La Libertad según l@s Zapatistas – II
La Libertad según l@s Zapatistas – II
Gaspar Morquecho
¡Santanás!¡Juega tu papel!
La carta invitación de la Comisión Sexta del EZLN-Coordinación de Escuelita Zapatista para la Libertad, estaba hecha con toda la mano:
“Compa:
Reciba los saludos de las mujeres, hombres, niños y ancianos del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional.
Es un honor para nosotros el invitarlo a que participe como estudiante, estudiante o estudiantoa, en el curso de Primer Nivel de: ‘La Libertad según L@s Zapatistas’ en el año del 2013.”
En la invitación nos indicaban que el curso iba a ser del 12 al 17 de agosto y que se podía tomar en uno de los Caracoles Zapatistas, por video-conferencia o diferido. Nos pedían que les hiciéramos saber si aceptábamos la invitación.
Habían preparado y organizado todo para que el curso se llevara a cabalidad: un cuestionario mínimo para acomodarnos en un Caracol o en la video-conferencia, cómo conseguir el paquete de materiales, DVDs y libros de texto y una dirección electrónica para enviar la aceptación, declinación, el cuestionario y “cualquier asunto referente a la escuelita zapatista”. Nos indicaban que de Enlace Zapatista recibiríamos una clave de pre-registro que junto con la carta invitación deberíamos de presentar en fecha y lugar determinados.
Se despedían con el mejor de los deseos:
“Vale. Salud y que tod@s aprendamos a ser mejores seres humanos.”
Un deseo muy improbable en los agitados años de la década de 1970. Época de la “firmeza revolucionaria y combativa”, de los saludos “proletarios”, “comunistas” o “revolucionarios”.
En el formulario nos pedían una serie de datos que le permitieron al Sub jugar con algunos de ellos. Generales: Nombre, lugar y fecha de nacimiento, residencia actual, organización, grupo o colectivo. Sexo. Estado general de salud, alguna enfermedad crónica. Modalidad del curso a recibir o si sólo le interesaba adquirir los materiales de estudio y cerraban con una pregunta: “¿Algún comentario o aclaración? (tipo: ‘voy con familiares, quisiéramos que nos acomodaran juntos -o separados-«, «el frío me hace daño, si se pudiera un lugar donde no haga mucho frío’, etc.” Como que la intención era garantizar los mínimos de una estancia segura y agradable.
A San Coleto llegaba el eco de los martillazos y de uno que otro machucón de dedos en los Caracoles zapatistas. Las brigadas de trabajo se afanaban en cambiar el techo del auditorio del Caracol que Habla para Todos en la comunidad de Roberto Barrios o restauraban el del Caracol Resistencia Hacia un Nuevo Amanecer en la comunidad La Garrucha. Nos cuentan que había trabajo, entusiasmo y regocijo en las Bases de Apoyo cumpliendo la tarea.
En una carta anexa a la invitación me indicaban que no tendría necesidad de trasladarme a ninguno de los Caracoles para participar en La Escuelita, a menos que así lo pidiera. Entonces solicité ir al Caracol de Oventik. Mi egoísta interés era conocer una familia zapatista 20 años después del levantamiento armado. Ver qué había cambiado. Cómo se vivía en una comunidad zapatista. Cómo se materializaba el zapatismo. Cómo era una familia zapatista en el diario cotidiano.
Me comentaban que, “Los maestros y maestras” eran “compañer@s que históricamente han sido los mandos políticos de los pueblos zapatistas. Much@s de ustedes las y los conocieron en los Diálogos de San Andrés y en el recorrido de La Otra Campaña.” Era la posibilidad de encontrarme con ellos. Además, me habían dado un lugar en la lista de un grupo podría prestar un servicio a La Escuelita. De ser necesario, dar cobertura a algun@s compañer@s invitados. Algo más, también podía proponer a “familiares, amigos, compañeros que quieran ser invitados” que yo respaldara. Era la invitación a, “una de las acciones más importantes en la historia del zapatismo.
Encarrerado hice mi lista de invitados de tres compañeras y de tres compañeros. Tod@s, de coraza, con el zapatismo. En la espera estaba la banda de los compañeros que no habían recibido la invitación y los que no tenían su clave de registro para “concluir la inscripción”. Otros sabían de por sí no serían invitados por equis, ye o zeta, pero había otra banda, los que ni querían. A uno de mis invitados no le llegó la correspondiente… y a aguantar vara. Nada que hacer… Ni pregunten quién. ¡Víboras!. Total, llegó mi clave: VII190413gasparind50. Ahora ya podía inscribirme.
En medio de los a favor, de los en contra y los ni fu ni fa, había un entusiasta internacionalista invitado que pronto sería papá y hacía sus maletas mentales. No seas cabrón, le dije, el bebé estará naciendo por esas fechas y no puedes dejar sola a la compañera con el moco. “Ya tenemos acuerdo”, contestó. Qué acuerdo ni que magres tienes que estar con los dos. Entonces asomó la presencia y apoyo histórico de… la abuela: “No van a quedar solos. Los va a acompañar mi mamá”. Mmmmmmh… cabrón. Así sí. Le dije.
El sábado 11 de Agosto iba rumbo al centro de San Coleto y me topé con una columna de estaquitas de los compas. ¡Ah chingá! Ya están llegando. Capaz que vienen por los escueleros y capaz que también tendremos un nuestro Votán en la Escuelita de acá, me dije. En el centro asomó Salinas. Aquel compa que en Atenco le pusieron una su brutal mandanira. Llegó con su madre, hermana, esposa e hija. Me invitó a compartir la mesa. Ya que estaba yo sentadito, el cabrón de Salinas aprovechó para acusarme de que me había reído por la magriza que le habían dado. Por segunda vez su esposa me quedó viendo feo. Tenía razón. Saber que tanto sufrió la señora esos días. Total ahora me tocó aguantar vara. Las aguas retornaron a su cauce, disfrutamos la comida y los comentarios en torno a La Escuelita.
Va una explicación no pedida: resulta que el Salinas había sido de los jóvenes estudiantes que la Organización Revolucionaria Compañero (ORC) envió a hacer trabajo político en la clase obrera, en los estratégicos sindicatos nacionales de industria, como el de teléfonos, mineros y electricistas. Somos camaradas pues. Nos queremos pues. Pero, en la chilanga banda tenemos una pinche costumbrita de hacer de todo un chiste. No pocas veces, de forma muy pendeja… punto y aparte.
Regresando para traer el pasado. De las primeras cosas que me trajo La Escuelita, sobre todo después del Votán II, fueron aquellas nuestras experiencias de “vinculación al pueblo”, de “aprender del pueblo” y de “servir al pueblo”. El casete se regresó a 1972 ó 73. Del entonces del Autogobierno en la Escuela Nacional de Arquitectura. Del entonces de Ángel y tres estudiantes levantando un poblado en el área destinada para la zona urbana de un ejido en Los Altos. Del entonces que un centenar de estudiantes de la Prepa Popular de Tacuba estuvieron un mes en ese ejido participando de todas las tareas de las familias indígenas una forma de garantizar su ingreso a las diferentes carreras de la UNAM. Del siguiente año en que 40 preparatorianos se fueron a Los Chorros en Chenalhó y 40 más a Yalbá, en Huixtán. También eran, los entonces de los esfuerzos de los autogobiernistas Arturo y Marisela en la fundación de la OCEZ y del compa Manuel en Chiapas.
Ver a Salinas en la Escuelita trajo al presente al Melesio, El Greñas y al Hugo, también de Arquitectura. Tres estudiantes destacados por la ORC al trabajo sindical en TELMEX. Habían pasado los años. Más de cuatro décadas. Si los universitarios vieron como se derrumbó el Autogobierno en Arquitectura, los estudiantes proletarizados – Salinas, Melesio y Hugo -, insertos en la lucha por la Democracia Sindical y que a guajolotazos (1) contribuyeron a la caída del charro Salustio Salgado con 10 años en la dirección del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (1966-1976) STRM, ahora los tres están… ju-bi-la-dos, Y el ingeniero electrónico en comunicaciones egresado del Poli, Francisco Hernández Juárez – a casi cuatro décadas -, sigue en la dirección nacional del STRM con el beneplácito de Slimforbes. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué las/os telefonistas han reelecto por mayoría a Hernández Juárez en, al menos, 9 ocasiones consecutivas? ¿Democratizaron su sindicato? Al parecer tenía razón Beto Canaya, de los maos de Política Popular: “Los sindicatos son los eslabones más fuertes del Estado burgués”. Sin duda pertenecemos a una generación que vivió el auge del movimiento “obrero-campesino-popular-estudiantil”. Luego todo decayó. Festejamos el triunfo de la Revolución Sandinista y vimos como se derrumbó. Nos tocó ver fracasó la ofensiva final en El Salvador y, en Chapultepec, como se forjó la peor de las firmas de paz para Guatemala después de 30 años de lucha armada. ¿Que yo qué? Viendo caer las hojas. Ni democracia sindical, ni de la enseñanza, menos la nueva Revolución Democrática y Popular que nos propusimos hacer en México.
Total, estaba en esa discutidera y preguntadera interna cuando el Salinas me dijo: “Ya vi al Sergio y van a empezar a inscribir hoy en la tarde. Vamos”. Nel a mi me toca hasta mañana. Aí me lo saludas al Sergio, le dije. “Vamos cabrón mañana va a llegar el bonche de gente.” Chinga que no. Total, después de los sagrados alimentos agarré el vochito y me fui a inscribir. Estaba llegando Salinas y no falto el reclamo: “No que no”. De aquella banda de antaño solo 2 estábamos en La Escuelita y seguíamos sin ponernos de acuerdo.
A lo largo de lo que fue el Camino Real de San Juan Chamula a San Coleto había, por lo menos, 50 unidades del Sistema de Politransporte Colectivo Zapatista (SPTCZ) que habían trasladado, a las y los compañeros de la Comandancia, a las y los profes y al menos, 200 Votán – mujeres y hombres – y a los comisionados para los trabajos inherentes al desarrollo de La Escuelita. Los vehículos estaban enfilados y listos para trasladar al día siguiente a las escueleras y escueleros a los diferentes Caracoles.
Haciendo cuentas, por aquello de los reclamos cuantitativos y sólo pa’ darnos una idea: si Marcos dijo que había 2 mil inscritos, si luego se manejaron que habíamos llegado 1,700 y si de esos 1,700 nos quedamos en Sancris unos 150. El SPTCZ tuvo que trasportar a, más o menos, a 1,600 estudiantas, estudiantes y estudiantoas. Si por el largo recorrido, la seguridad y comodidad de los pasajeros, colocamos en promedio 8 por unidad, el SPTCZ movilizó 200 unidades con su chofer y copiloto. Entrado en el dato duro, el EZLN destacó a 1,700 Votan mujeres y hombres, más o menos, de las edades de las y los escueleros que dedicaron 9 días, es decir, 216 horas cada una/no para atendernos. Si sumamos los días de vida de cada una/no, el total de días fue de: 15,300. Algo así como 42 años. Si despliega un mapa carretero de Chiapas y ubica los 5 Caracoles en: Oventik, La Realidad, Morelia, La Garrucha y Roberto Barrios, suma el kilometraje y los multiplica por cuatro viajes que hicieron las unidades del SPTCZ, ahí me lo cuenta, pues calculando son, más o menos, un chingo de kilómetros. A eso calcule, combustible, aceite, lubricantes, desgaste de los vehículos y luego súmele las horas/hombre de chofer y copiloto resultarán otros chingos. Un economista nos podría completar el listado de conceptos. Pero, además, al menos 1,600 familias se prepararon para compartir esos días de sus vidas, sus actividades, techo y alimento con el alumnado. ¿Cómo se cuantifica ese compartir-se?
Chingá, y ver con qué pinche facilidad descalificamos una iniciativa.
Total, para entonces, como no tenía condiciones para dejar a la familia, había decidido quedarme a La Escuelita en Sancris. Pa’ inscribirme me dirigí a la ofis ontaba Sergio. Me pasaron con la compañera Priscila. Entregué invitación y clave. “Tú no estás en esta lista”, dijo la Priscila, “tú habías pedido en comunidad”. Sí, le dije, pero no puedo ir. Qué tal y me pueden cambiar. Priscila hizo un gesto de “Mmmmmmh…” Intervino Sergio y me enviaron a onde estaba registrado y despuecito me dijeron que ya habían hecho el cambio. Recontento regresé con la Priscila que por fortuna no se aguantó y me dijo, palabras más, palabras menos: “Una familia de los compas se estuvo preparando por mucho tiempo para recibirte y no vas a llegar”. ¡¡¡Trágame tierra!!! Me sentí muy apenado y mi corazón se hizo chiquitito. Entonces escribí una disculpa dirigida al Sub Moisés y al Sub Marcos:
“Ruego a ustedes una disculpa y, de ser posible, la hagan extensiva a las comunidades, a la familia que me iba a recibir, a la compa o al compa que me iba a acompañar esos días.
Con todo respeto y cariño
Gaspar Morquecho”
Por la mañana del domingo 11, habían llegado varias unidades foráneas con escueleros y escueleros de varios estados de la República y se distinguían las brigadas de internacionalistas listos y equipados para ir a su respectivo Caracol. No faltaron las y los compas que hicieron caso omiso de buena parte de las instrucciones del Sub. Llevaban sus eslipinbaj o esas espantosas botas de plástico. Por ahí andaban varios de los exentos: Adolfo Gilly, la Paulina, Jean Robert, Sylvia Marcos, Mercedes Olivera, El Mastuerzo, Gustavo Esteva, Neil Harvey, Pablo González Casanova, Gilberto López y Rivas, “mi comanche perisur”. A muchos sorprendió que en la lista de los exentos apareciera Armando Bartra. Todo el sistema de inscripción estaba listo. Ahí había montones de kits con los Libritos – con la calidad y presentación de Rebeldía -, y DVD. En una caja alcancía, usted depositaba el correspondiente takin.
P.D. Magisterial. Cuentan que el acuerdo de la Sección 22 en la SEGOB se puede traducir en un repliegue después del Paro Nacional. Unos dicen que para darle direccionalidad al movimiento. Ojalá.
P.D. Que el Sistema de Justicia pretende acorralar a la defensa del profe Patishtán para que su liberación sea bajo el procedimiento por el cual se liberó a los implicados en la Matanza en Acteal y de esa manera legitimar la medida.
P.D. Que sigue en pie un interinato para el gobierno de Chiapas: El Croquetitas por el güerito.
P.D. Interesante charla con Pablo Salazar bajo una sombrilla del Santa Clara. Temas: la coyuntura nacional, reformas, su afiliación al PRD para perfilarlo como un “partido de izquierda”, Chiapas y el conflicto en el ejido Puebla. Para nada mencionó al EZLN.
P.D. Energética. Sorprende como cayó el Ing. Cárdenas en la cancha del adversario. AMLO no la librará. Es decir la Reforma Energética va. Sin duda, el orden en que se presentaron las iniciativas del paquete de Reformas Estructurales no es casual, empezando por la modificación a la Ley de Amparo. O sea que: a palo dado, ni Dios lo quita.
P.D. Imperialista. ¿A qué llegó el vicepresidente yanqui a México?
(1) El Guajolote era un periodiquito de información, agitación, propaganda y organización de los compas en TELMEX. En la jerga de los trabajadores telefonistas, el guajolote era la conexión ilegal de una línea telefónica. Claro que con su respectiva mochada del cliente. Seguramente, con la modernización del sistema en TELMEX, el guajolote descansa en paz, al igual que aquel periodiquito de lucha.
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