De la Mesa Redonda al Webinar

Me enteré por vez primera de la palabra webinar en el momento en que un colega, antropólogo sevillano, me invitó a participar en lo que para mí, era una mesa redonda. Con ese término, webinar, mi amigo hacía referencia a que se solicitaba mi participación en una mesa redonda que se llevaría a cabo usando las tecnologías llamadas digitales, es decir, a través de la computadora u ordenador, como se dice en España. Después de recibir varias invitaciones posteriores a participar en un webinar, caí en cuenta que el término se usa para la impartición de un curso, una conferencia, un seminario, o un conversatorio, o cualesquiera otra actividad similar a las mesas redondas, pero a través del internet y en formato de videoconferencia. Cada vez y con mayor celeridad, el término se difunde en el mundo académico y me temo que llegó para quedarse. Nos despedimos, con nostalgia, de las mesas redondas, los seminarios, los conversatorios, para dar entrada al webinar y con ello, evitar el encuentro personal, el departir en la cafetería, la conversación en los pasillos, el disfrute de una cerveza en la cantina local. Todo ello lo “ahorra” el mentado webinar. Para quienes crecimos en ambientes de interacción intelectual intensos, personificados, el asistir a un congreso prendiendo nuestra computadora en nuestra casa, significa el comienzo de una nueva era y otro respiro profundo para el capitalismo. Seguramente se eliminarán de los centros públicos de investigación, de las universidades y de las instituciones de cultura en general, los presupuestos para apoyar los viajes para asistir a congresos, exámenes profesionales, conferencias. Todo será, ya es, el webinar. Además, nunca faltan los que se sienten la mar de cómodos pronunciando el término.

Es de más “caché” decir “tengo un webinar” que “voy a participar en una mesa redonda”, que además, en la gran mayoría de los casos, no es redonda sino cuadrangular. En estos días del webinar, recordé que tiempo atrás, allá por 1970, una tarde en la Universidad Iberoamericana que estaba situada en la avenida de las Torres, en la colonia Churubusco, salíamos del seminario que dirigía Ángel Palerm, y con él conversábamos acerca del futuro de las universidades. En el contexto de esa conversación, Larisa Lommnitz, recordada y muy estimada amiga y colega, dijo: “algún día desparecerán las universidades tal como las conocemos y la docencia será impersonal”.

Todos, aterrados, incluyendo a Palerm, respondimos que eso no era posible, que significaría un desastre, el final de las cafeterías universitarias que eran tan apreciadas porque en ellas se conversaba acerca de multitud de temas y se interaccionaba con colegas y amigos, mientras se sorbía el café. Pero gracias a la pandemia actual, esa conversación convierte a lo expresado por Larisa Lommnitz, en una frase premonitoria, en una suerte de profecía académica, que hoy se hace realidad a través del famoso webinar. Pasarán algunas generaciones, mientras desaparecemos todos los que experimentamos la emoción de las mesas redondas, los congresos, las conferencias,  para que las nuevas generaciones que nunca sabrán lo que era estrechar la mano de un colega al que recién se conoce, o abrazar a los amigos de siempre, o degustar la comida y las cheves mientras uno conversa, hasta que el webinar y otros inventos tecnológicos cobren su lugar y se impongan. Seguro que habrá generaciones que verán como “primitivas” a las mesas redondas o lo seminarios, y que el webinar es el último grito de una moda cuya mayor contribución será despersonalizar al mundo académico, fragmentarlo, convertirlo en un fantasma. Hasta el trabajo de campo de los antropólogos se convertirá en un webinar. La frase “tengo un webinar” en Tepito o en cualquier barrio, o pueblo, será lo que se expresará para denotar la zona o región en donde se desarrolla la investigación. Seguramente en los años venideros, los que somos la generación en retirada, discutiremos todos los cambios que a las ciencias sociales, a las formas de investigar y de transmitir el conocimiento, traerá la era del webinar. Mientras ello sucede de manera universal, convoco a mis colegas, amigos, a los estudiantes, a que disfrutemos de los últimos momentos de la relación personalizada y mientras podamos, gocemos el encuentro personal, la calidez de la compañía, el privilegio de escuchar en persona y de discutir nuestros puntos de vista alrededor de una mesa, sea redonda o cuadrangular. Agur.

Ajijic, Ribera del Lago de Chapala. A 1 de marzo de 2021.

 

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