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Casa de citas/ 310

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Héctor Cortés Mandujano

 

Hay una escena tierna en la violenta y maravillosa Érase una vez en América (1984), de Sergio Leone. Un niño, casi adolescente, en el camino de convertirse en delincuente, sabe que una muchacha, apenas mayor que él, hace favores sexuales a cambio de pastelillos. Él compra uno y pide al vendedor se lo envuelva lo mejor posible. Llega hasta la casa de la joven y ella, le dicen y alcanza ver su desnudez, se está bañando. Espera sentado en la última grada, al lado de la puerta. Su dedito toca el merengue y se lo lleva a la boca. Da otra probada. Espera la aparición erótica. Nada. Desenvuelve el pastelito. Se notan sus dudas, pero se lo empieza a devorar a dos manos cuando la muchacha abre la puerta. Ganó el niño.

 

***

 

Llegar desde un misterio a otro misterio más profundo

es la puerta al secreto de la vida

Lao Tse

 

Ilustración: Juventino Sánchez

Cuando fui a Tijuana, por supuesto que visité los lugares de perdición (en uno de ellos se me hizo tan de día que de ahí fui volando al hotel y luego al aeropuerto, cruzando los dedos para que no me fueran a impedir el abordaje por mi cara de cadáver fresco y mi aliento alcohólico), pero también fui a una librería donde compré Zen y el arte de la mantención de la motocicleta (Sexto Piso, 2004), de Robert M. Pirsig. Publicado en Estados Unidos en 1974 este volumen ha sido considerado el libro de filosofía más leído de todos los tiempos y tiene las recomendaciones, en contraportada, de Roberto Calasso y George Steiner. Nadita.

El volumen, de más de 400 páginas, cuenta el viaje del narrador que nunca dice su nombre (el propio Pirsig, según el epílogo), Chris, su hijo, y dos amigos (Sylvia y John), que los acompañan en la mitad del recorrido por un sinnúmero de parajes y ciudades norteamericanas. Pero lo central es lo que piensa este hombre, Pirsig, que estuvo en un hospital siquiátrico y cuyas disertaciones son a veces contradichas o interrumpidas por un alter ego que lleva puesto dentro de la cabeza: Fedro.

Platica con sus amigos y con Chris (p. 45): “La lógica existe en la mente. Los números sólo existen en la mente. Yo no me perturbo cuando los científicos dicen que los fantasmas existen en la mente. Es ese sólo el que me inquieta. La ciencia también está sólo en la mente, es simplemente que eso no la hace mala. Ni tampoco a los fantasmas. […] Las leyes de la naturaleza son invenciones humanas, tal como los fantasmas. Las leyes de la lógica y de las matemáticas también son invenciones, como los fantasmas”.

Es difícil hacer citas breves en un libro como éste, así que me concentraré sólo en unas cuantas (p. 140): “No vemos el tiempo. Ni lo oímos, olemos, gustamos o tocamos. […] El tiempo es lo que Kant llama una ‘intuición’, que la mente debe proporcionar al recibir la información sensorial. Lo mismo ocurre con el espacio. A menos que apliquemos los conceptos de espacio y tiempo a las impresiones que recibimos, el mundo es ininteligible, tan sólo una maraña caleidoscópica de colores, formas, ruidos, olores, dolores y gustos sin significado”.

Fedro, su otro yo, fue maestro universitario, por eso el narrador habla mucho de enseñanza y universidad (p. 159): “La verdadera universidad no tiene una ubicación específica. No posee propiedades, no paga sueldos ni recibe honorarios materiales. La verdadera Universidad es un estado mental. Es esa gran herencia de pensamiento racional que nos ha llegado a través de los siglos y que no existe en un lugar específico”.

Un consejo (p. 310): “Lo que hay que hacer cuando se trabaja en la motocicleta, como en cualquier otra tarea, es cultivar la paz mental que no aparta nuestro yo de nuestro entorno. Cuando eso se hace con éxito, todo lo demás sigue un curso natural. La paz de la mente produce valores correctos, los valores correctos producen pensamientos correctos. Los pensamientos correctos producen acciones correctas y las acciones correctas producen una obra que será el reflejo material para que los demás vean la serenidad que está al centro de todo”.

El libro, al final, cierra con la vida actual y real del protagonista. Allí nos enteramos que su libro tuvo 121 rechazos editoriales, que él estuvo en un psiquiátrico, que su hijo Chris fue asesinado y que ha tenido una nueva hija (Nell), quien golpea las teclas de la computadora y cierra el volumen con una línea que es (p. 435) “su primera obra publicada”: “ooolo99ikl;i.,pyknulmmmmmmmmmm 111”, que yo cito en el título de mi columna.

Contactos: hectorcortesm@gmail.com

 

 

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