Regresar a clases

Es posible que Chiapas transite al semáforo verde en menos de 15 días, lo que significará el inminente reinicio de clases presenciales en más de 19 mil 850 escuelas de los diferentes niveles educativos.

Es cierto que regresar a clases pone en riesgo a los docentes, pero no tenemos otra alternativa, si queremos evitar un mayor rezago educativo, y al mismo tiempo reactivar la economía.

Como docentes debemos confiar en las autoridades de salud. No creo que expongan a más de 91 mil docentes y a 953 mil estudiantes al contagio. Si regresamos será porque los niveles virales habrán disminuido.

Abrir las escuelas, por demás, trae consecuencias sumamente positivas para la economía local. En estos meses de aulas cerradas los problemas económicos se han multiplicado para los dueños de papelerías, para los vendedores que se instalaban afuera de las escuelas, para quienes rentan algún cuarto o administran alguna cafetería escolar.

Por el lado netamente educativo, desde el 23 de marzo, fecha en que fueron cerradas las escuelas, los niños han llevado una desigual atención escolar en sus casas, debido a la cobertura de internet, la disposición de los padres y a la carencia de un programa eficiente para atender este problema.

El sector más favorecido de los niños cuenta con computadora, tableta electrónica, aplicaciones educativas y apoyo adicional de los parientes.

La infraestructura educativa en Chiapas, entre las de mayor carencia en el país. Foto: Elizabeth Ruiz

El grueso de los estudiantes está excluido de un internet caro y deficiente. María José, quien vive en Tres Picos, Tonalá, solo conoce internet a través del teléfono celular de su madre. Cursa el quinto grado de primaria, y para nivelarse, le fue asignada una estudiante de la Universidad Autónoma de Chiapas que presta su servicio social, pero no ha podido responder a los llamados de la universitaria a través de Whatsapp, porque su madre argumenta que el tiempo/aire es caro.

David, quien vive en la colonia Romeo Rincón de Tuxtla y cursa el primer grado de primaria, en estos meses de pandemia ha aprendido a leer con la guía de Leo y escribo; su madre se ha convertido en profesora autodidacta para la enseñanza de las primeras letras. Solo soportó una semana de clases por televisión. No comprendió las lecciones, ni pudo seguir los contenidos de Aprende en casa, que forma parte de la educación multimodal diseñado precipitadamente por la SEP.

Del millón 953 mil estudiantes de los diferentes niveles en Chiapas, casi millón y medio (el 76 por ciento, según proyecciones de pobreza de los habitantes) está en condiciones desfavorables para recibir educación a través de internet ante la falta de infraestructura digital.

Chiapas es la entidad con mayor rezago en la cobertura de internet en el país, con 19 accesos por cada cien habitantes, según el Instituto Federal de Telecomunicaciones. Esta es una cifra muy baja si se compara con la Ciudad de México que registró 96 accesos por cien habitantes.

En nuestra realidad están estos dos mundos desiguales. Cuando imparto clases, mis alumnos que viven en Berriozábal, Coita o Suchiapa registran problemas de conexión, pero más quienes se conectan desde Motozintla o Siltepec. No basta a veces con tener una computadora, y en el caso de Chiapas, solo el 13.9 posee una, aunque el 59.5 por ciento tiene un teléfono celular. En Tuxtla Gutiérrez, que es la ciudad con más cobertura digital, solo el 39.1 por ciento de los hogares cuenta con acceso a internet.

El regreso a clases presenta riesgos, pero es también la única opción para remediar el rezago educativo que se ha agudizado por la contingencia del covid.

 

 

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