Interjet, peor imposible

 

Imagen:
Huella Azul

[Primera de dos partes] 

Antier inició esta odisea. Calculamos estar en el aeropuerto una hora antes del horario de salida, 05:45 pm. El vuelo desde la ciudad de México saldría a las 06:45. Por ello nos adelantamos algo más de dos horas, para comer ahí, tranquilos, en alguno de sus restaurantes. Luego de almorzar, consultamos las pizarras de salidas y… ahí comenzamos este viacrucis. No se encontraba el horario de 06:45 para el vuelo 2607 de Interjet, sino el marcado con las 08:45 pm. Era el mismo vuelo pero no había ninguna aclaración. La tabla exhibía la frase gringa on time, es decir, “a tiempo”. Dos horas de retraso y ninguna explicación. No aparecía en la misma tabla, la puerta específica de la que saldría el vuelo, sino solo la sala general uno, sitio en el que permanecemos los pasajeros con diversos destinos nacionales.

Esperamos estoicamente en la gran sala, en donde dos mujeres, una joven y otra de 60 y tantos años, están igual de irritadas que nosotros. La joven viene de Puebla y va a Cancún. Dice que desde ayer por la tarde, le han cambiado varias veces el vuelo, mientras la grande vuelve a Tampico y expresa que lleva nueve o diez horas de retraso. De nuestra parte, el día que partimos del aeropuerto Ángel Albino Corzo de Tuxtla, soportamos cuatro horas de espera: estuvimos ahí desde las 07:00 am, pues saldríamos a las ocho, aunque despegamos en verdad casi al medio día. Pero ello no termina ahí, pues en mi caso particular, a finales de junio fui otra vez a la gran ciudad, e igual: me hacen perder tres horas en la ida, tres horas y media al regreso, y todo del mismo modo, absolutamente ninguna explicación. Demoras imputables al aeropuerto, informan, y nada más.

Esperamos y esperamos sin que la pizarra indique el punto exacto del embarque y, cuando son las 08:00 pm, ellas se arman de valor. Blanqui y las dos mujeres atraviesan la sala inmensa, van al mostrador de la aerolínea y vuelven a los 20 minutos, tan sólo con respuestas lacónicas: que no saben a ciencia cierta las razones de la demora, que en el caso de la señora y nosotros, con anticipación la empresa ha informado mediante mensajes de uasap acerca del retraso de sus vuelos: dos horas en nuestro caso y diez con la señora. Explican las mujeres que desde hace tiempo compramos nuestros pasajes con aquellos horarios, y que no habría razón para sustituirlos. Finalmente el personal les indica que ya “de un momento a otro aparecerá el puente de salida”. Que “así es esto de los vuelos y el aeropuerto”.

La pizarra advierte aún, que el vuelo está “a tiempo”, que saldrá a las 08:45 pm y, ¡por fin! Cuando faltan diez minutos para la salida, anuncian que el punto de embarque es la puerta Núm. 33, distante dos kilómetros, aproximadamente. Eso calculo, tras la travesía a pie y todos a marcha forzada. Sin embargo, cuando al fin llegamos junto a las salidas internacionales, nos dicen en el mostrador que “Tranquilos, señores. Ya pronto iniciaremos el embarque. En 30 minutos”.

Se siente en el ambiente el cansancio y el enojo público. Los niños juegan en el piso aunque se fastidian y lloran, se observan rostros desencajados, puños crispados y la murmuración in crecendo. Al rato, por fin se aparece la tripulación del vuelo, junto al mostrador en el que lamentamos nuestra ingrata suerte. Son cinco personas, quizá seis: todos arrogantes, cargados de razón, pero la rechifla no se hace esperar. Sarcásticamente la gente aplaude, avanza hacia el puente del avión, y es justo ahí en donde por así decir, se me sale el demonio: avanzo rápido tras el cinturón del perímetro, llego al frente de ellos, y a bocajarro expreso:

¡Señores tripulantes, escuchen! ¡Ya es tiempo que aprendan a administrar vuelos!

¡Ya es tiempo que aprendan a respetarnos, a respetar a su clientela!

La gente aplaude al unísono, los navegantes se ven inmediatamente a los ojos, y… quien parece ser el capitán, dice algo al oído de uno de sus acompañantes; todos continúan su camino, menos el del mensaje, quien lo transmite a uno de los empleados del mostrador. El dependiente me encara y pregunta mi nombre. Sosegado digo cómo me llamo, mientras el murmullo arrecia. Comienzan finalmente a vocear a los pasajeros —de acuerdo con las secciones de la nave— y es ahora, en el momento en que me corresponde avanzar e introducirme al transporte, cuando aparece una agente, probablemente policía del aeropuerto, tan sólo para espetar y decir con voces discordantes que ¡De ningún modo podrá viajar con nosotros, en este vuelo! ¡Ya el capitán no lo quiere dentro! Dice que con tanto enojo ¡Podría usted poner en riesgo el vuelo! Y que, de acuerdo con las leyes, reglamentos y “disposiciones aeroportuarias”, no podré viajar.

Vale un comino a la policía mis disculpas fundadas, la explicación de mi rabia contenida, reiterada ante la negligencia de la empresa. Y lo peor: valen un carajo las voces entrecortadas y las lágrimas de Blanqui, mi tesoro. Digo en voz alta que me disculpo, aunque para nada he faltado al respeto de los tripulantes. Que prometo mantenerme mudo durante el viaje y no soliviantar a los pasajeros ¡como si ello fuese posible! Pregunto por la reposición del pasaje y su respuesta es que tengo el billete perdido. Digo que me pongan en el siguiente vuelo, aunque sea al otro día, pero igual, la cerrazón o el veredicto de la policía es definitivo.

Y sucede entonces que mentalmente me enveneno. Por dentro de mí, maldigo del peor modo posible a la policía y a su descendencia; digo a Blanqui que sería incorrecto quedarse para acompañar mi frustración. Que las maletas ya están dentro de la nave, que se embarque. Suda, se enfurece y quiere tragar con los ojos a la agente policial, aunque ya se encamina al puente. Es probable que el avión haya despegado entre las 09:45 y las diez de la noche.

Retroalimentación porfas. cruzcoutino@gmail.com

2 Comentarios en “Interjet, peor imposible”

  1. SERVICIOS FILMICOS DEL TORO,S.A. DE C.V.
    4 septiembre, 2017 at 18:04 #

    En efecto. Cada primera semana de mes viajó a Tuxtla por Interjet.
    Me abrieron mi maleta y me robaron interpuso mi queja y NADA pasó
    Los vuelos de ida siempre con demora más de 2 horas y de regreso igual.me han cancelado
    Vuelo y cuando viajo resulta que me restringen los kilos de equipaje aduciendo que
    Mi tarifa es la más económica. Y no es verdad. Después de armar un Show admiten subir mi equipaje
    Y la tripulación alzados y arrogantes tanto las aerogatas como los tripulantes.
    Los viajes de CHIAPAS son discriminados. Tal vez por ser el Estado MÁS no dudo de la República Mexicana.
    Nos bajan lloviznando en CDMX en el campo para subir a los autobuses…
    Total unos HIJOSÉSUSH
    SIN QUÉ NADIE INTERVENGA. Y FRENE ESTOS ATROPELLOS.

  2. Francisco
    19 agosto, 2017 at 1:18 #

    Toño una más de este México surrealista, absurdo, un reflejo más de cómo los ciudadanos somos afectados por los estupidos que mal administran un aeropuerto insuficiente

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