En este pueblo no hay víctimas

Una historia sobre ser periodista en el segundo lugar más peligroso del mundo: Veracruz, Mexico.

De un valle a otro

Volda es un pueblo pequeño rodeado de naturaleza extravagente, ubicado en las montañas de la costa este de Noruega, en Voldsfjord. El lugar me recuerda a Orizaba, mi ciudad natal en México, en el estado de Veracruz. A veces me parece ver el Pico de Orizaba asomándose entre los Alpes de Sunnmøre.

Volda

Es aquí donde estudio la maestría en Documental y periodismo, en el Colegio Superior de Volda, pronto seré periodista y ahora me encuentro planeando el próximo viaje a mi país.

Orizaba

He decidido ir porque no puedo dejar de pensar en lo que leí recientemente en las noticias: otro periodista fue asesinado en Veracruz.

Me preocupa mi futuro como periodista y entre más lo intento menos puedo entender cómo y por qué está pasando ésto. Es por eso que voy a Veracruz, quiero conocer a las víctimas y a quienes, de una u otra manera, se encuentran en medio de esta situación. Quiero saber cómo se hace periodismo y por qué los periodistas allí son perseguidos y asesinados.

Veracruz State

He hecho algunos contactos pero tengo que ser muy cuidadosa. Desde 2002, 22 periodistas han sido asesinadosen Veracruz.

Al llegar y antes de empezar a trabajar, voy a Orizaba para establecer ahí mi base. Después, me dedico a visitar y a hablar con los contactos ya hechos.

Jorge Sánchez

En la Ciudad y Puerto de Veracruz es donde me encuentro con Jorge, hijo de Moisés Sánchez, quien fuera asesinado hace menos de un año, aparentemente por publicar La Unión de Medellín, un diario que de manera muy humilde él mismo hacía y donde había criticado a los presidentes municipales de Medellín incluyendo al actual, Omar Cruz.

Jorge sugirió encontrarnos a la entrada de la catedral; yo llego una hora antes y para esperar me siento en el restaurante de enfrente a comer algo. Conforme pasa el tiempo me pongo un poco nerviosa. Diez minutos antes de la hora pido la cuenta, pago y salgo del lugar. Quince minutos después me empiezo a preocupar y pienso que Jorge no va a llegar, empiezo a pensar en el plan B, pero no hay tal. Tengo que encontrarlo a como de lugar. Entonces mi teléfono suena: «Soy Jorge, ¿dónde estás?». Finalmente nos encontramos y él sugiere que vayamos a un café a unas cuadras de allí.

Ya en el café le explico a Jorge mi proyecto y para mi sorpresa y sin hacer muchas preguntas, él acepta contarme su historia. Además me invita a la presentación del nuevo número de La Unión de Medellín, el 2 de enero, día en que se cumple un año del secuestro de su padre. Me da gusto haber hecho mi primer contacto pero para mi sorpresa, todavía estoy temerosa. Me pregunto si así trabajan todos los periodistas, o únicamente los de Veracruz.

Te ponen

Después viajo a Xalapa para hacer más contactos.

Aquí me reuno con Yadira, una amiga de la universidad que estudió periodismo pero que no lo ha ejercido por varios años.

«Me cansé de la profesión, de pedir favores todo el tiempo, pero sobre todo de las actitudes de los compañeros ¿sabes?»

Me cuenta cómo el periodismo es una profesión mal remunerada y muy demandante: «para sobrevivir tienes que acceder a las demandas de los editores y de los políticos: escribe sobre ésto y te publico, y si no escribes sobre ésto otro, te pago extra en tu próxima nota; escribe sobre los eventos del gobernador, pero no sobre las protestas, etcétera».

Yadira es Directora del Instituo Municipal de las Mujeres en Xalapa

«Pero eso era cuando las cosas estaban mas o menos bien, cuando lo que podía pasar era que no te publicaran o que no te pagaran. Ahora te amenazan y hasta te matan. Lo peor es cuando tus propios compañeros no te apoyan y hasta te bloquean. ‘Te ponen’, es como le dicen cuando te delatan por cubrir un tema o un evento que no les conviene», me cuenta.

Yadira me da nombres de otros posibles contactos, periodistas y servidores públicos. En particular me recomienda hablar con Jorge Morales, de la Comisión Estatal de Atención a Periodistas del Estado de Veracruz, una organización de apoyo oficial.

«Jorge trabaja para el gobierno, pero es muy dedicado y tiene su opinión», me dice.

Yadira es Directora del Instituo Municipal de las Mujeres en Xalapa

El Comisionado

Al conocer a Jorge Morales y verlo llegar con su casco de motociclista bajo el brazo, lo primero que se me viene a la mente es la imagen del periodista con prisas. La motocicleta es el vehículo ideal para desplazarse rápida y economicamente.

Para incrementar sus ingresos, los reporteron necesitan moverse rápido y eficiente.

Para incrementar sus ingresos, los reporteron necesitan moverse rápido y eficiente.

«Antes que nada yo soy periodista, después un funcionario», me dice Jorge con seguridad.

También me cuenta cómo llegó a la comisión y por la manera en que lo hace, me da la impresión de ser un crítico del sistema que entiende que, aunque sea poco, algo bueno puede hacerse desde adentro.

Yo le cuento sobre mi proyecto y le pido una entrevista. Cuando terminamos el desayuno él se va a su oficina y mientras escribo algunas notas y termino mi café, escucho su motocicleta alejarse y lo imagino zigzagueando entre los autos.

Jorge me ha dado nombre y números de algunas víctimas que él mismo ha atendido desde la Comisión, y me autoriza a usar su nombre para contactarlos.

Otra cosa que platicamos es sobre las condiciones laborales de los periodistas. «He escuchado casos en los que un reportero recibe de 30 a 50 pesos por nota publicada», y continúa «para sobrevivir, un periodista necesita publicar al menos ¡diez notas por día! Sin servicios médicos y seguros de vida, ni pensión o vacaciones, los periodistas la tienen realmente difícil, sobre todo en las áreas rurales».

Hemos acordado la entrevista para mañana. Desde hoy Gerardo me acompaña como fotógrafo aquí en Veracruz.

Desafortunadamente la buena impresión que me dejó Morales, fue cambiando poco a poco al entrevistar a otros periodistas, incluidos los que él me mencionó.

Mi interpretación es que el sistema es tan fuerte e inclinado hacia el poder, que es capaz de acabar con las mejores intenciones.

Durante el gobierno de Javier Duarte, 19 periodistas fueron asesinados en Veracruz

Brigadas Rojas

Viajo a Medellín de Bravo donde vive Jorge Sánchez, en la Colonia El Tejar. Allí presentará el número más reciente de «La Unión de Medellín» y después habrá una ceremonia religiosa para recordar a su padre. La familia es Pentecostal.

El chofer del taxi es callado y me doy cuenta de que no quiere conversación. Entonces reparo en la cubierta de su asiento: una playera usada y vieja como las que se reparten en campañas políticas.

La playera tiene impresas letras rojas en las que se lee Duarte, Gobernador. Brigadas Rojas por un Veracruz Unido.» Duarte, el gobernador del estado donde más periodistas han sido asesinados, el mismo donde me encuentro ahora hablando con las víctimas. El miedo no anda en burro, va en taxi y se dirige a Medellín.

El chofer no conoce el área muy bien y nos perdemos. Antes de darme cuenta estamos en las afueras del pueblo y me pongo nerviosa, entonces saco mi teléfono para usar el GPS y logramos regresar. De vuelta en la ruta veo que el chofer está apenado por haberse extraviado y eso me da tranquilidad.

Recordando a Moisés

Al llegar a la casa de Jorge me recibe uno de los policías que están permanentemente apostados frente a ella desde el secuestro de Moisés el 2 de enero de 2015. El oficial me pregunta mi nombre y lo escribe en una lista, después de dárselo le pregunto si necesita ver mi identificación. «No hace falta, gracias, puede entrar», me responde un poco apenado.

Agentes de la policía estatal y federal

Agentes de la policía estatal y federal

En el patio de la casa hay alrededor de quince personas, todos ellos periodistas y fotógrafos, yo soy una de las tres mujeres y la única que no conoce a nadie más. Jorge está ocupado preparando la presentación y no tiene tiempo de presentarme, yo noto que los demás se saludan unos a otros y algunos se hacen bromas. Como «extranjera» entiendo que tengo que presentarme yo sola por lo que me dirijo a la primera persona que veo: un camarógrafo de Tv Azteca Veracruz. A él le pregunto si conoce a Jorge o si solo fue enviado a cubrir el evento. «Lo conozco, si», me responde. «Todos en la región lo conocemos, sobre todo después de que tomó el caso y el periódico de su padre», continúa. También me presento con algunos otros, o al menos con aquellos que me ponen atención, porque otros me evitan o están ocupados con sus teléfonos (o pretenden estarlo) cuando me acerco a saludarlos. A veces los mexicanos somos así.

Jorge publica el nuevo número de La Unión, organiza y da una conferencia de prensa. Todo por si solo

Jorge publica el nuevo número de La Unión, organiza y da una conferencia de prensa. Todo por si solo

Una de las personas con las que hablo es Félix Márquez, fotoperiodista. Él me cuenta que por temor vive en el exilio desde que asesinaron a su amigo Rubén Espinosa. Yo le hablo de mi proyecto y le pido una entrevista, pero me la niega. «Toma mi correo electrónico», me dice, «si me escribes te contesto y puedo irlo pensando porque la verdad es que si me siento vulnerable». Entonces le pregunto por qué está en México y sobre todo en Veracruz, «Vine a cubrir la visita del Papa a México, para un periódico chileno», me cuenta. Cierto, Bergoglio estará en México en dos semanas, aunque solo en el norte del país y no vendrá a Veracruz.

Dos días más tarde le escribo un correo electrónico a Félix pero nunca me responde.

Un año después del asesinato de su padre, Jorge usa sus propios recursos para encontrar justicia.

Un año después del asesinato de su padre, Jorge usa sus propios recursos para encontrar justicia.

Desconfianza

Eleuterio Espinosa vive en Córdoba y trabaja como reportero en la región centro del estado. Jorge Morales me dió su número porque él es uno de los periodistas que han solicitado la protección de la Comisión por amenzas recibidas en relación a su trabajo.

Espinosa me cuenta cómo la situación es difícil para todos los periodistas, experimentados o no. «Si quieres sobrevivir tienes que hacer cosas que no te gustan, seguir órdenes que preferirías no haber escuchado. De lo contrario no puedes vivir de ésto».

A Eleuterio lo conozco en Fortín de las Flores, en un medio día caluroso. Al llegar al parque recibo un mensaje de él citándome en el Café Relax, justo frente a donde me encuentro. Al entrar noto que no hay nadie, solo un mesero, me siento y espero. La música es ruidosa, casi como en una discoteca, lo que me pone un tanto nerviosa. Pero ¿de qué tengo miedo?

Eleuterio llega apresurado y sudando, se sienta y pide una coca-cola, entonces me cuenta cómo se sobrevive siendo periodista en Veracruz. «Aquí tienes dos trabajos: uno es reportear y el otro es cuidarte las espaldas porque nunca sabes de dónde va a venir el golpe». Entonces me explica la frase «poner a un compañero», delatarlo ante el jefe, la policía o un cártel. Yo le pregunto porqué la gente hace eso. «Te ponen porque te rehusaste a aceptar un soborno, por ciritcar a un político o solo porque si. Si eso te sucede entonces estás en graves problemas porque hasta podrías ser asesinado». También me cuenta que tiene su propio portal de noticias llamado «El informante de Veracruz».

Entonces le pregunto por su historia, acerca de las amenazas recibidas y cómo las ha sobrellevado. Al escucharme noto que su mirada se oscurece y me contesta de manera escueta; entonces me cuenta de un amigo suyo: Hugo Morales Alejo, «yo creo que el caso de Hugo te interesaría porque él ha sido secuestrado dos veces y sobrevivió a ambas». Desde luego yo me muestro interesada y le pido que me ponga encontacto con él, lo que hace de inmediato.

Al despedirnos acordamos hablar unos días después, pero antes de dar la vuelta y caminar hacia el auto, veo en su cara que no nos volvermos a encontrar. Entro al auto, llamo a Hugo Morales de inmediato y acordamos vernos al día siguiente en un café en el centro de Córdoba.

Días después trato de contactar a Eleuterio nuevamente, pero no obtengo respuesta. Lo mismo pasa con algunos periodistas de Xalapa, con los que no he logrado hablar.

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  1. En este pueblo no hay victimas | Chiapasparalelo - 18 marzo, 2019

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