La ausencia del Poder Legislativo

Las ausencias del diputado Willy Ochoa de las sesiones del Congreso del Estado no va en detrimento sólo de su trabajo legislativo o su imagen –es obvio que ninguna de los dos temas le importan-; sino va en contra de toda la figura del Poder Legislativo Local.

El diputado del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Willy Ochoa sólo ha asistido a dos sesiones desde que tomó protesta como legislador local. La Junta de Coordinación Política hasta le creo una comisión a modo para poder justificar sus inasistencias. Ni  siquiera a la sesión en la que se le designó como presidente de la comisión de enlace legislativo entre el Congreso de Chiapas y el de la Unión tuvo a bien presentarse.

Las críticas han sido constantes hacía el diputado priísta por sus faltas frecuentes a un trabajo por el que está devengando un salario nada despreciable: 66 mil 866 pesos mensuales libres de impuestos más 10 mil pesos de apoyo legislativo.

Es obvio que a Willy Ochoa poco o nada le importan esas críticas. Apelar a su conciencia política, al compromiso que debería de tener con la ciudadanía que votó por él -y la que no votó-  sería otorgarle al legislador una calidad moral, la cual ya demostró que no tiene.

En este caso habría que exigirle al presidente de la mesa directiva del Congreso del Estado, Eduardo Ramírez Aguilar que haga valer la Ley Orgánica del Poder Legislativo y ante las faltas recurrentes del diputado que llame a su suplente.

Cada día que pasa y no lo hace quien pierde es el Poder Legislativo que tiene menos credibilidad ante la ciudadanía.

En poco más del mes que lleva está legislatura nada bueno se puede decir de ella. Como que si fuera imposible de creer se ve más opaca que la anterior, con menos compromiso y sin ánimo de transparentar sus acciones.

De las finanzas del Poder Legislativo nada se sabe, los acuerdos en la Junta son un secreto hasta para las diputadas y los diputados que no forman parte de este órgano.

El presidente de la Junta de Coordinación Política, Hugo Mauricio Pérez Anzueto no ha querido hablar desde que asumió el cargo. Sale, literalmente, huyendo en cuanto ve una grabadora.

Eduardo Ramírez como presidente de la mesa directiva tiene un papel igual de gris y tímido que el que tuvo como Secretario de Gobierno. Las ausencias de Willy Ochoa las pasa por alto en detrimento de todo el Poder Legislativo.

Los presidentes de ambos organismos de gobierno del Congreso Local, Eduardo Ramírez y Hugo Mauricio Pérez Anzueto personifican lo que parece ser todo el Congreso Local, son más bien una figura de ornamentación y de trámite que un contrapeso en el Estado y una representación popular.

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