Los “Aquiles” priistas detrás de la inmolación en el Congreso

Hay dos Aquiles que están involucrados con la inmolación de Agustín Gómez Pérez afuera del Congreso del Estado, quien pedía la liberación de su tío Florentino Gómez Girón. El primero es el diputado local priísta, quien hizo ver como malnacidos a las y los que critican –criticamos- el gobierno de Manuel Velasco Coello, con su discurso tan atropellado por el segundo informe de gobierno. El otro es el director de gobierno de la subsecretaría de gobierno y derechos humanos y ex diputado priísta, Aquiles Espinosa. Uno está involucrado por cacique y el otro por torpe, aunque es más criticable quien lo mandó a “negociar”.

Roberto Aquiles Aguilar es el coordinador de la bancada del PRI en el Congreso del Estado. Un sujeto que cada vez que sube a tribuna demuestra su sumisión hacia el Poder, quien sea quien lo ejerza. En su momento elevó “loas” al ex gobernador, Juan Sabines Guerrero y ahora lo hace  con Manuel Velasco Coello. Su discurso tan cargado de fanatismo, frases elogiosas muy hechas,  y sin argumentos sólo es comparable los que se ha atrevido a pronunciar la diputada, Magdalena Torres Abarca del PVEM;  e Isabel Ancheyta, diputado del POCH -¿Cómo es que se llama ahora ese partido? Se me olvida, sólo recuerdo que tiene círculos de colores-.
Aquiles Aguilar no ha propuesto ni una iniciativa propia en el Congreso del Estado. Cuando sube a tribuna lo hace para elogiar al gobernador en turno. Se irrita rápido cuando es cuestionado por la prensa, así que prefiere evadirla. Critica desde tribuna a las y los ciudadanos que no concuerdan con su partido y con el gobierno en turno: “Están en el radicalismo de no querer entender las cosas”. Suele hasta ser vulgar para dejar en claro, según él, quién es: “El único talón de Aquiles es que es un chingón” dijo a la prensa una vez cuando se le cuestionaba sobre el otorgamiento de concesiones durante la administración pasada, que después ya no se entregaron. Salió a defender a su compañero de partido David García Urbina, quien fue detenido cuando estrelló su carro contra de una farmacia y agredió a los empleados del negocio y policías cuando intentaban detenerlo. Minimizó las ofensas: “Fue un error en el que incurrió el compañero. No hubo agresión hacia nadie y lo que dijo fueron sencillas palabras que no ofendieron a nadie”.
El perfil de este diputado es el de un cacique cualquiera. De esos que viste pantalón topeca, cinturón piteado y botas. Es el cacique de Ixtapa. Ha estado en pugna con el grupo de Florentino Gómez Girón, quien también tiene historia. Al final del día Gómez Girón terminó usando las mismas estrategias de quienes tanto crítico: condicionó el acceso a los servicios de salud, educación, agua, luz a cambio de la participación de la comunidad en las acciones políticas contra el partido oficial.
El gobierno del estado, en otra acción torpe –usted disculpe, pero me quedó sin palabras para calificar ese tipo de actos- unas horas antes de que liberara a Florentino Gómez Girón emite un extenso comunicado y dice que su delito no sólo es el robo de ganado, sino también hay otras averiguaciones previas por delitos mayores. ¿Ideay? ¿Qué pasó? Si tenían otros delitos por qué no lo detuvieron por ellos desde el inicio.
Mandaron a “negociar” a Aquiles Espinosa, otro priísta. Que llegó a defender a su partido con las y los manifestantes, y demostró ser un mal operador al no poder evitar la “inmolación” del joven de 21 años. No funcionó porque su premisa con los familiares de Florentino fue: “ellos son los malos y los priístas somos los buenos”. Y no se trataba de buenos y malos, sino de resolver un problema que, literalmente, les explotó en la cara.
El gobernador del estado, Manuel Velasco no se debe de preocupar por quienes lo critican, debe de preocuparse por los que lo alaban y el montón de intereses que tienen. Lo malo de las adulaciones es que nublan la vista. Lo malo de no tener equipo es que se tiene que trabajar con lo que hay y con lo que se ha ido recogiendo en el camino. Lo malo de no conocer los problemas sociales de Chiapas es que no se sabe medirlos y por lo tanto evitarlos.
Lo, realmente, malo de todo esto es que el problema de fondo en Chiapas continúa: los cacicazgos, la falta de justicia social, un trabajo de construcción ciudadana. Lo malo es que hoy, al menos, tres mujeres están graves de salud por haberse sometido a una huelga de hambre. Lo malo es que un joven de 21 años está al borde de la muerte en el Distrito Federal. Lo malo de esto es que hay familias desplazadas. Lo peor es que no ha terminado y que el gobernador del estado y los aduladores que lo rodean no lo saben.