La Tuxtla Gutiérrez deseada y olvidada

El domingo 13 de noviembre tendrá lugar, de nuevo en la capital de Chiapas, una idea que, por no original de estas tierras, ya se había ensayado con ganas de hacer visible a una ciudadanía dispuesta a tomar iniciativas dirigidas a recuperar una ciudad huérfana de muchas cosas si se quiere mejorar la calidad de su vida.
Con la idea de 100 en 1 día, llevada a cabo ya en otras ciudades del país y del extranjero siguiendo su original puesta en marcha en Bogotá (Colombia), es previsible que aquellos preocupados por Tuxtla Gutiérrez vuelvan a la carga, en el mejor de los sentidos, tal como se hizo en el año 2014, donde se recogieron más de 100 iniciativas de distinta naturaleza y procedencia.

Tuxtla y sus primaveras. Foto: Jacob García

Tuxtla y sus primaveras. Foto: Jacob García

En lo personal y como ciudadano de Tuxtla, aunque no originario de ella, quiero destacar sólo tres aspectos para ser breve y no cansar a los lectores. El primero es que este tipo de actividades y acciones alientan la participación de aquellos, nacidos o no en la capital chiapaneca, pero que ven en ella su espacio de vida, muy degradado por un crecimiento caótico gracias a la especulación y la inacción política, además de poco agradable en lo urbanístico. Cuando eso ocurre las intervenciones ciudadanas parecen absolutamente necesarias, pero también hay que pensar que no son salvíficas si no existen otro tipo de circunstancias. Y es aquí donde va el segundo aspecto.
Este último consiste en la falta de políticas dedicadas a la ciudad y su continuidad, si es que resultan necesarias para las mejoras de la ciudad. Hay que eliminar la idea de que los ayuntamientos son botines, económicos y políticos, para echar a andar necesarias planificaciones que hasta ahora han sido inexistentes o poco visibles; y es ahí donde la ciudadanía debería tener una participación en esa proyección de políticas y en su supervisión. En situaciones tan complejas y con necesidades imperiosas como la que tiene nuestra capital ello debería ser irrenunciable para cualquier candidato.
El tercer aspecto, y para finalizar, quiere destacar que los puntos anteriores no servirán de nada si no se logra, y lo digo sin contar con la solución mágica para ello, que los habitantes y visitantes de Tuxtla Gutiérrez respeten y estimen su espacio de residencia, donde han vivido sus antepasados o crecerán sus hijos y nietos. Es decir, muchas ciudades son conocidas en el mundo porque sus ciudadanos sienten pasión por el lugar donde han nacido o elegido para vivir. Ejemplos sobran, por supuesto, pero en esas urbes sus habitantes tienen una identificación total con el territorio citadino, un orgullo de ser o de vivir en él. Por tal motivo lo conservan, embellecen y construyen. Crear o extender ese sentimiento, sin esperar la respuesta determinante de políticos, es un reto que debería brotar con iniciativas como la que se llevará a cabo el domingo 13 de noviembre.

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