Campaña Nacional en Defensa de la Madre Tierra, Parte I

Cintalapa, tierra rica en recursos ambientales, despierta la ambición de caciques. Foto: Cortesía

Cintalapa, tierra rica en recursos ambientales, despierta la ambición de caciques. Foto: Cortesía

 

Campaña Nacional en Defensa de la Madre Tierra: un muy complejo proceso de conformación de la asamblea regional  Chiapas:

Por Miguel Angel A. García A.[1]

 

Luego de más de dos años de forzada ausencia, hace unos cuantos días (29 de junio) regresamos a nuestra añorada ciudad de Jovel, con el fin de participar –por invitación expresa de los promotores de tal evento- en una reunión de trabajo de la llamada “Campaña Nacional en Defensa de la Madre Tierra: en defensa de la Tierra y el Territorio”[2], en lo que corresponde a la conformación de su “capítulo Chiapas”.

Cuando me llegó por correo electrónico la invitación–inicialmente para una reunión anterior celebrada el pasado día 14- acepté sin dudarlo. Nada más que a esa reunión no alcancé a llegar a tiempo, pues exactamente el 13 de junio en la noche, el movimiento magisterial de la sección 22, apoyado por padres y madres de familia (y con réplicas parciales en Chiapas) reinició con gran intensidad los bloqueos carreteros, sobre todo los instalados en todo el Istmo de Tehuantepec. Por tal motivo, habiendo salido a las 20 hrs en autobús de la ciudad de Oaxaca, con miras a llegar a San Cristóbal de las Casas a las 7 am, del citado día catorce ¡Niguas! tres bloqueos sucesivos (Jalapa del Marqués, Zanatepec y entrada Tuxtla Gutiérrez) con su respectivo bajarse del autobús, traspasar caminando el bloqueo y buscar otro transporte –mototaxi, taxi, autobús, aventón, lo que fuera- del otro lado, hasta…el siguiente bloqueo… Así que, en vez de 11 horas hicimos 22; pero ello no nos importó, por tres razones:

Primera y la más importante: por comprensión, solidaridad y apoyo al movimiento magisterial, y ahora, cada vez más popular (ojalá y siguiera sí)  en pro de abrogar la nefasta Reforma Educativa (y de ahí pa’l real, seguirle con las dos anteriores, la reforma energética y la reforma laboral, y alueguito, ya encarreradas-os, impedir que nos vayan a clavar las siguientes dos: la nueva más contrarreforma Agraria y la Ley de Aguas, cuyas iniciativas ahí están ya en la congeladora del Legislativo)(bueno, soñar no cuesta nada);

Segundo, a pesar del largo retraso, sí logramos llegar barriéndonos, a otra muy interesante e importante –para Maderas del Pueblo- reunión agendada para las 18 hrs., con el Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas (CDMCh) con quien estamos iniciando un trabajo conjunto en apoyo y acompañamiento a un muy activo y valiente grupo de mujeres indígenas y jóvenes líderas (¿así se dice?) naturales de Chimalapas, quienes en los hechos han venido demostrando un verdadero compromiso en la defensa de su ancestral territorio y de sus invaluables  bienes naturales, más congruente y firme, que el de la mayoría de compañeros comuneros hombres; y

Tercero, porque finalmente, la reunión de la citada Campaña realizada el día 14, fue incipiente y se acordó continuarla el día 30 del mismo mes de junio, reunión  a la cual si pude llegar (no sin avatares: 18 hrs de viaje desde DF, logrando llegar a Tuxtla y a Jovel, gracias a la habilidad de los conductores de autobuses “piratas” y urbans Corazón de María, para evadir bloqueos, yéndose por un enjambre de caminos vecinales, brechas, “calles” sin pavimentar en cerros, etc., etc.).

 

Ahora bien, por qué fue que como Maderas del Pueblo aceptamos con mucho interés la invitación a participar en esta reunión?

Obviamente, habiendo participado -de refilón y casi “casualidad”- en la reunión en que se anunció la conformación de la asamblea regional de Oaxaca, de la misma Campaña en defensa de la Madre Tierra (y habiéndonos sumado a ella, con el álgido y complejo tema relativo a la defensa del territorio ancestral zoque de la selva de Los Chimalapas y de sus invaluables bienes naturales, en el cual llevamos ya casi 30 años involucrados-as de forma comprometida) nos interesó el conocer directamente el proceso de conformación del capítulo Chiapas, y tomar elementos para decidir nuestra posible integración y –en su caso- nuestra posterior participación acá también en Chiapas, máxime retomando como MPS, el nunca olvidado, álgido, complejo y muy polémico tema de la defensa de la tierra y el  territorio de la Selva Lacandona, segunda bio-región en importancia del país, luego de Los Chimalapas (mitos históricos, fraude agrario, reubicaciones forzosas, desalojos violentos y hasta impune masacre, incluidas, sin olvidar aquello de su añeja historia de lucha agraria con la Quiptic, la Unión de Uniones, ARICs y EZLN) asunto al que también como MPS dedicamos once años de nuestro andar (2001-2012).

Y del resultado de nuestra participación en esta la reunión del día 30 de junio, no podemos dejar de reflexionar acerca de varios puntos observados, mismos que despiertan nuestra inquietud:

1° A nivel nacional, y por ende, reproducido en los enfoques generados en las asambleas regionales de Oaxaca y ahora Chiapas, el énfasis total de la Campaña en defensa de la Madre Tierra (expresado en Documentos, Declaraciones, Convocatorias, formatos; etc.) se centra en la denuncia y lucha en contra de Megaproyectos depredadores y en contra  del despojo y violación de los derechos colectivos de los Pueblos indígenas y comunidades afectadas.

Esto es, la lucha iniciada a través de esta campaña se centra en megaproyectos de infraestructura como son autopistas, aereopuertos y represas; extractivos, como son las minas; y algunos –las menos-  relativos al “capitalismo verde”, como son los parques eólicos y las plantaciones masivas de palma africana. Todo lo cual es sin duda, de lo más acertado, pues estos megaproyectos -enarbolados por los más diversos gobiernos (federal, estatales y hasta municipales, en todos los casos, sin importar el color partidista) y por empresas multinacionales, como emblemas de la “modernidad” y el “desarrollo”- implican la destrucción, contaminación, envenenamiento  y despojo, de amplios territorios indígenas y campesinos,  a lo largo y ancho de nuestra nación y del “globalizado” mundo.

Sin embargo y en contraparte, casi nada se habla ahí de lo que significa para la Madre Tierra y para los Pueblos indígenas y campesinos, el uso indiscriminado de agroquímicos y de la expansión de semillas transgénicas promovidas por el Estado y por la mayoría de sus Centros de Investigación (y de las que no sólo debiera hablarse del maíz, sino de otros plantas milenarias domesticadas cuyo centro de origen está en México, como son el jitomate y el algodón, o de cultivos cada vez más expandidos como lo es la soya; esta última promovida de la mano y para beneficio multimillonario de la multinacional Monsanto, y cuya lucha de resistencia, llevada a cabo en la península de Yucatán, por Organizaciones Sociales, Ongs y académicos-as comprometidos-as, resulta ejemplar).

Pero lo que consideramos más grave, es que esta Campaña omita señalar, denunciar y combatir, el sigiloso proceso actual, que para muchas organizaciones sociales, movimientos y ongs nacionales e internacionales -dentro de las cuales nos incluimos como Maderas del Pueblo- significa el mayor riesgo de despojo, apropiación privada y control de los bienes naturales, estratégicos para la supervivencia, no sólo de los pueblos y comunidades que los poseen y que los han conservado y valorado como un sagrado bien común, sino -a largo plazo- para la supervivencia misma de pueblos y naciones enteras.

Nos referimos a la mercantilización y consecuente privatización de los invaluables bienes naturales intangibles, como son el agua; el aire puro; la regulación climática; los genes y plantas medicinales que guarda la biodiversidad (y los ancestrales saberes indígenas sobre ellas) así como las increíbles bellezas escénicas existentes en montañas, ríos, lagunas y cascadas. Bienes naturales que por razones cosmogónicas, culturales, socio-productivas, culturales e históricas, aún existen mayoritariamente en los montañosos territorios indígenas y campesinos de México.

Estos invaluables bienes naturales habían venido siendo considerados desde tiempos ancestrales por los pueblos indígenas y sus comunidades, como entes sagrados, como partes vivas de la Madre Tierra, a la vez que como bienes comunes (bienes intangibles propiedad del pueblo para usufructo y beneficio del pueblo) y, además, como una herencia de los-as antepasados, cuya responsabilidad colectiva implicaba su cuidadoso uso, manejo y protección, para poder a su vez heredar a los-as descendientes.

Esta sabia visión ancestral, que ha venido dando cohesión y sobrevivencia a pueblos y comunidades, está hoy sometida a una radical y nefasta transformación, bajo el proceso cada vez más expandido, de mercantilizar dichos bienes naturales y privatizarlos gradualmente, a través de programas y proyectos gubernamentales generados por “expertos” del Banco Mundial, impulsados y aplaudidos por Fundaciones Internacionales conservacionistas (WWF, Conservación Internacional, The Nature Conservancy, entre otras)[3] y contrapartes nacionales (tipo Pronatura; Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable, AC ó Natura Ecosistemas Mexicanos, AC)[4] e implementados por instancias gubernamentales como la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONAP) y la Comisión Nacional para el conocimiento y uso de la Biodiversidad (CONABIO) bajo esquemas denominados “Pago por Servicios Ambientales” (hidrológicos y-o de biodiversidad); establecimiento de “Áreas Naturales Protegidas” (ANPs) bajo control y manejo del gobierno, muchas veces concesionadas abierta ó embozadamente a las citadas Fundaciones Internacionales y Ongs nacionales de corte conservacionista y sostenidas complementaria a través de fideicomisos bancarios específicos, a los que aportan importantes donativos deducibles de impuestos, empresas multinacionales como Ford Motors Co; Coca Cola, Bimbo, grupo Carso, Fundación Televisa, Fundación TV Azteca, entre otras); establecimiento de “Áreas Comunitarias Certificadas” (como astuta contra-alternativa oficial a la propuesta autonómica de Reservas Campesinas o Reservas Comunitaras) y el más reciente y muy controvertido y engañoso programa, denominado “Programa de Reducción de Emisiones de Carbono causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques” (REDD+).

Y decimos que estos conservacionistas esquemas mercatilizadores y privatizadores de los bienes naturales estratégicos, son sutilmente más peligrosos, que los abiertamente depredadores y contaminantes megaproyectos de “desarrollo”, porque, consideramos factible que, el lograr mostrar y difundir a través de los medios -de forma gráfica y visual- los efectos y consecuencias sobre el medio ambiente y sobre la salud humana de amplias regiones, causadas por la explotación de una mina a cielo abierto ó el derribo masivo de árboles y vegetación natural que significa la apertura de una autopista ó la construcción de una represa o de un mega aeropuerto, contando con ejemplos dramáticos de ello, puede lograr impactar a amplios sectores de la opinión pública urbana, actualmente sensibilizados por los cada vez más contundentes efectos del cambio climático y del calentamiento global sobre su vida cotidiana[5], y como respueta, convertirlos en aliados en nuestras luchas contra dichos megaproyectos.

En cambio, muy contraria a ello es la favorable reacción de la opinión pública urbana (y hasta rural) cuando ve por televisión las “bondades” de un proyecto de embotellamiento y comercialización de agua obtenida  de manantiales naturales; el perverso y divisionista pago en dinero a grupos campesinos, por “conservar” sus bosques y montañas (cosa que durante miles de años lo habían venido haciendo de manera comunal y como una obligación ética con la Madre Tierra) ; la construcción de un “bello” hotel de dizque “eco”-turismo en medio de la selva y junto a una impresionante cascada; o el muy ejemplar caso de aquellos programas televisivos de Discovery Channel, donde muestran a un famoso investigador rubio y barbado, vestido al estilo Indiana Jones, caminando en medio de una impenetrable selva (acompañado por un insignificante aborigen que le carga su equipaje y sus equipos científicos altamente sofisticados) avocado a buscar y encontrar la maravillosa planta con virtudes medicinales que, transformada en medicina occidental (píldoras e inyecciones) logrará la cura de mortales enfermedades como el SIDA, el cáncer ó la diabetes, todo ello para “beneficio de la humanidad”.

Lo que no se nota claramente en todo este sutil pero muy nefasto proceso de mercantilización y gradual privatización de bienes naturales estratégicos que, hasta antes de ello, habían sido considerados gratuitos, (de todos y para todos); que eran cuidados colectivamente por mandato de una ética comunalista ancestral, y que en conjunto eran considerados sagrados y conformaban gran parte de  lo que se denomina “Madre Tierra”, es que el control y apropiación de los territorios donde abundan dichos bienes, bajo un muy engañoso disfraz de conservación ecológica “para beneficio de la humanidad”, para grandes las gigantescas empresas multinacionales, embotelladoras de agua (ejemplo, Nestlé; Coca Cola; Bonafont); automotrices (ejemplo, Ford Motors Company; General Motors; VW); biotecnológicas y agroalimentarias  (Monsanto; Syngenta; DuPont); farmacéuticas (Novartis; Bayer, Roche; Pfizer, Sanofi-Aventis ); y del sector hotelero (del tipo Hilton, Marriott, Sol Meliá ó RIU) implica a largo plazo, no sólo un lucrativo y multimillonario botín, sino “de paso”, la posibilidad de un control político estratégico, al lograr literalmente, el control de la sed, la alimentación, la salud y la recreación, de los pueblos y naciones, de forma de que quiénes tengan para pagar, tengan acceso –vía compra al precio que sea- a estos vitales recursos (que ya no bienes) y quien no…pues ni modo… [6]

Y es precisamente este gravísimo y muy delicado riesgo el que la “Campaña Nacional en Defensa de la Madre Tierra” lamentablemente, tampoco ha notado. Esperemos lo haga.

(continuará)

[1] Coordinador general de la Ong Maderas del Pueblo del Sureste, A.C. y coordinador regional de la red Comité Nacional para la Defensa y Conservación de Los Chimalapas

[2] La “Campaña en Defensa de la Madre Tierra”, surge en 2014, como una iniciativa civil en reacción a la agresiva agudización de megaproyectos y acciones gubernamentales de despojo de territorios indígenas y campesinos y de destrucción de la naturaleza; a la fecha está integrada por alrededor de 180 organizaciones, pueblos, comunidades y barrios de distintas regiones del país. De ellas, cerca de un centenar están involucrados directamente en lucha contra un proyecto de despojo y depredación contra la tierra y el territorio. Esta Campaña que pretende funcionar como red, está conformada por ocho asambleas regionales, que son: Península; Occidente; Centro; Norte; Veracruz; Guerrero; Oaxaca y Chiapas

[3] Estas Fundaciones de corte “conservacionista” y de renombre mundial, tienen como una curiosa característica común el tener como principales donantes y sostenes financieros, a empresas multinacionales altamente depredadoras (como las petroleras  y mineras),  saqueadoras (como las farmacéuticas) ó contaminantes (como las productoras de agroquímicos y semillas transgénicas) y a los gobiernos de los países más industriales poderosos del mundo.

[4] Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable, AC y Natura Ecosistemas Mexicanos, AC son ongs conservacionistas mexicanas, fundadas por Julia Carabias Lillo, personaje paradigmático dentro del proceso de mercantilización y privatización de la naturaleza y adalid de los negocios “verdes”, cuyas actividades y negocios  los ha venido desarrollando en Chiapas, y específicamente en la Selva Lacandona. De ella hablaremos más específicamente más adelante en este mismo artículo.

[5] Pensemos solamente como un patético ejemplo de ello, los recientes y muy reiterados fenómenos de contingencia ambiental que se han presentado este año de 2016 en la Ciudad de México

[6] Un patético y aleccionador ejemplo de esto, lo es el caso del agua para beber. Ubicándonos  hace unos 30 años (1985) -seis años antes de brote de una nueva epidemia de cólera surgida en 1991 en Perú, por la supuesta contaminación de fuentes de agua potable, misma que fue  extendida artificiosamente por toda América Latina- quiénes de nosotras-s (mayors de 50 años hoy) nos hubiéramos entonces imaginado –cuando todavía se podía ingerir el agua de la llave y existían bebederos escolares- que un litro de agua (¡embotellada!) en el futuro iba a llegar a ser vendida a un precio cercano al  de un litro de gasolina ó al de un litro de leche, si por entonces un refrán muy popular decía que “Un vaso de agua no se le niega a nadie”. Y menos nos podríamos haber imaginado que, 30 años después, nuestro país ocuparía el primer lugar mundial en el consumo de agua embotellada, con tosa su contaminación plástica incluida en los desechables envases.

Un comentario en “Campaña Nacional en Defensa de la Madre Tierra, Parte I”

  1. Eufemio Aranda
    6 julio, 2016 at 16:25 #

    Amigo…Todo tu rollo esta bien ., Lo que al parecer no te has informado que esa zona esta concesionada a una minera canadiense hasta el año 2060…..Esta mala accion fuen validada por el disque presidente del empleo…………Hoy en dia en la region no hay autoridad ., la anarquia reyna en la zona., Todo esto al parecer asi estaba planeado para que asi la Cia. Minera se aprveche de la PACHA MAMA y entre los grupos se fortalesca la division Facilitando asi el saqueo.

Responder a Eufemio Aranda Haga clic aquí para cancelar el reenvío

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Comparta su opinión. Su correo no será público y será protegido deacuerdo a nuestras políticas de privacidad.