¿En dónde quedaron los súper poderes del súper delegado?

Le dicen súper delegado, pero en realidad no ha podido ampliar su poder más allá de su delegación, y desde la que esperaba mover el ajedrez de las 51 dependencias federales restantes en Chiapas.

No hay nada de eso. A nueve meses de iniciado el gobierno de la 4T, José Antonio Aguilar Castillejos, delegado federal de Programas Integrales, no goza de los superpoderes con que lo invistió el presidente de la República.

No influye en ninguna otra delegación. No aceptan sus recomendaciones, ni mucho menos ha podido insertar a personas de su confianza en las dependencias federales.

Aguilar Castillejos en ningún momento se sintió vicegobernador ni dueño de los poderes federales en Chiapas, pero sí pensaba que coordinaría las dependencias dispersas en la entidad y que le tocaría diseñar y dirigir estrategias de intervención, en los tan variados rubros en que actúan estas instituciones y que van desde construcción de caminos hasta cuestiones de salud.

En estos nueve meses, sin mandos visibles, las dependencias marchan cada una por su lado, y, además mermadas, por la pérdida de hasta el 30 por ciento del personal.

El súper delegado con el presidente de la República.

José Antonio Aguilar Castillejos, el hombre que vino de Ixtapa y que cobró fama súbita porque se pensó que sería el funcionario más influyente después del gobernador, hoy está acotado, sin capacidad de maniobra y solo el membrete de súper delegado.

Los temas federales se siguen negociando en palacio, y es el gobernador quien fija la política de las dependencias estatales y federales. Son miembros de su gabinete que indican el camino y que incluso manejan los destinos de esas instituciones.

Las buenas relaciones entre el presidente de la República y el gobernador Rutilio Escandón dejan a un lado al súper delegado, que está más hecho para establecer políticas paralelas en entidades en donde no gobierna Morena, pero no aquí, en donde se acatan e intentan materializar la política que a diario revela el mandatario de la República.

Los subalternos del gobernador ven al súper delegado con recelo, porque consideran que pertenece a otra corriente política, con que no congenian, y que podría convertirse en contendientes en elecciones futuras.

El súper delegado chiapaneco tampoco quiere enfrentamientos. Su apuesta está en el futuro y en las indicaciones que reciba del Presidente de la República, quien lo colocó en esta posición, ahora en penumbras, después de un fulgurante e incierto comienzo.

 

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