Los asesinatos de la década de 1960

Durante la década de 1960 en los Estados Unidos, ocurrieron varios asesinatos resultados del odio racial y de la prevalencia de organizaciones racistas como la Jhon Birch Society o el Ku Klux Klan. No pocos funcionarios y empleados del Estado en Norteamérica pertenecían a estas organizaciones, incluyendo jueces, policías, gobernadores de estado y hasta militares. En el Seminario sobre Relaciones Étnicas que Guillermo Bonfil dirigía en la Escuela de Graduados de la Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México (cuando era Distrito Federal. Ahora no sabemos qué es), examinamos varios de estos asesinatos que en aquel año de 1970 nos quedaban muy cercanos. En efecto, el 12 de junio de 1963 fue asesinado Myrlie Evers Wiliams, activista afronorteamericano que luchó por los derechos civiles, contra la segregación racial en la Universidad de Misissipi y en general, para que se terminara todo acto racista en el país que se dice ser el paraíso de la democracia. Myrlie Evers no sólo pertenecía a la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP, por sus siglas en inglés) sino que llegó a presidir esa importante organización. Myrlie Evers al llegar a su casa estacionó su automóvil y se bajó escuchando el grito de sus hijas que celebraban la llegada del padre, al momento en que una bala le partió la espalda y le perforó el corazón. La esposa de Myrlie Evers logró conducirlo al hospital de Memphis pero allí le dijeron que sólo era para blancos. Después de forcejear por horas, logró que su esposo herido fuese atendido, pero era demasiado tarde. Myrlie Evers Williams murió desangrado a la puerta de un “hospital para blancos” en la ciudad de Memphis, Tennesse, Estados Unidos. El asesino, un miembro del Ku Klux Klan fue ampliamente protegido y hasta celebrado por las autoridades del estado de Tennesse, incluyendo al gobernador, que en uno de los juicios-farsa que se le hicieron, lo saludó efusivamente. La viuda del asesinado luchó años para que se hiciera justica hasta que en el período de Bill Clinton como Presidente de los Estados Unidos, logró que el asesino fuese a la cárcel, después de 31 años de haber cometido el crimen y vivido ufanándose de ello. El criminal murió en la cárcel un 21 de enero del 2000 a los 80 años de edad: ¡Pá que píctes, dijo la Tía!

Sólo cinco años después del asesinato de Myrlie Evers ocurrió el de Martín Luther King, también en Memphis, Tennesse el 4 de abril de 1968. El Reverendo (Pastor Evangélico) Luther King había llegado a Memphis para apoyar a los afrodescendientes que trabajaban en la limpieza de los baños públicos de la ciudad, en huelga desde el 12 de marzo de ese año. El 3 de abril, Martín Luther King, experimentado orador religioso, había pronunciado uno de sus más importantes discursos que tituló “He estado en lo más alto de la Montaña”. En ese discurso, Luther King dijo: “¿Qué me ocurrirá por parte de algunos de nuestros hermanos blancos insanos? Como cualquiera, me gustaría vivir una vida larga…Pero no me preocupa eso. Porque yo he estado en la Cima de la Montaña. Sólo quiero realizar la voluntad de Dios. Y él me ha permitido llegar hasta la Cima de la Montaña. Y desde allí he visto la Tierra Prometida. Puede que no llegue allí con ustedes. Pero quiero que esta noche sepan que nosotros, como pueblo, llegaremos a la Tierra Prometida”. Martín Luther King se hospedaba en un lugar modesto, el Motel Lorraine. Ese 4 de abril había convenido en cenar en casa de unos amigos. Salió al balcón de su habitación momentos antes de disponerse a cumplir su compromiso. Fue abatido de un tiro en la cabeza mientras saludaba a la multitud que lo esperaba frente al Motel. Eran las 18 horas con un minuto cuando la bala segó la vida de uno de los más carismáticos dirigentes afroestadounidenses, cuya lucha ha sido continuada por el Reverendo Jesse Jackson, que lo vio caer a su lado en aquella fatídica tarde.

Entre el asesinato de Myrlie Evers y de Martín Luther King, ocurrió el de otro de los más célebres dirigentes de los movimientos afroestadounidenses: Malcom X. Dicho personaje se convirtió al Islam adoptando el nombre de El-Hajj Malik El-Shabazz. Profesó la versión sunita del Islam, pero renegó de ella. Eso le causó la muerte a manos de otro creyente islamista llamado Thomas Hagan quien fue auxiliado por dos cómplices. El asesinato ocurrió mientras Malcom X pronunciaba un discurso en un Auditorio llamado Audubon Ballroom, en Nueva York. Malcon X fue fundador de la importante Organización de la Unidad Africana, a cuyos miembros se dirigía en el momento en que una bala cortó su vida. Malcom X viajó por toda África, el Medio Oriente y la Unión Soviética. Recordemos que en 1960, Fidel Castro arribó a Nueva York para asistir a la Asamblea General de la ONU. Se hospedó en el Hotel Theresa, un muy modesto lugar situado en pleno barrio de Harlem, el histórico, poblado por afrodescendientes. Castro se impresionó tanto de Malcon X que solicitó una reunión privada con el dirigente afronorteamericano a quien reconoció como uno de los dirigentes políticos más importantes del movimiento afro de los Estados Unidos. Malcon X cayó víctima del fanatismo religioso, hermano gemelo del racismo, intolerantes ambos.

Los Estados Unidos se presentan como los defensores del “mundo libre” concepto acuñado por las oligarquías descritas por el gran sociólogo que fue Charles Wrigh Mills, a quien, por cierto, expulsaban de las Universidades norteamericanas. En estos tiempos en que  Bernie Sanders pierde la candidatura para llegar a la Presidencia de los Estados Unidos, en que ocurren asesinatos como el reciente de George Floyd y en el que en el país gobierna un fascista racista, es propicio leer a Charles Wright Mills, sobre todo, La Elite del Poder (Primera Edición en 1950), Fondo de Cultura Económica, 1993; yEscucha Yanqui (Primera Edición en 1960), Fondo de Cultura Económica, 2019. Los Estados Unidos tienen un enorme potencial para ser una gran nación. Pero no lo son. Las causas de ello son complejas y llaman a la reflexión, no sólo porque sigue siendo la potencia militar más poderosa y agresiva sino porque su prédica de ser faro de luz penetra en muchas mentes.

Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 7 de junio, 2020.

P.D. A sugerencia de mi amigo Pedro Tomé, en próximo texto me referiré a creadores afros de Nuestra América como Franz Fanon, Aimé Césaire, Derek Walkot, Zee Edgell, Pen Cayetano, Joseph Palacios, Sebastían R. Cayetano, para mencionar algunos.

 

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