Tuxtla, mediados del Siglo XX

© A toda marcha va, el Auditorio Municipal. Tuxtla Gutiérrez. Dominio público

Como decimos coloquialmente en Chiapas, déjenme y les cuento. A finales del año 2014, en la clínica del ISSSTE guardaba turno para pasar a consulta médica, cuando a mi lado se sentó un señor grande, forzudo, canoso, avejentado y sin embargo… jovial. Entablamos conversación y muy pronto descubrí que se trataba de un tipo experimentado, memorista, fogueado por la vida. Que sería buen informante sobre Tuxtla Gutiérrez nuestra ciudad, pero la de los años cuarenta y cincuenta, aunque en especial sobre sus barrios, calles y avenidas, algunas tradiciones y en especial sobre sus cantinas y sucedáneos de tal época.

Le manifesté mi interés en entrevistarlo, y me dio su nombre. Gilberto Cruz López para servirle, me dijo. Apunté su domicilio y teléfono, y que sí, cómo no, me dijo. Que le llamara para ponernos de acuerdo en hora y fecha. Lo cierto es que no fue sino hasta a mediados del siguiente año cuando pude llamarle. Volví a explicar todo, para hacerle recordar, fijamos pormenores, fui al día siguiente y nada. No había nadie en su casa. Los vecinos de al lado me dijeron que de urgencia se habían ido a algún velorio. Primer intento fallido.

Luego, a principios del año siguiente, 2016, nos volvimos a poner de acuerdo. Fui a la cita, tardaron un siglo para abrir, y al fin pude conversar con él, aunque se encontraba enfermo: tenía una gripa terrible, garganta afónica y casi no le entendía. Quedamos en que le llamaría nuevamente y… cierto. En julio del mismo año le llamé. Dijo que estaba “en estado perfectamente estable” y que de inmediato fuera por la tarde del día siguiente. Así hice y he aquí, amigos, que logré entrevistarlo.

Lo que sigue entonces, es una entrevista testimonial sobre su adolescencia y juventud, línea vertebral siempre asociada a los barrios de la ciudad; bailes, cantinas y prostíbulos; las fiestas de coronación, las ensartas de flor de mayo y otras tradiciones, y algo acerca de algunos sucesos, servicios públicos y personajes típicos de la ciudad. Don Gilberto nace en 1936 en el barrio de Guadalupe, cuenta con estudios de Primaria e instrucción general; fue tipógrafo, caminero, taxista y agente de ventas. La entrevista se efectúa en su domicilio, el día catorce de julio de 2016, a sus ochenta años.

Tras la transcripción cuidadosa de la entrevista, se respeta hasta donde es posible la dicción del informante. Ello para poder tomar el texto como fuente diáfana del habla típica de la ciudad, hoy desafortunadamente modificada ante la influencia de la mayor parte de los inmigrantes que habitan la ciudad. Para mejorar la comprensión del texto, se agregan palabras o pequeñas frases entre corchetes, y anotaciones explicativas a pie de página. Las cursivas tan sólo indican las intervenciones del entrevistador y… ¡Adelante!

 

Familia, barrio y escuela

Bueno don Gilberto, tuxtleco auténtico entre pocos, como ha dicho… comencemos esta entrevista varias veces cancelada… por su infancia y adolescencia, sobre todo porque durante esos años uno juega, sueña, hace averías, aunque también desarrollamos responsabilidades. Por eso platiquemos primero sobre ese tiempo…

Puees… fíjese usted que mi infancia fue muy precaria, pues éramos muy pobres. Mi padre era carpintero y ya se casó demasiado [grande]. Ya a los 45 años y entonces ya no podía sostenernos. Fuimos cinco hermanos, cuatro varones y una mujer, y de chicos fuimos en la escuela doctor Rodulfo Figueroa. Nos gustaba mucho los deportes. Jugábamos básquetbol, jugábamos futbol y béisbol. Cuando llegó el maestro Miguel Ángel Gutiérrez ya estaba yo en sexto año. En 1950 se formaron dos equipos de fútbol: uno se llamó Las Estrellas Negras y otro Tepeyac… porque [la escuela] estaba cerca [del barrio] de Guadalupe.

La escuela doctor Rodulfo Figueroa estaba en la esquina de la Avenida Central y Sexta Poniente, y a media cuadra estaba la iglesia de Guadalupe. La infancia fue muy bonita, muy preciosa… Seguramente por… porque teníamos unos maestros fabulosos. Nos enseñaban cantidad: en el tercer año estudiamos todo lo que es el estado de Chiapas: sus cabeceras municipales, sus [territorios] municipales, sus producciones, sus ríos, sus montañas, y en cuarto año ya entramos a la República Mexicana.

Antes eran veintiocho estados y tres territorios. Ahí estudiamos toda la historia de México: sus gobernantes, sus presidentes [y gobernadores] de cada estado, su producción y… ahí empezamos a estudiar ciencias naturales, geografía, todo lo del estado… de la República Mexicana. Ahí aprendimos cómo es el cuerpo humano, cuántos huesos lo componen… ¡Una maravilla! Todo el nombre de los huesos, de los oídos, de la vista, de la nariz, [del sentido] del habla, la faringe… Todo nuestro cuerpo humano lo estudiamos. A mí me gustó mucho y [hasta] quise ser médico… Soñaba yo con ser doctor… pasamos al quinto año.

Y en el quinto año ya estudiamos todo el continente americano, desde Alaska hasta [la Tierra] del Fuego. Y también lo mismo: las repúblicas, sus estados, nombre de sus gobernantes… Era muy extenso pero muy bonito, porque llegábamos de nueve y [hasta la] una de la tarde, y de tres a seis de la tarde. Eran dos cursos que nos daban. En matemáticas aprendimos todas las [operaciones]: restar, multiplicar, dividir [y sumar]. En quinto año ya nos enseñaron la raíz cuadrada y en sexto año la raíz cúbica… lo que muchos ingenieros a veces no lo saben hoy en día. Tienen que andar con calculadora para hacer sus cálculos. Nosotros sí fuimos muy aplicados en eso.

cruzcoutino@gmail.com agradece retroalimentación.

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