Diana Zendejo, chiapaneca «NatGeo Young Explorer»

Diana Zendejo Valles, Licenciada en Biología y estudiante de la Maestría en Restauración Ecológica. Cortesía: Diana Zendejo.

*La bióloga dijo que, espera que en algún punto pueda hacer algún trabajo en Chiapas, porque hay muchas cosas que le interesan, sobre todo del Soconusco de donde es, tiene una relación y vínculo sentimental con la zona.


Diana Zendejo Valles, de 25 años, Licenciada en Biología y estudiante de la Maestría en Restauración Ecológica, es originaria de Tapachula, pero en la actualidad vive en Monterrey, Nuevo León. Se encuentra trabajando en el proyecto denominado “Walking with Black Bears”, como NatGeo Young Explorer.

Zendejo Valles contó que, el amor por la fauna silvestre nació desde que era pequeña, su abuela materna tiene un rancho cerca de Mazatán, Chiapas; por otro lado, la familia de su padre nació y creció en San Buena Aventura, Coahuila. Ambos son puntos importantes en temas de biodiversidad, ejemplo de ello son los osos, coyotes, serpientes de cascabel, coyotes, tigrillo, y pumas pequeños.

La bióloga añadió que, su familia acostumbraba a ir todos los fines de semanas al rancho, donde salían a caminar para recrearse, desde ese entonces le encantaba la fauna silvestre, además, sus tíos siempre le compartían sus experiencias y a veces los acompañaba, sus tías se dedicaban a la cría de cabritos, iba con ellas y le contaban historias.

Mis papás fueron mi motivación principal porque se dieron cuenta que me gustaba y me empezaron a apoyar, mi papá es piloto entonces a donde le tocaba volar siempre trataba de traerme un recuerdito como un coral, un caracol, algún libro, alguna piedrita volcánica. Mi mamá era profesora, entonces era de comprarme libros, documentales, enriquecer el interés que yo tenía, compartió Zendejo Valles.

Acentuó que, su padre siempre fue artístico e intelectual, por esa razón le decía que en un futuro ella debía desarrollar intelecto no solo en lo académico sino también en lo artístico y deportivo, cuando era pequeña tomó clases de pintura, en segundo de primaria le regalaron su primer cámara una kodak de rollo, durante la secundaria retomó su interés por la fotografía, por ello, su mamá, papá, tíos y ella juntaron sus ahorros para adquirir su primera cámara profesional.

Oso negro (Ursus americanus), también llamado oso negro americano. Foto: Diana Zendejo.

Durante algún tiempo la bióloga estuvo sin fotografiar, pues no sabía cómo explotar el potencial de su cámara, sin embargo, en la universidad, su novio tenia atracciones artistas, quien empezó a enseñarle de fotografía, no solo saber las características de las cámaras sino buscar perspectivas, editarlas y enfocarlas a la fauna silvestre, que es lo que le gusta.

Sobre su proyecto “Walking with Black Bears”, comentó que, visitó una de las poblaciones de oso negro más altas en México, por fortuna en la zona no había actividades de ganadería, ya que estos suelen tener conflictos con la especie, quienes depredan ganado e inclusive llegan a destruir zonas de comederos y bebederos.

Aunado a ello, esta el problema con los agricultores con el cultivo de manzanas, asimismo, se suma el inconveniente en las ciudades, ya que, las y los ciudadanos no hacen el manejo correcto de la basura, Zendejo Valles dijo que, “en el norte se tiene la tradición de tener un bote gigante a fuera de cada casa”, donde hay cerca osos, quienes bajan y destruyen el bote de basura, se adecuan a los seres humanos y empieza a ver integraciones negativas.

En el conflicto en el que me enfoque más fue en el ganadero, siempre me he identificado con la cuestión ganadera y como se lleva en el norte de México, porque buena parte de la recuperación de ecosistemas y de desierto es gracias a diferentes estilos de ganadería que se han venido fomentando aquí. Resulta que, cuando pensamos en el norte de México pensamos en el desierto y en lugares muy secos, efectivamente son áridos, pasa ciertos periodos de tiempo de sequía, mencionó Zendejo Valles.

Con base a lo anterior, mencionó que, los osos tienen la característica de tomar agua de manera directa, comer demasiado y engordar para la hibernación, al estar en una zona árida y sin lluvias, no se produce el suficiente alimento o zonas de agua, esto hace que el mamífero busque satisfacer sus necesidades.

A pesar de su nombre, los osos negros pueden ser de color gris o negro azulado, marrón, canela o incluso (excepcionalmente) blanco. Foto: Diana Zendejo.

Zendejo Valles dijo que, el oso satisface su demanda de agua en los ranchos ganaderos, porque ahí hay bebederos para que tomen agua la vacas, el ganado y el alimento de estos, le sirven para alimentarse.

Agregó que, en un artículo que citó para su anteproyecto decía que “a partir del 2020, van a ver periodos de sequía más prolongados e incendios con mayor frecuencia e intensidad”, es decir, que en algún punto llegará a estallar el conflicto humano – oso negro, pues los ataques a seres humanos son pocos, pero al ganado si es mucha, aunque no hay una cantidad exacta, debido a que los ganaderos prefieren no meter un reporte, no se dan cuenta que le depredaron a la vaca, o se dan cuenta que la burocracia es demasiado larga.

Ante dicho contexto, surgió la pregunta “¿Cómo le hacemos para llegar a un punto donde haya coexistencia?”, la bióloga explicó que englobaba a que, el ganadero deje de ver a los osos como un enemigo y que no sean cazados de manera indiscriminada.

Resulta que una de las poblaciones más grandes de aquí en Coahuila, una zona de ganadería extensiva también era la población más grande de oso negro, los señores de ahí tenían ciertas prácticas para disminuir el conflicto, dijimos ¿Por qué nosotros como científicos no trabajamos con ellos para crear un manual o llegar a publicar un artículo?, hacer este intercambio de experiencias con otros ganaderos de otras zonas que no han tenido la misma experiencia, expuso la maestrante.

La bióloga mencionó que, la información generada hará que los ganaderos de otras zonas de México o países con presencia de osos negros empiecen hacer dichas prácticas que, si resultan van a mitigar la depredación.

Por otro lado, también está la conservación de los osos negros, el carnívoro más grande de México, se dio cuenta que al hablar con personas en Monterrey que no trabajan con fauna silvestre o no están relacionados con la ganadería, veían a los ganaderos o agricultores como el enemigo del oso.

Yo decía que no, porque si los osos siguen vivos es precisamente gracias a los trabajos que hacen para llegar a coexistir con ellos, pero ¿Cómo haces tú que otras personas lo sepan?, solo lo sabes tú como manejador de fauna silvestre, como veterinario, científico, ganadero, bueno dije soy fotógrafa mi pareja es fotógrafo, vamos a hacer un fotoensayo, dijo la bióloga.

La finalidad del ensayo fotográfico es la de contar la historia de conservación que hay detrás del oso negro, hecho por los ganaderos y agricultores, para lograr que las personas conozcan que, “el oso negro no se conserva solo, sino que tiene a las personas que están conviviendo todo el día con ellos y permiten que sigan existiendo”.

La mayor parte de su dieta consiste en hierba, raíces, bayas e insectos. También comen peces y mamíferos, como la carroña. Foto: Diana Zendejo

Zendejo Valles comentó que, hace muchos años, México tenía una subespecie de oso grizzly que fue extinta por inconvenientes que hubo con ganaderos, estos no fueron escuchados, decían que la especie desplegaba ganado, pero el Gobierno de México junto al de Estados Unidos no les intereso escucharlos.

El oso grizzly mexicano representaba en ese entonces perdidas económicas para el pequeño fragmento compartido entre Estados Unidos y México, se hicieron planes de erradicación para acabar con la subespecie y lo lograron, por ello, la bióloga no quiere que se vuelva a repetir el mismo error.

Acerca de la relación con National Geographic fue por la convocatoria para jóvenes exploradores: “Young Explorers Grants” (YEG) dirigida a jóvenes de 18 a 25 años de edad de todas las nacionalidades.

Las becas de National Geographic van dirigidas a estudiantes que deseen investigar y desarrollar proyectos relacionados con la exploración y la conservación. Los fondos sólo son de apoyo, lo ideal es que, las y los jóvenes encuentren otros modos de financiación adicionales para llevar a cabo los diferentes proyectos.

Me siento muy agradecía porque en mi generación me toco ser la única latina, en la que entro después ya hay otro chico que es mexicano, si se puede. En Young Explorer hasta donde sé, somos dos mexicanos los que estamos vigentes, pero en la categoría de los exploradores adultos ya son más, las convocatorias están en la página, dijo Zendejo Valles.

El oso americano es una especie endémica al Norte de América. Foto; Diana Zendejo.

Explicó que, el proceso es riguroso porque tienen que hacer entrevistas y entregar anteproyectos, pero una vez que estan dentro y algo en lo que coincide con otras y otros exploradores es que, la experiencia profesional es enriquecedora, no solo por el honor de llamarles “explorador o exploradora”, sino que National Geographic invierte mucho en la formación profesional de sus exploradores, como en visibilizar sus trabajos.

Por otra parte, puntualizó que, para introducirse a la fauna silvestre y recursos naturales hay tres pilares importantes: el manejo de fauna silvestre, la conservación y restauración. Con los osos se dio la oportunidad de conocer la conservación, ya que, tenía conocimiento de los primeros dos.

Aparte del proyecto con los osos, está trabajando con un amigo, quien es antropólogo en la Universidad Autónoma de San Luis, sobre las dimensiones humanas, dentro de un mes estarán en una mesa de dialogo con varios restauradores ecológicos.

Muchas de las personas que estamos invitando son restauradores, gente que es activa en restauración ecológica, porque nosotros lo que queremos hacer es como de somos jóvenes, nos interesan las dimisiones humanas, pero ¿cómo nos están formando las universidades?, algo que encontramos eran dos extremos opuestos, estuve ve unos meses en un primer posgrado en Chiapas y me salí por lo mismo, añadió Zendejo Valles.

El primer polo que mencionó fue el satanizar por completo el manejo de los recursos naturales, algo en lo que no está de acuerdo, la otra postura era ignorar completamente los sentires de los agricultores y ganaderos, la metodología a veces era imposible de costear para estos actores.

Por ello, en un debate con su amigo se percató del como las y los están formando como estudiantes, en dos polos que no se llevan y no solucionan.

El chiste es que, como restauradores nos capaciten para encontrar una solución, darnos cuenta de que los problemas se negocian para que ninguna de las dos partes salga perdiendo, queremos saber los sentires de otros restauradores, generar un documento y hacérsela llegar los líderes en este tema y decirles esto es lo que sentimos, dijo la bióloga.

Zendejo Valles hizo un llamado, darse cuenta de que los temas de conservación y restauración ecológica no son fáciles o simples, pues las cosas son más complejas de lo que parecen, además no todo es culpa de la sociedad o los académicos, pero se pueden hacer colaboraciones, con el fin de ver lo que influye a que un ecosistema o especie se pierda.

Su peso varía de acuerdo al sexo, ya que los machos pueden alcanzar de 115 a 270 kilos, y las hembras de 92 a 140 kilos. Foto: Diana Zendejo

Mencionó que, cuando hay un problema ecológico y se analiza desde sus diferentes aristas sin tener posturas extremas, satanizar o santificar algunas de las situaciones que están ocurriendo, tendrán propuestas más realistas que ayudara a tener mejores resultados.

La conservación del oso negro no es fácil, por la fragmentación de su hábitat ha tenido bastante en contra, también influyen otras cosas, darnos cuenta de que la problemática ambiental existe y está ahí, cada día se necesita que nos pongamos las pilas como ciudadanos porque no nada más es labor de los académicos y de la persona dueña de las tierras, sino nosotros como consumidores y como ciudadanos, al exigir a los políticos y empresas que hagan lo que se tiene que hacer, finalizó la bióloga.

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