Los susurros en la noche

Labourer dans un champ», de Vincent Van Gogh

Quizá les haya sucedido, a veces una no presta tanta atención a lo que nos rodea, por ejemplo, a los momentos que tiene el día. Me refiero a lo que va caracterizando  el amanecer, el mediodía, la tarde, la noche, la madrugada. Si nos detenemos a contemplar el cielo, hallaremos rasgos particulares, y también en todo el ambiente que nos rodea. Me he percatado que, normalmente, los gallos comienzan a cantar a eso de las seis de la mañana. Las aves trinan casi a esa hora. Y también es agradable escuchar las parvadas de loros por las mañanas o las tardes, cuando se acerca la puesta del sol. La algarabía de los loros es inmensa en ambos momentos.

La gente que ha crecido en el campo sabe distinguir la hora con ver la posición que tiene el sol. También es asombroso cuando al echar un vistazo al cielo saben si hará calor, si es segura o no la lluvia y si habrá frío o mal tiempo, como suelen decir.

Las tardes también tienen su encanto, las puestas de sol son un deleite. En cada espacio donde estemos tiene su elemento a destacar, aún cuando sean días de lluvia. Y qué decir de la noche, tiene magia que vale la pena descubrir, en algunos espacios urbanos aún se tiene la fortuna de escuchar el canto de los grillos, o en época de lluvias el croar de los sapos.

Sin embargo, estar en el campo o en la selva, alejado de los ruidos propios de espacios citadinos, hace que nuestros oídos puedan disfrutar o conocer otros paisajes sonoros y nuestras pupilas contemplen  el cielo estrellado, o una noche llena de relámpagos después de la lluvia.

Entre los susurros en la noche además de los grillos, está el ladrido de los perros que toma cierto ritmo primero ladra uno, dos, luego más adelante se escuchan más. El sonido del viento crea atmósferas que  dan efectos diversos, es una especie de silbido agudo que luego si se presta atención va cargado de mensajes, sumado a el movimiento de los árboles que se mecen a su compás. Los patos suelen ser animales nocturnos que no cesan de caminar y el crash crash de su paso sobre las hojas de los árboles puede hacernos pensar que hay alguien ahí deambulando en la noche. Y sí en efecto, son ellos que de vez en cuando aletean y emiten un sonido particular.

La noche tiene silencios que sumados a los susurros le dan un encanto especial. Esos sonidos que nos permiten descubrir lo bello de la naturaleza.

Cada que tengan oportunidad les invito a prestar atención e identificar qué les susurra la noche.

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