Puebleando

Foto: María Gabriela López Suárez

Para quienes gustamos viajar sabemos que hay diferentes vías y medios para poder hacerlo. Por supuesto que no se puede dejar a un lado elementos importantes como los tiempos, las personas con quienes viajamos, la parte económica, las formas para trasladarse al lugar o lugares deseados, entre otros elementos más. Sin embargo, una de las maneras que, desde mi opinión, es de las más gratas, con todo y lo que implica, es por vía terrestre. Me resulta sumamente enriquecedor ir puebleando, sobre todo prestando atención a lo que se nos presenta en cada tramo de la carretera o camino que se recorra.

Viajar, por vía terrestre, al interior de Chiapas y también al de otras entidades o países, puede dar la pauta a descubrir y conocer muchos elementos cotidianos en los que normalmente no prestamos atención, además de poder tomar fotografías para captar algunos instantes.

Quizá coincidan conmigo que, en cada viaje, los destinos se hacen más ansiados a medida que iniciamos y avanzamos nuestro recorrido. En cada ruta encontramos muchos paisajes, los que brinda la naturaleza, bellos amaneceres, atardeceres y vistas nocturnas, así como aquellos paisajes que nos indican los cambios que están constantemente presentes en cada espacio que recorremos y las transformaciones diversas que suceden. Y qué decir de los paisajes sonoros.

Por lo regular,  es común hallar venta de alimentos en puestos a orillas de carretera, suele siempre llamar mi atención cómo colocan las frutas, me resulta todo un deleite la forma en cómo están acomodadas, el contraste de su colorido con los recipientes que las contienen aunado a todo lo que rodea a este paisaje, las personas que venden, los tendederos o garitas que les dan techo, en algunas ocasiones los árboles  que  suelen dar cobijo a los fuertes rayos del sol, sobre todo en verano.

Entre lo grato a mi vista resalta el verde que aún se puede contemplar en varios caminos de Chiapas, sobre todo en esta temporada de lluvias. Así como hay zonas boscosas, también hay praderas, ganado pastando, gallinas  a orillas de carretera, perritos tomando el sol, mujeres pastoreando borregos, tejiendo sus textiles, rostros sonrientes, serios, pensativos, agobiados por el calor, por la lluvia, por el frío… en fin, múltiples historias.

Es impresionante  ver cómo  en algunos espacios la naturaleza ha sido arrasada, cómo de un pequeño tramo a otro puede haber ausencia de vegetación, así como hallar de pronto desde tiendas pequeñas hasta tiendas formales, viviendas construidas con elementos propios de las regiones hasta viviendas muy urbanas. Está presente  una inmensa cantidad de publicidad  y mensajes escritos para dar avisos comunitarios, señales en el camino, mensajes de protesta, venta de productos, de estos últimos, algunos de ellos muy creativos y llamativos. Así, en este incesante correr del tiempo, al ir puebleando la vida misma en su plena cotidianidad está sucediendo frente a nuestro paso.

Les invito a que la siguiente ocasión que salgan de viaje y lo hagan por carretera, lo disfruten y se animen a ponerse otras gafas, las que permiten observar y no simplemente ver lo que está aconteciendo a cada instante y que forma parte de nuestra vida.

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