Las historias detrás de los libros

© Libros, libros y más libros. Ciudad de México (2015)

Leer apapacha tu corazón.

Galerías Rodolfo Disner

Mientras Bertha revisaba los mensajes en sus redes sociales se percató que había pasado la fecha en que se conmemoraba el Día Internacional del Libro. Halló textos y mensajes interesantes que recordaban la importancia de la lectura. Para ella era importante tener presente eso todos los días.

Echó un vistazo a algunos de sus libros, empezó a hacer memoria, cada uno tenía una historia de cómo había llegado a ella. Recordó el cuento de Kartush, escrito por Stephen  Cosgrove, un obsequio que recibió de su mamá en la primaria y que leyó más de una vez en silencio y en voz alta. Los primeros libros que leyó en materias de literatura, como el de la Hojarasca, del autor Gabriel García Márquez;  el de Azul, del autor Rubén Darío, que luego de darlo en calidad de préstamo jamás volvió a verlo. De esa experiencia aprendió a valorar más sus libros.

Fueron asomándose los libros favoritos como la novela Las aventuras de Tom Sawyer, del autor Mark Twain donde se identificó con algunos de los personajes; Clemencia del autor Ignacio Manuel Altamirano que la hizo viajar en el tiempo; Aura del autor Carlos Fuentes donde se sintió atrapada por la historia; La tumba del autor José Agustín, que la transportó a otra época en la literatura; La ley del amor de la autora Laura Esquivel que le fascinó por el tema, la música y la historieta como materiales adicionales al libro; La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada del autor Gabriel García Márquez que leyó más de una ocasión; Cuentos del autor Edgar Allan Poe donde aprendió a conocer el trabajo de este escritor. Algunos de estos libros habían sido obsequiados por sus papás, otros los había comprado ella con sus ahorros, todos tenían un valor simbólico.

También estaban los libros que había obtenido por obsequio de sus familiares y amistades.  Recordaba con cariño el libro de la Canción de Bernadette del autor Franz Werfel, que le había heredado su abuelo materno. También estaba el de Crónica de una muerte anunciada de García Márquez, que ella había comprado en una edición de pasta suave, más sencilla y una amiga le había regalado la versión en pasta dura.

En esa fila de repasos llegó hasta la novela Grandes esperanzas del autor Charles Dickens. Normalmente las obras de autores extranjeros son escritas en su idioma original  y son traducidas a otros idiomas, en este caso Bertha tenía tanto la versión en el idioma inglés, Great expectations como la versión en español.  Era uno de los regalos que había recibido de un amigo inglés que sabía de su gusto por la literatura. Le llegó de sorpresa, envueltos cuidadosamente en un papel de color beige con pequeños detalles y un listón en tono verde claro con un lindo moño colocado en el centro.  El obsequio iba acompañado de una tarjeta donde su amigo George le escribía que esperaba le gustara el regalo y pudiera leer la obra en ambas versiones.

El sonido del teléfono le hizo salir de su línea del tiempo. Era Lulú, una de sus amigas y gran amante de la lectura.

–¡Hola Bertha! ¿Qué haciendo?

–¡Hola Lulú! Ni te imaginas, recordando las historias detrás de los libros. ¿Te acuerdas que te obsequié el de Ciudades desiertas de José Agustín? ¿Lo leíste?—Comentó Bertha, mientras se acomodaba en un sillón para iniciar la conversación.

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