Los desaciertos del Festival de Cine de San Cristóbal

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Del 16 al 24 de enero se desarrollará el Festival Internacional de Cine de San Cristóbal de Las Casas. La comunidad cinéfila espera ansiosa el momento en que al fin se presente la cartelera completa, la cual será anunciada en los próximos días (alrededor de una semana antes del inicio de actividades) y promete estar llena de sorpresas.

Es, en general, una buena noticia. Aunque la sospecha generalizada es que la selección oficial estará compuesta de películas ya muy vistas en el circuito de festivales y en internet (e incluso en la tele), es probable que al público sancristobalense muchos de los títulos le resulten ajenos. Habrá retrospectivas de Costa-Gavras y de Jorge Fons; el invitado de honor será el festival de Sarajevo (del cual, lamento reconocerlo, ignoraba su existencia); la película “César Chávez”, dirigida por Diego Luna, se presentará al aire libre; además de talleres y conciertos gratuitos.

Será, sin duda, una fiesta del cine que ya le urgía a Chiapas.

Sin embargo este festival viene rodeado de polémica y va sumando desaciertos, además de su condición inequívoca de ser una más de las estrategias del actual gobierno estatal para aparecer gratuitamente en las portadas de las revistas de espectáculos (y al decir de Mario Uvence, lo que ellos esperan es que haya “gran derrama económica”, dejando ver que las actividades no están planeadas desde una perspectiva cultural sino turística, lo cual se hace evidente en tanto las instituciones responsables de la cultura en Chiapas han quedado fuera de esta iniciativa, tanto a nivel estatal como municipal).

Creo que uno de los principales desaciertos del festival es el hecho de ignorar el trabajo audiovisual que se ha hecho en Chiapas en los últimos 20 años. Es algo natural, si consideramos que ninguno de sus organizadores ha trabajado haciendo cine en este estado (ni Miguel Camacho, ni Andrea Stavenhagen, ni Jean-Christophe Berjon). A eso se le debe sumar la consecuente distancia entre ellos y la comunidad de realizadores locales, así como su desconocimiento de las principales referencias culturales (la página del FIC-SC dice, por ejemplo, que el Teatro Hermanos Domínguez está en el Centro).

Por suerte han incluído en su equipo a personas que sí conocen Chiapas, que sí saben los nombres de los espacios culturales, de escuelas de arte y de las y los realizadores locales. Todas esas personas, valiosas, talentosas y llenas de ánimo, hacen el trabajo logístico, apoyados en un amplio grupo de voluntarios.

Pero que los organizadores conozcan las calles de la ciudad o la ubicación de los teatros es irrelevante, estamos hablando de cine y los tres son, sin duda, conocedores del tema. Por eso llama la atención que su selección chiapaneca sólo contemple películas hechas en los años 70 del siglo pasado (o antes), se dan un brinco que ignora toda la producción de 1979 a 2012 (un periodo prolífico del documental chiapaneco —o cine de no ficción—, que incluye todo lo que se hizo alrededor del levantamiento zapatista, “curiosa” omisión) y sólo presentan producciones recientes en las que el EZLN aparece “más como decorado que como protagonista” (comentario de una realizadora y curadora de un festival local).

Es imposible saber si las omisiones son resultado de peticiones específicas del gobierno del estado (como lo podría ser la sección dedicada al medio ambiente), del secretario de turismo o una decisión curatorial basada en otras cuestiones. Puede ser una decisión basada en la participación de IMCINE o de centros educativos con base en la Ciudad de México (el periodo ignorado 80-90-2000 se caracteriza también por la ausencia de IMCINE y de otras instancias en Chiapas).

Podríamos hablar, entonces, de un festival con una mirada chilangocéntrica del cine chiapaneco.

En cuanto se anunció el festival, mucha gente se percató que, a diferencia por ejemplo, de los festivales de Guanajuato o de Morelia, al FIC San Cristóbal le faltaba una sección para promover la producción local. En poco tiempo intentaron subsanar la grave omisión y apareció una sección dedicada al cine chiapaneco, y tuvieron el tino de nombrarla “arqueologías”.

Las críticas no se hicieron esperar, desde los jóvenes realizadores que, indignados, posteaban en la redes “ni que fuéramos piedras”, hasta aquellos que señalaron la carga etnocéntrica de dicho nombre. La modificación llegaría a principios de diciembre, cuando cambiaron el nombre de “arqueologías” a uno más polite: “Tiempo y memoria”. A pesar del cambio de nombre, sigue siendo claro el desinterés por impulsar la producción local, pues esta sección regional se mantiene fuera de concurso (a diferencia, insisto, de lo que han hecho bastante bien los festivales de Guanajuato y Morelia, ellos si, impulsando y premiando a las producciones locales).

Esta dificultad de nombrar y darle forma a una sección dedicada a Chiapas pone en evidencia una forma de ver ese mundo indígena imaginario, aséptico, de piedra, pero también esa idea de provincia habitada por gente “fuera de la civilización” (lo que sea que eso signifique), como dice un amigo, recuerda a la gringa que va a estudiar a los chamulas en el cortometraje “Nuestra Señora” de Alazraki (1953), que tenía como tesis que los indios mexicanos no tenían ningún sentido de la estetica y el arte.

El desinterés por lo local se refleja en la siguiente anécdota: El cineclub Kinoki es un espacio cultural que de manera independiente ha promovido el cine de autor y el documental desde hace más de diez años en la ciudad de San Cristóbal. Ha sobrevivido a otros proyectos y es una referencia en cuanto a cineclubs que se instalan fuera de las grandes ciudades y desvinculados de universidades. Ha sido sede de muchos festivales, locales, regionales, nacionales e internacionales. La cosa es que hace como dos semanas me topé ahí con Miguel Camacho, director del FIC San Cristóbal. Ignoro hace cuántos años vive en esta ciudad, pero podría apostar que era la primera vez que visitaba dicho cineclub. Al menos el festival ha servido para que lo conozca.

Pero ese desinterés es más un síntoma del desconocimiento del proceso vivido en los últimos 15 años en cuanto a realizaciones, formación, espacios de confluencia local, trabajo colectivo y construcción de una mirada y una narrativa propia. Pareciera que luego del echeverrismo —que formó y acogió a muchos de los que vendrán al festival— no hubo nada hasta que aparecieron los talleres de formación de Ambulante y del CCC, quienes recientemente incursionaron en San Cristóbal, con la misma visión centralista.

Incluso proyectos han tenido que defender su trabajo, como es el caso de “Cine Callejero San Cristóbal”, pues la cuenta de Facebook y Twitter del FIC usó una foto de sus proyecciones como forma de promoción navideña. Luego de varias reclamaciones la borraron de Facebook, pero en Twitter todavía se puede ver https://twitter.com/FICSanCristobal/status/547805698793295874). De ahí que los organizadores del cine callejero se mantengan en su exigencia de respeto: https://www.facebook.com/alexparraf/posts/10152955995501617?pnref=story

Lo más seguro es que no sucederá, pero me los imagino diciendo “este no es un festival chilangocéntricoen la conferencia de prensa donde anunciarán el programa completo… en la Cineteca Nacional, ahí, en el corazón de Coyoacán.


Estoy convencido que en el FIC-San Cristóbal hay gente valiosa y honesta, cuyo interés principal está en el cine (y en algunos casos incluso podría decir que les interesa el cine chiapaneco). Ojalá que su mirada gane terreno ante los que sólo ven en este festival la “derrama económica”, la promoción del partido en el poder, la chambita o la oportunidad de “saludar a los famosos”.

2 Comentarios en “Los desaciertos del Festival de Cine de San Cristóbal”

  1. Delmar
    11 enero, 2015 at 19:25 #

    Buena nota Leonardo, coincido contigo. Quizás uno de los defectos, sin duda es el ignorar la producción Chiapaneca, y anexar películas de los 70 y 80 que no son ni las mejores ni nada, salvo una o dos por ahí que sí rifa. Bueno, ojalá el Festival dejé aprendizajes. Saludos.

  2. Rafael Martínez f.
    10 enero, 2015 at 16:21 #

    Soy un ignorante de este medio, lo que consideró es que anteriormente NADIE se había atrevido a que este espectáculo cultural y turístico, se diera en esta ciudad… CULTURAL y TURÍSTICA, pero todo proyecto debe de tener un inicio y los que están en el medio e interesados, NO LO DEBEN DE HACER UNA CRÍTICA DESTRUCTIVA, sino sumarse a la idea y CONTINUARLA QUE ESTA POSIBILIDAD PARA SAN CRISTÓBAL, cresca se nutra y se mejoré, y que cada vez se REALICE… Ya hay un principio…pues que no exista un final…que se planteen las estrategia para el próximo año y así sucesivamente… Los que conocen y saben de esto, pues a juntar energía y plantearlas… Como ha venido sucediendo con el festival de Jazz, iniciativa de varias personas de esta ciudad que en su inicio fue muy golpeado, pero ahora ya establecido es un gran EVENTO… Estoy bien …

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