El Sur de México

En contraste con los Altos de Jalisco y en general con el avance hacia el Norte, la expansión de la Nueva España hacia el sur, enmarca procesos diferentes. Es la región de las grandes selvas y la de mayor densidad de pueblos indígenas en la actualidad. La variedad cultural es parte del propio patrimonio. Se trata de un legado que incluye lenguas, arquitecturas, gastronomías, músicas, literaturas, identidades.

Difícil resumir el proceso que se consolidó a lo largo de los siglos coloniales formando ciudades como Oaxaca, San Cristóbal de las Casas, Campeche o Mérida. Es uno de los caleidoscopios regionales más ilustrativos de cómo se imbricó el patrimonio cultural con los propios procesos de transculturación, es decir, de un intenso intercambio de rasgos culturales entre españoles y pueblos indígenas, a los que se unió la población de orígenes africanos y caribeños. Ciudades como Mitla y Montalban, producto del talento de los zapotecos y mixtecos, son hoy un patrimonio cultural al lado de ciudades como la propia Oaxaca o el convento de Yanhuitlán.

01 mencionados. Al lado de estas ciudades complejas, los españoles erigieron a San Cristóbal de las Casas o a Chiapa de Corzo y su fuente de estilo Mudéjar- el primer monumento en América, según dicen los entendidos-, sin que se nos pase mencionar al Convento de Tecpatán, verdadera joya de la arquitectura colonial, que es hoy parte del patrimonio cultural de los mexicanos. Igual decimos de la iglesia de Quechula hundida bajo las aguas de una presa, la de Mal Paso, pero que es parte de un patrimonio cultural que le ha dado sello al sureste de México. Además de la arquitectura, la literatura ha sido un importante componente del patrimonio cultural en el sur de México. Basta mencionar en la narrativa a Rosario Castellanos y en la poesía a Jaime Sabines o Carlos Pellicer para probarlo. Buena parte de los sentidos de identificación de la población del sur de México están basados en las obras literarias.

Rosario Castellanos

En la música, las marimbas, instrumento que une a los sectores africanos, caribeños y europeos, es una parte básica del patrimonio cultural del sureste. El mestizaje ha quedado representado en la danza de los parachicos de Chiapa de Corzo declarada patrimonio cultural de la humanidad. Aún la resistencia contra colonial ha quedado unida a un paisaje, el Cañón del Sumidero, a través de la leyenda que afirma que los grupos chiapa prefirieron arrojarse por los farallones hacia las turbulentas aguas del río grande, antes que rendirse ante las armas españolas. La presencia indígena en el patrimonio cultural está sellada por los tejidos de alta factura que caracterizan a todos los pueblos originarios del sureste de México, desde Oaxaca hasta la Península de Yucatán. El convento de Izamal en Yucatán, tiene la misma importancia como patrimonio cultural que las ciudades arqueológicas de Chichen Itzá o Labná. Es un patrimonio en el que están entrelazados los procesos culturales que han forjado al sureste mexicano como una macro región. No es posible explicarse a este patrimonio cultural fuera de los contextos en el que se produjo y el tipo de sociedades pluriculturales y multilingüísticas a la que dio lugar.

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