inicialmente a los movimientos políticos y sociales de 1988 y su transición frentista empujada por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, que al paso devino en la ruptura del PRI y el origen del PRD.
El tic tac matutino bosquejó las emociones que avivaron las grandes marchas por la paz, la reconciliación, la justicia y la democracia, posteriores al alzamiento armado de 1994 en Chiapas, donde las calles y las plazas fueron los centros ceremoniales del debate y la catarsis contra los absolutismos del poder y la caprichosa necedad de cambios.
Los minutos nada más acumularon pálpitos ciudadanos de aquel 2000 de la alternancia, que se significó en un sentimiento casi común para vencer al entonces y aún imbatible PRI hegemónico.
Silencio que fue casi temblor hasta antes de que la Gigantesca Serpiente Magisterial empezara su deslizamiento de la simbólica Pochota, donde acumuló fortalezas y resistencias con el respaldo no sólo del magisterio federalizado adherido a la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), sino también de maestros estatales de la Sección 40, ahora constituidos en la Asamblea Estatal Democrática, ahora también parcialmente liberados por la realidad que los aqueja y el futuro que los atemoriza.
Serpiente ésta multicolor, variopinta, con multitud de anillos constrictores o abrigadores, según se vea, con diversidad de rostros y colores: que este domingo mutó en organizaciones sociales, campesinas, indígenas, grupos normalistas, de padres de familia y ciudadanos de a pie.
Mañana no se descarta mayor vistosidad de colores. Su convocatoria va más allá de lo educativo, traspasa las barreras de lo inmediato y lo satisfactorio.
El llamado de la manifestación- serpiente, hoy vitoreada como la Megamarcha de la Dignidad y Rebeldía Magisterial, es que se dejen las aulas para integrarse, el próximo miércoles, en lo que llaman gran paro cívico nacional, en la ruta hacia la huelga nacional en el país.
Se debe iniciar la insurgencia magisterial y popular nacional intensa, ésa que no admite tregua sino es porque se descansa para obtener la victoria final, silbó con su estrépito descomunal de reptil histórico. No en vano ofídico que nació aquí en los 70, en los años dificilísimos que siguieron a las guerrillas, a las luchas populares prolongadas.
De la bocaza de la Gigantesca Serpiente Magisterial, instalada al vivo sol en un rincón del parque central, irguiéndose cuan potente, temeraria y resuelta es, siguió, no cesó, con sus voces de rebeldía.
Esta reforma educativa esta llamada al fracaso Que el gobierno federal asuma la responsabilidad de echarla para atrás, retumbó.
De frente sin pitonisas, advirtió que la desobediencia crecerá en los próximos días.
Que lo responsables de anarquías no descartables, serán Enrique Peña Nieto y los títeres de las Cámaras de Diputados y Senadores que la aprobaron, porque no se puede permitir que esta nefasta reforma y sus leyes se hagan efectivas, centelló con la potencia de sus fauces.
La Gran Serpiente de Magisterial, no es de papel, ni de leyenda. Es de carne y hueso.
Asoma en períodos diversos. Dicen que llega con la lluvia, el viento, precedida, cubierta por un temblor no percibido, sino sentido en el ánimo ciudadano.
Que despierta la ira, la rebeldía, la complacencia o los miedos. Depende del color que asome y como se adopte lo que diga, advierta y clame.
Trackbacks/Pingbacks
[…] La gran serpiente magisterial […]