Guatemala 1954: Las heridas profundas de Centroamérica

A propósito de un conversatorio -como se les llama ahora- llevado a cabo el 9 de marzo pasado en el CESMECA de la UNICACH, a través del Observatorio de las Democracias: Sur de México y Centroamérica, en coordinación con el Grupo de Estudios de Migración y Procesos Transfronterizos del ECOSUR, estuve reflexionando en que, desde mis días de estudiante de antropología en la ENAH, he estado relacionado estrechamente con Centroamérica. Y como invocando esa presencia constante en mi vida, justo el pasado 15 de marzo -una fecha antes del Día Internacional del Tequila- me encontraba en mi casa de Ajijic, Jalisco,  conversando con mi esposa, cuando escuchamos la campana que anuncia a quienes tocan a nuestra puerta. De inmediato nos surgió la pregunta, ¿quién será? ¿a quién esperamos? Al abrir la puerta las interrogantes se aclararon. La persona que nos visitaba era una amiga de mi esposa, de los tiempos colegiales, que pasaba a saludar. Me reservo el nombre de esa persona, que resulta ser la hija de Roberto Raymundo Monzón Malice (no confundir con el poeta quetzalteco Roberto Monzón), uno de los personajes más cercanos al Presidente de Guatemala Jacobo Arbenz, derrocado entre el 18 y el 27 de junio de 1954. Muy pronto, la conversación giró sobre aquellos días, tan aciagos en una historia de por si turbulenta, como es la de Guatemala. Nuestra amiga comenzó relatando el destino de su familia, una vez consumado el golpe de Estado. Ella y su hermana eran muy pequeñas. La madre, una mujer notablemente hermosa según la foto que se nos mostró, había nacido en el Distrito Federal y allí conoció a su futuro esposo, Roberto Monzón Malice, estudiante él, y con quien terminó viviendo en Guatemala. Nuestra amiga tiene un nombre y apellidos muy diferentes a los que originalmente le corresponden. La llamaremos Xochipilli. Su relato continuaba sin interrupciones, exceptuando algunas preguntas que le hacíamos para puntualizar algún detalle. Rememoraba conversaciones con su madre, que se salvó gracias a un cónsul mexicano, quien la rescató junto con sus pequeñas hijas y se casó con ella posteriormente. Los nombres de los políticos guatemaltecos de aquellos días, brotaban de los labios de Xochipilli, mostrando que, no obstante los años pasados, su memoria conserva frescos los acontecimientos. Se me ocurrió pedirle una pausa en nuestra conversación para instalar el disco de la marimba Chapinlandia, que entre “el ferrocarril de los altos” y “bésame mucho” contiene “luna de Xelajú” la ciudad en la que nació su padre. La música de marimba animó la conversación, no obstante que recordábamos una tragedia, personal y colectiva a la vez. Otro personaje surgió en la plática: Alfonso Bauer Paiz (quien, por cierto, vivió en San Cristóbal entre 1990 y 1994), cercanísimo también al presidente Jacobo Arbenz.

Joaquín Gutiérrez, escritor de Costa Rica.

Xochipilli era un ramillete de palabras. Relató la manera en que su padre y el propio Presidente Arbenz, vieron venir el golpe de Estado orquestado desde la CIA por el gobierno norteamericano, presidido por el General Eisenhover. Este personaje defendía abiertamente los intereses de la tristemente célebre United Fruit Company, que tantos daños y dolores, ha infligido a los pueblos de Centroamérica. “Mamá United” como se conocía a la frutera, explotó sin misericordia el trabajo de los centroamericanos y los despojó de sus recursos naturales por años. De acuerdo con Xochipilli, el Presidente Jacobo Arbenz y Roberto Monzón detectaron los planes del gobierno norteamericano en un momento en el que en Guatemala se había profundizado la reforma agraria iniciada por el Presidente Arévalo. Con las disposiciones decididas en el gobierno de Arbenz, “Mamá United”, perdía más de la mitad de las tierras usurpadas a las comunidades indígenas del país, en un momento en que la compañía norteamericana ya no contaba con la protección del propio ejército de Guatemala. El plan previsto por los norteamericanos, situado en plena Guerra Fría, preveía acusar de “comunistas” tanto a Arévalo como a Monzón y, con ese pretexto, justificar la intervención en “aras de la defensa del mundo libre”. El imperialismo en su máxima expresión. En esos días, recuerda Xochipilli, la CIA había editado su Manual de Asesinatos, una suerte de guía para matar comunistas. Eran los días de máximo poder de Jhon Foster Dulles, Secretario de Estado y de su hermano, Allen Dulles, Director de la CIA. A ellos se suma un turbio personaje, Ed Whitman, personero de la United Fruit Company, casado con la secretaria privada del Presidente Eisenhover. El golpe de Estado en Guatemala se llevó a cabo con la complicidad de los militares traidores que, encabezados por el Coronel Castillo Armas, invadieron al país desde Honduras, bombardeando pueblos y ciudades, masacrando a la población y proclamando el “triunfo de la libertad”…para seguir explotando al pueblo y los recursos naturales de Guatemala.

Xochipilli terminó su relato afirmando que Roberto Monzón Melice murió asesinado en la Ciudad de México. Su cadáver nunca apareció. El Presidente Arévalo fue asesinado en la tina de baño del cuarto de hotel en donde vivía, también en la Ciudad de México. Guatemala sigue siendo presa del imperialismo y de una infame oligarquía que ha devastado al país.

Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 16 de marzo de 2019.

P.D. Por cierto, Diego Rivera, hacia los años 1955-1956, pintó el cuadro titulado “Gloriosa Victoria” para rememorar el golpe de Estado contra el presidente Jacobo Árbenz. Dicha obra desapareció de forma misteriosa, hasta el año 2000 en que fue encontrado por casualidad en las bodegas del Museo Pushkin de Moscú. En el buscador de Google es posible leer la historia del cuadro y apreciarlo a través de una reproducción.

Sugiero también la consulta de la Comisión para el esclarecimiento histórico: antecedentes, causas y orígenes del enfrentamiento armado. Antecedentes Inmediatos (1941-1961). La edición está disponible en línea.

De Alfonso Bauer Paiz leer, Cómo opera el capital yanqui en Centroamérica, libro que fue de cabecera para el Che Guevara, amigo de Paiz Bauer.

Para los lectores en inglés: Peter H. Smith, Talons of the Eagle,Oxford University Press, 2000.

La primera obra literaria sobre “Mamá United” la escribió Joaquín Gutiérrez, notable escritor de Costa Rica, ya fallecido. Su novela se titula Murámonos Federico(1968). Joaquín Gutiérrez participó en los Encuentros de Intelectuales Chiapas-Centroamérica que se organizaron por el Instituto Chiapaneco de Cultura.

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