ERA, presidente de la mesa directiva del Senado

Eduardo Ramírez Aguilar se convirtió ayer en presidente de la mesa directiva del Senado de la República. Algunos esperaban que saliera raspado por los videos de Pío López Obrador y que no lograra ese objetivo.

A no ser la declaración de Martí Batres, que no comulga desde hace tiempo con ninguna alianza en la que participe o simpatice Ricardo Monreal, no hubo mayores sobresaltos para llevar a ERA, como se le conoce en Chiapas, a la presidencia de la mesa directiva.

Es más: fue la única propuesta, dentro de lo que se llamó planilla de unidad de Morena y del PES. Para este día solo se espera que lo ratifiquen las diferentes bancadas del Senado.

Después de los videos de Pío López Obrador algunos barajaron la posibilidad de que ERA quedara relegado de la presidencia de la mesa directiva. Es más, utilizaron esos videos para inculparlo por su cercanía con el exgobernador Manuel Velasco Coello.

Incluso circuló una fotografía en donde aparece con el hermano incómodo y con David León, el extraño financiador de Morena.

Ni los videos ni la fotografía detuvieron los amarres que había hecho para alcanzar la presidencia del Senado, porque más allá de las oscuras aportaciones, lo que se ha puesto en cuestión –al menos entre los seguidores del presidente de México– es la deslealtad. Y eso no ha estado en duda en el caso de ERA.

Otros sentires hay respecto al exmandatario chiapaneco y al exdirector de Protección Civil. A ellos se les ha señalado de ingratos y traidores. Con ese veredicto es fácil imaginar el tránsito enhielado que le espera a Manuel Velasco en los más de cuatro años que aún se desempeñará como senador de la República: de ser quien negociaba en nombre del presidente, pasa a ocupar la penumbra senatorial.

Eduardo Ramírez Aguilar, por el contrario, empieza a tejer su propia carrera política a nivel nacional, con muchas posibilidades de brillar por cuenta propia, ya sin el amparo de su compadre, el exgobernador chiapaneco.

Es notorio que ERA creció bajo el amparo de Manuel Velasco, quien lo hizo presidente del Congreso del Estado y secretario de Gobierno. Pero el comiteco aprovechó la oportunidad para colocarse en el tablero político.

Estuvo a punto de convertirse en candidato a la gubernatura por Morena. Una serie de equívocos y falta de apoyo y decisiones radicales lo dejaron fuera de la contienda. De última hora tomó el boleto como candidato a senador, cuando el semáforo lo amenazaba con expulsarlo prematuramente de la política.

Tuvo que curarse de la herida, y trazar una nueva agenda de relaciones y de vínculos con personajes de Morena, su nuevo partido, en donde se ha posicionado en poco tiempo.

Esta encomienda en la Cámara de Senadores le permitirá acercase al presidente de la República, entrar al círculo principal de la política actual y también a fijar agenda y a promover acuerdos con los actores de los diferentes partidos. Es un logro para él y un abono, para su aspiración aún distante pero perenne: la gubernatura de Chiapas.

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