8M del 2021: lucha histórica feminista en las universidades en Chiapas

La ocupación de la Universidad Autónoma de Chiapas por las colectivas feministas universitarias es histórica porque, aunque nuestra región se ha caracterizado por la heterogeneidad de luchas políticas y sociales, nunca habíamos presenciado que las estudiantes de distintas facultades tomaran una universidad en Chiapas para reclamar atención ante los casos de violencia de género.

 

Ilustración 1. Marcha del 8M de 2020, San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

En sintonía con los nuevos movimientos sociales del siglo XXI (Primavera Árabe en Egipto, Movimiento Indignado en el Estado español; Occupy Wall Street y BlackLivesMatter en Estados Unidos; YoSoy132, Mujeres Zapatistas y los múltiples movimientos feministas contra el feminicidio, la desaparición y a favor del derecho a decidir en México y en América Latina), las colectivas de estudiantes universitarias han optado por acciones no violentas, buscando el diálogo, crear cambios políticos, sociales y culturales, sin necesidad de emplear la agresividad y la violencia.

Han resistido en un plantón en el campus I de la UNACH, al dormir a la intemperie, organizar comités, convocar asambleas, vigilias, conversatorios, talleres, performances, tendederos, entre otras protestas simbólicas. Como jóvenes de su tiempo, utilizan las redes sociales como Facebook, y videotransmisiones en vivo, seguidas por miles de cuentas, para difundir sus reclamos en contra del acoso, el maltrato, la violencia sexual y otras agresiones.

Como ciudadanas de estos tiempos, han hecho desplegados, comunicados e incluso, difunden “memes” con la intención de llamar la atención a través de la sorpresa y mostrar sus reclamos, diferenciándose de una actitud pasiva, sin el uso de la violencia. La música, las actividades deportivas y los talleres de esténcil son una muestra de las formas de acción para la concienciación del grupo en resistencia.

Las colectivas feministas universitarias han demostrado su intención de dialogar con las autoridades, proponiendo formas asamblearias, reuniones en círculo, participaciones horizontales, peticiones concretas de cambio y transformación del régimen universitario en el que aún no se sienten seguras, ni libres de toda violencia, como sucede actualmente en muchas universidades, centros laborales y otros espacios sociales de nuestro país y del mundo.

Ayer se esperaba una reunión entre colectivas y rectoría, pero no logró concretarse. Queda aún la incertidumbre de cuándo se llevará a cabo el diálogo y la firma del pliego petitorio. Los días han transcurrido y la afectación continúa no solo por Mariana Sánchez Dávalos, sino por todas aquellas universitarias que han vivido violencia de género y otros agravios. Las condiciones del servicio social, el acoso y otras violencias en la universidad siguen poniendo en peligro la vida de las estudiantes.

Se necesita escuchar activamente al movimiento estudiantil por parte no sólo de las representantes de la UNACH, sino por toda la comunidad universitaria, y romper el pacto de impunidad. Este 8 de marzo de 2021, las universidades chiapanecas se encontrarán con un movimiento feminista amplio y fortalecido que busca transformar la injusticia y erradicar las violencias cotidianas y exacerbadas contra las mujeres y otras personas desobedientes de las normas del género y de la sexualidad.

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