Festejando a los fieles difuntos

Foto: Isaac Guzmán

Aroma de copal, colorido de flores, ofrendas diferentes, papel picado con motivos alusivos a catrinas o frases que refieren a día de muertos, son algunos de los distintivos que pueden apreciarse en cada inicio del mes de noviembre, con ellos  se preparan los altares para honrar la memoria de los seres queridos que partieron físicamente pero que permanecen en las mentes y corazones de quienes los seguimos recordando y amando.

La fiesta que se vive en este festejo en el Día de los fieles difuntos se celebra cada año, los panteones cobran vida. Es impresionante cómo se genera esa dinámica tan interesante e intensa en diferentes regiones de nuestro país y estados. Diversas generaciones se dan cita en esta fiesta que se celebra en los panteones y hogares.

En el caso de Tuxtla Gutiérrez, en el panteón municipal conocido como el panteón viejo,  se pudo observar el flujo de ir y venir de la gente que llegó a visitar a sus familiares y decorar sus tumbas con flores, juncia, incienso, velas y veladoras. No pudo faltar la música de marimba para ambientar la visita,  el grupo daba la bienvenida en la entrada principal del panteón.

Las calles aledañas se cerraron para la venta de flores, puestos de comida, de fritangas, churros, juegos de canicas, venta de sombreros, dulces tradicionales y en la pared de una acera pusieron para la venta  coronas hechas con flores de papel.

Las coronas  de flores me hicieron recordar algunas imágenes que tengo de la infancia, a mi abuelita materna le obsequiaban coronas para colocar en el altar o para la capilla de la familia en el panteón. Vinieron a mi mente las imágenes de alguna tarde en casa de las tías Amparo y Bertha, quienes solían elaborar esas coronas. Les quedaban muy bonitas, se conservaban muy bien por mucho tiempo. La tertulia con ellas era amena, estaban mi abuelita, mi mamá, mi hermano y yo, al final era la entrega de las coronas. Recuerdo que las hacían de papel crepe, en diferentes colores. También hacían flores en varas para colocar en jarrones, se veían lindas, bellamente elaboradas.

Debo confesar que no me acordaba de este detalle en el festejo de los fieles difuntos, agradezco a mi prima Tere que me recordó la elaboración de estas coronas. Por eso, en esta visita a mis familiares, me dio mucha alegría ver una acera de la calle con las coronas en venta, hace mucho que no veía eso. En alguna ocasión le comenté a mi mamá que parecía que esa costumbre se estaba perdiendo. Me da gusto saber que sigue vigente y además, los cambios se ven reflejados, ahora ya no solo hacen las coronas de papel crepe sino también de otros materiales como el foami.

Finalmente, en este ir y venir de personas que llegan con sus ofrendas, de niños, jóvenes y señores que ofrecen servicios de limpiar capillas, de las familias que se dan cita para compartir juntas recordando a sus seres queridos, entre sonrisas, anécdotas, oraciones, nostalgia y lágrimas se va un año más festejando a los fieles difuntos.

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