Las pausitas necesarias en la vida

Obras maestras de la Kunsthalle Bremen

El viento que corre esta mañana en que tecleo estas líneas me trae mensajes del cambio del tiempo, como dijeran en la familia, ya huele a Todo santo. También es un anuncio del regreso a nuestro horario normal y que finaliza el de verano.

La semana se pasó volando, como desde hace varios años, el tiempo va que vuela, entre las diversas labores cotidianas que cada persona realiza y las nuevas tareas que se han generado en la contingencia sanitaria. Sin embargo, no hay marcha atrás, eso es una realidad. Como dijera una frase de la serie documental  Ésta es mi tierra, por Terenci Moix,  de Televisión Española,   “el tiempo es el gran terror del hombre”.

En esa vertiginosa serie de actividades se va pasando la vida, entre el no tengo tiempo. Es probable que una no se percate hasta que algo inesperado nos vuelva la atención al aquí y al ahora, a lo esencial, a lo prioritario. Hacer una pausa nos permite mucho. Entre las ideas que se me vienen ahora al hacer pausas están, apreciar las cosas, observar los detalles más simples de lo cotidiano, disfrutar de la respiración, de contemplar un paisaje natural, sola o acompañada, de agradecer la vida y los regalos que se tienen, de escuchar la melodía que hay en cada paisaje sonoro que nos rodea, de leer por placer… Y por si fuera poco, las pausas nos ayudan a escuchar a nuestro cuerpo y a cuidarlo, de ahí que sean prioritarias.

De igual manera, nos permite  compartir momentos con nuestros seres amados, decirles que les queremos, sí, aunque no sea por celebración de algo en específico,  lo importante es que lo sepan y lo sientan a través de nuestras acciones, detalles o mensajes desde el corazón. Nos ayuda a recordar a las personas y seres que han partido pero quedan en nuestro corazón, a honrar su memoria, depositar ofrendas o hacer oración.

El mes de septiembre llega a su término, me trae a la memoria que es un  mes donde recuerdo la partida de familiares y amistades, es un mes de nostalgia pero también de agradecer el haberles tenido en la vida, de llevarles en el corazón y en la memoria. Hoy hice una de esas pausitas necesarias en la vida, el corazón se siente reconfortado y el cuerpo agradecido. Mi sentido del olfato y el gusto también lo agradecen porque en ese receso me di la oportunidad de cocinar la sopa de champiñones que tanto disfruto y tenía pendiente preparar.

Les invito a darse la oportunidad de hacer pausas en su cotidianidad, es un regalo merecido.

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