Peña Nieto, se acabó el sexenio

Peña

 

Es evidente, Peña Nieto no ha sido un buen presidente de México.

Después de la esperanza que para nuestro país significó la alternancia democrática con la llegada al PAN a la residencia oficial de Los Pinos. Dos sexenios panistas y lo que va de uno priista, han resultado un fiasco.

Por decirlo de algún modo: nuestra clase política ha prostituido nuestra democracia y también ha horadado la confianza nacional en nuestras instituciones.

Y el futuro no se augura positivo.

 

¿Qué tendremos los mexicanos –y hablo de la generalidad; no particularizo- que según las encuestas; tenemos en primer lugar para ocupar la silla presidencial en el 2018 a la mismísima primera dama Margarita Zavala?

¿De veras creemos que no estaba enterada de las acciones y omisiones gubernamentales de su esposo Felipe Calderón?

¿Que tendremos los mexicanos que según la última encuesta del Grupo Reforma, cinco por ciento de ciudadanos estarían de acuerdo en votar por el PVEM?

Un partido que ni es verde, ni ecologista, ni mayoritario. Un partido de elite diseñado para aliarse con el mejor postor. Un partido que en Chiapas ha decepcionado de manera mayúscula y estrepitosa.

¿Qué tendremos los mexicanos que no hemos sido capaces de diseñar instituciones que obliguen a los altos funcionarios y políticos a ser investigados y penalizados ante una percepción o acto corrupto declarado?

¿Qué hemos hecho mal, para que la prensa extranjera exhiba con lupa los actos deshonestos de la clase política y a los periodistas nacionales que lo realizan con el mismo rigor, se les despide o se les persigue?.

 

Y agárrese, porque repito; el futuro no parece nada halagador:

El entorno económico mundial no parece que cambiará. El motor de la economía que es China, ha decido reorientar su política económica hacia la promoción del mercado interno.

Donald Trump afortunadamente parece que se desploma y lo hace estrepitosamente. Pero Hillary Clinton no es la mejor candidata para la presidencia americana; en realidad es la opción menos peor. Lo es porque ha dicho en muchos foros que pedirá a México revisar el TLC, en los hechos, una nueva revisión de este instrumento comercial, beneficiaría más a Estados Unidos que a México. Porque como nueva presidenta, Clinton presionaría a un Peña Nieto desgastado.

En materia de política interna, nada más habría que recordar un dato; el 2018 será las primeras elecciones nacionales desde 1930 en donde habrá reelección.

Se alegan beneficios de la reelección. Pero si la clase política nos ha fallado en la consolidación de nuestra democracia representativa, probablemente vuelva a fallar otra vez; pero eso sí; aseguraran un puesto y más años viviendo del erario público.

¿Cómo puede confiársele la reelección a un alcalde que no presenta su cuenta pública o que tiene en la nómina a familiares y amigos?

¿Cómo puede confiársele la reelección a un diputado que aprueba leyes impopulares, que solo levanta el dedo -si es que asiste regularmente a las sesiones- y que se hace de la vista ante las omisiones de los alcaldes?

¿Cómo puede aprobarse la reelección de quienes promueven su imagen con recursos públicos?

 

Antes de que las reelecciones nos traigan la profesionalización de la clase política, lo que ocurrirá es que se vuelvan a crear cacicazgos políticos, regionales, municipales e incluso nacionales.

 

La persona por encima de las instituciones.

Si ya antes se había derrotado el ideal económico de igualdad de la Revolución Mexicana, ahora se le da el tiro de gracia al ideal político de la no reelección.

¿Vamos para adelante o para atrás?

¿Para qué quieren reelegirse? Si la clase política actual federal y de todos los estados de la república han roto los récords de acabarse la credibilidad, de impunidad y de corrupción?

Obvio, quieren reelegirse para seguir horadando las arcas nacionales, que nadie más lo haga y dominando nuestras instituciones para evitar salir del poder.

No hay más que dos alternativas, para detener el deterioro político, económico y social de México que la transformación. Una transformación que puede ser desde abajo con el crecimiento de la indignación nacional, una transformación que puede ser desde arriba o una transformación utilizando los instrumentos democráticos como son las elecciones y los votos.

 

Si votas, como ciudadano le das legalidad y legitimidad a un gobierno. Si no votas se la quitas. El peligro es que aun así se impongan los políticos. Pero de cualquier forma las elecciones son -o deberían ser- en primera instancia un instrumento de evaluación del trabajo de los políticos, en segunda; un instrumento que nos ofrezca a los ciudadanos, la oportunidad de elegir a quien queramos y no a quien nos impongan.

La transformación desde abajo se topa con el peligro del uso de las fuerzas represivas y la violencia que ello implica.

Pero la otra vía son las transformaciones desde arriba. Desde la clase política.

Para lograrla se necesita que el Presidente de la República haga su trabajo.

La gran pregunta es si ¿Lo hace? O incluso ¿trabaja para todos los mexicanos o solo para algunos cuantos?

 

En este caso, el actual presidente Enrique Peña Nieto tiene que realizar su trabajo y lo tiene que hacer bien por lo menos en el corto plazo los siguientes temas:

La gobernabilidad del país.

La solución de la crisis de la CNTE

La reactivación económica

No parece que pueda resolverlos satisfactoriamente para todos. Porque no ha podido resolver los temas que han lastimado a los mexicanos: la Casa Blanca, la corrupción de los gobernadores, la crisis de seguridad social y un largo etcétera que se le acumula.

 

El presidente no puede, eso es evidente.

Se le irá de la mano el control de la corrupción, el control de la sucesión presidencial, la gobernabilidad, el control de las variables económicas y el futuro de su grupo político. Particularmente, esto último a un servidor no le importa. Las instituciones político-electorales no deben ser eternas.

Pero la corrupción, la impunidad, el desarrollo de nuestra economía, la protección de nuestras instituciones –incluida la investidura presidencial- y la gobernabilidad si deben de interesarnos a todos.

Es obvio, todos los mexicanos no podemos hacer el trabajo que hace Enrique Peña Nieto. Pero este ya no tiene respuestas para la solución de los problemas mexicanos, porque ya no creen los ciudadanos en el presidente.

El país necesita un golpe de timón. Desde arriba no vendrá, porque ahí se privilegian los beneficios de unos cuantos; no puede impulsarlo Peña Nieto ni su gabinete ni nadie de arriba, porque la ciudadanía ya no cree en nadie. Desde abajo es posible, pero habrá respuesta violenta del Estado-Nación, lo que nos queda es elegir mejor a nuestros gobernantes.

Para la próxima, todos debemos de pensar que podemos elegir mejor a nuestros gobernantes.

Peña Nieto ya no nos sirve. Pero lo peor es que toda estará en Los Pinos dos años y medio más. Para el país serán los días más largos de los últimos tiempos.

Twitter: @GerardoCoutino

Correo: geracouti@hotmail.com

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