2 de octubre no se olvida: mujeres en el movimiento estudiantil

Ahora que en México se rememoró al Movimiento Estudiantil de 1968 en relación a la fecha en que ocurrió la masacre de Tlatelolco ordenada por el gobierno que encabezó Gustavo Días Ordaz, llegó a mi memoria el recuerdo de varias compañeras que participaron  en aquel histórico movimiento estudiantil que enlazó a la juventud mundial. Recuerdo vivamente a Victoria Novelo, muerta este año, el miércoles 22 de julio pasado. Viky, como le decíamos sus amigos, perteneció a una brigada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y puso su talento y energías al servicio del movimiento. Cantaba estupendamente y así animaba a los compañeros y compañeras en las asambleas de estudiantes de la ENAH además de auxiliar en los diseños de las mantas que los contingentes de los estudiantes de antropología portábamos en las marchas por las calles del añorado D.F. También, Viky traducía al inglés los comunicados e informes emanados del Consejo Nacional de Huelga y que se distribuían entre los turistas que visitaban al Museo Nacional de Antropología e Historia, sede en aquellos años de la ENAH. Cuando ya el movimiento fenecía por los golpes del ejército y los paramilitares, además de la cercanía de los Juegos Olímpicos, y después de la invasión militar a la Ciudad Universitaria de la UNAM el 18 de septiembre de 1968, Viki prestó su domicilio para que allí se celebrara la reunión del Consejo Nacional de Huelga que a la postre decidió el mitin de Tlatelolco, sin imaginar la crueldad de un gobierno que no vaciló en masacrar a sus propios jóvenes. En aquella reunión en casa de Viki, la vigilancia de la puerta estaba bajo su responsabilidad y la de María Ángeles Comesaña Concheiro, la espléndida poeta, hija de republicanos españoles, quien también tuvo una destacada participación en el movimiento estudiantil como alumna que fue de la ENAH. Por cierto, la historia de sus padres, luchadores contra el fascismo de Francisco Franco en España, está relatada con gran maestría en la gran novela de Manuel Rivas, El Lápiz del Carpintero (1988).

Roberta Avendaño, La Tita.

En el Consejo Nacional de Huelga, recuerdo vivamente a Roberta Avendaño, “La Tita”, presidiendo varias reuniones del Consejo Nacional de Huelga (CNH) y pronunciando discursos de gran aliento en los mítines. Igual, no se olvidan las canciones de Judih Reyes, que nos alegraban los momentos de reunión estudiantil y auxiliaban al bienestar emocional de los estudiantes. Judith Reyes era tamaulipeca y compuso no pocas de las canciones y corridos que cantaban los estudiantes no solo durante las reuniones sino aún en las marchas. Tengo un claro recuerdo de Ana Ignacia Rodríguez Márquez, que junto con “La Tita”, pasaron años en prisión. “La Nacha”, figura entrañable del movimiento estudiantil de 1968, escribió un libro conmovedor titulado Cartas de Libertad (2018) con escritos compilados por Citlali Esparza González en una espléndida edición de Quinto Sol. En ese libro, “La Nacha” escribe: “A nivel personal marcó mi existencia hasta el punto que ha trascendido en mi vida diaria. En pocas palabras, el movimiento estudiantil del 68 me ha dado el sentido suficiente para seguir luchando.” (página15). De la ENAH, no puedo olvidar a mi gran amiga, a mi compañera de estudios y de ideales, Brigitte Boehm, esposa de otro de mis grandes amigos, José Lameiras, ambos finados. Brixi (y Pepe) fueron compañeros incondicionales y participaron activamente en el Movimiento Estudiantil de 1968. Brixi nos animó siempre con su sensatez, su paciencia y su enorme valentía. Ella y María Ágeles Comesaña asistieron al mitin del 2 de octubre en Tlatelolco y testimonian lo que allí pasó. Fue Brixi quien me contó que gracias a un soldado, quizá un sargento, que abrió el cerco por momentos lograron escapar de aquel infierno de balas. Recuerdo a la poeta uruguaya Alcira Soust que en la noche del 18 de septiembre de 1968, mientras los tanques invadían a la CU, se escondió en los baños de la Facultad de Filosofía y Letras y allí permaneció 12 días, bebiendo el agua de los depósitos y aguantando el hambre. Sé que se prepara un documental sobre su vida. Por cierto, también recuerdo a Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, inolvidable compañero, quien, con una cámara fotográfica al cuello, se escondió en los baños universitarios aquel 18 de septiembre y cuando un soldado irrumpió en donde estaba escondido, comenzó a gritar para que lo “salvaran” haciéndose pasar por periodista. El engaño tuvo éxito y el propio soldado ayudó a Luis Tomás a salir de la CU sano y salvo. Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca falleció en la tarde del miércoles 13 de abril de 2013 a los 70 años de edad, en la Ciudad de México.

Muchas mujeres más participaron en el movimiento estudiantil de 1968. Estuvieron en todas las actividades con todos sus compañeros y compañeras. Mientras redacto estas líneas me llega la noticia de que se ha publicado un libro alusivo a la participación de las mujeres en el Movimiento Estudiantil de 1968 y que me apresuraré a conseguir. El libro en cuestión ha sido escrito por la periodista Susana Cato y se titula Ellas, Las Mujeres del 68, editado por Proceso, 2019).

Honor a quien honor merece. Un sentido reconocimiento a mis compañeras que lucharon codo a codo en el Movimiento Estudiantil de 1968.

Ajijic. A 4 de octubre de 2020.

 

P.D. Sugiero, además de los libros mencionados, leer: Raúl Álvarez Garín, La Estela de Tlatelolco, México, Comité del 68/Itaca, 2018; Jorge Volpi, La Imaginación y el Poder. Una Historia Intelectual de 1968, México, ERA, (1998), 2018.

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