No es nada personal

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Zoé Robledo, senador del PRD por Chiapas.

¿Alguien se acuerda por qué es el “pleito” que se traen en twitter los senadores Zoé Robledo y Javier Lozano? Me pregunto cuánto tiempo más seguirá. El problema de cuando se enfrascan en una discusión estéril es que se pierde la atención de lo verdaderamente importante. Los medios la pierden, la ciudadanía y hasta ellos mismos.

El “pleito” comenzó por el debate energético. En su argumentación a favor de las reservas al cuarto dictamen de las leyes secundarias de la reforma energética Zoé Robledo cuestionó el pre dictamen en materia de telecomunicaciones (ya votado) y recriminó a Lozano que en su predictamen no hubiese incluido la eliminación de la larga distancia.

Desde la semana pasada los senadores han continuado con ese “pleito” en twitter. ¿Qué gana la ciudadanía con esto?
Hay que saber diferenciar el dialogo y el debate de las y los políticos en las redes sociales en línea, que se agradecen, de las discusiones estériles que perturban, y no abonan a la construcción ciudadana.

Los senadores han dejado a un lado los argumentos para anteponer los calificativos y hasta los insultos. Alguno de los dos debería de dar muestras de sensatez y aprovechar la atención que ahora tienen para dar argumentos, explicaciones a la ciudadanía sobre las reformas estructurales.

¿Por qué se lo toman personal?

Hace unos días el grupo de teatro Puerta Abierta dio a conocer una carta pública dirigida al gobernador del estado, Manuel Velasco en la que manifiestan su inconformidad con los directivos del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (Coneculta).

Óscar Palacios, director de la coordinación de enseñanza y fomento artístico respondió la carta, que no iba dirigida a él.

El problema de su contestación es que al ser funcionario a no se entiende –al menos yo no lo entiendo- si es una posición institucional de Coneculta, del gobierno del estado o una respuesta que hace a título personal.

Si se trata de una posición institucional, ya sea de Coneculta o del propio gobierno del estado, estaríamos  entonces ante una de las respuestas más groseras que se han dado de parte del Estado a una petición ciudadana. Carente de todo tipo de diplomacia o conciliación. Decir que el trabajo de un grupo de teatro formado por ciudadanos y ciudadanas “sale sobrando” es grosero y petulante.

Si la respuesta de Óscar Palacios fue a título personal estamos frente a otro caso en Coneculta que visibiliza la falta de una cabeza en esa institución. Cada quien hace lo que quiere.

El problema de cuando las y los servidores públicos se toman las cosas personales –lo digo por los dos casos de los que he hablado en esta columna- es que se pierde el tiempo y la ciudadanía no obtiene ningún tipo de provecho. Es demasiada soberbia y una falta de respeto para las y los ciudadanos reducir un asunto de políticas públicas a una cuestión personal.

 

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