Dulce deleitarse

Dulces. Foto: Cortesía

 

¿A ustedes les gustan los dulces regionales? A mí sí, es algo de las cosas que disfruto en la vida, degustar los dulces tradicionales de cada lugar que conozco, pero eso sí, prefiero los dulces chiapanecos con su gran variedad de colores, texturas, olores, sabores y por supuesto, el toque distintivo que le dan en cada región de Chiapas.

Me gusta comprar los dulces tradicionales en los mercados, quizá porque, además de sus sabores, uno de los elementos que me atrae más es observar la manera en cómo están colocados. Las señoras que los venden se dan la tarea de ordenarlos, de tal forma que resultan tan atractivos a la vista, es raro que me resista a comprar alguno de ellos cuando voy al mercado.

Y entre la inmensa variedad de dulces que preparan puedo mencionarles: Muéganos, con azúcar o panela,  gaznates, empanizados de cacahuate,  palanquetas de cacahuate,  caballitos, turuletes, suspiros, chimbos,  puxinú, turrones, obleas, higos, cupapé, duraznos pasa, camotes, chilacayote, melcochas rellenas de cacahuate o melcochas de panela; en ciertas ocasiones hay papaya verde en dulce, raras veces he encontrado dulce de pepita de calabaza con panela, entre muchos dulces más.

¿Se han dado cuenta que conforme pasa el tiempo, en esta incesante cotidianidad y premura en que vivimos, la elaboración de estos dulces (como otras actividades tradicionales y culturales de nuestros contextos) va disminuyendo? Antes, en Tuxtla Gutiérrez era común que las señoras  pasaran vendiendo sus dulces de casa en casa. En la actualidad es algo extraño cuando una escucha afuera del domicilio aquella frase que tanto sonaba: ¿Va a querer dulce de caballito, turulete, puxinú, oblea? Vino a mi mente la entonación que le daba cada señora, frase que se ha ido perdiendo y que probablemente las nuevas generaciones ya no conocen. Visualizo en particular a una de las vendedoras, de estatura baja, tez morena, delgada, portando falda larga y floreada, blusa blanca con vuelitos y un inconfundible rebozo negro.

Detrás de cada delicia de dulce que se elabora hay muchas historias que pasamos desapercibidas y están ahí, desde la manera y el por qué las mujeres comenzaron a dedicarse a la preparación de esos dulces, el significado que le dan en su elaboración. En algunos casos han heredado estos conocimientos de sus ancestras, la receta especial que tienen algunas familias,  hasta la riqueza que hay en las frutas o ingredientes que se emplean y su vínculo con las culturas de nuestras regiones, ciudades, pueblos.

Indudablemente los dulces tradicionales tienen una estrecha relación con la cultura de cada lugar, son una parte fundamental de la gastronomía. La siguiente vez que compren algún dulce tradicional para degustar o para obsequiar, recuerden que además del producto, se están llevando muchos trocitos de historias de quienes estuvieron en su elaboración. ¿Va a querer dulce de caballito, turulete, puxinú, oblea?

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