Vacaciones en tiempo de pandemia

En la actualidad el periodo vacacional es parte de nuestra vida como trabajadores en empresas o dependencias públicas y privadas. Un periodo unido a los logros de la lucha por los derechos del trabajador en el sistema económico capitalista que ha construido el mundo que nos vio nacer. Histórica ruptura con el tiempo laboral que abre otro, siempre momentáneo y acotado, para pautar la vida en sociedad a través de fiestas, rituales u otras actividades que no han tenido nada que ver con modalidad vacacional actual.

No siempre se contó con ese tiempo de asueto sino que fue la lucha obrera la que presionó para lograr pequeños triunfos en los descansos de las labores cotidianas en la economía capitalista. Hecho ratificado con la correspondiente legislación, dependiendo de los países, para asentar tal derecho como una norma. Situación que hoy en día nadie discute, aunque existan diferencias entre países a la hora de fijar la temporalidad del referido periodo o periodos vacacionales.

Derecho impensable en otros sistemas económicos, como los esclavistas, o también en la Europa moderna que vio nacer el sistema capitalista, en especial la católica antes de la Reforma luterana, donde los días de asueto eran muy numerosos y se vinculaban al santoral. En definitiva, los ejemplos podrían ser muchos, pero a nosotros nos ha tocado vivir en un sistema económico determinado y en el cual las vacaciones ya resultan parte de la lógica del vínculo entre el trabajador y el empleador.

Iglesia de Santo Domingo, también llamada Templo de la Caridad, es una de las máximas expresiones del barroco chiapaneco. Cortesía Vive San Cristóbal.

Desde hace más de un año la pandemia del Coronavirus ha modificado, también, la forma de entender tal periodo vacacional, en muchos casos ligado a otro fenómeno moderno como lo es el turismo, y el turismo masivo en los últimos decenios. Imposibilidad de viajar, cierre de vuelos y hoteles, en definitiva, el virus ha impedido lo que eran prácticas comunes para muchas personas, al mismo tiempo que ha quebrado negocios y dejado sin trabajo a muchos ciudadanos en todo el mundo. Una situación que replantea, más allá de los movimientos geográficos y los desplazamientos humanos, las dependencias económicas que muchos países han establecido con una forma de generar ingresos y puestos de trabajo a través del turismo.

Por otra parte, vacacionar no siempre representa un descanso, y los ejemplos son muchos y los tendrán en sus mentes los lectores de este texto en forma de experiencia o de chiste compartido, pero sí existe esa necesidad de ruptura temporal de la que se habló al inicio. Aquella que da cuenta del paso del tiempo y de nuestra realidad en el mundo; requisito que como humanos realizamos de manera constante por ese accionar cultural que nos caracteriza y nos separa de otros seres vivos.

En lo personal, las vacaciones no siempre han representado la ruptura mencionada puesto que fueron aprovechadas para avanzar en mis labores, sin embargo ahora sí las espero disfrutar y por ello este es mi último artículo antes del periodo vacacional. Espero lograr mis objetivos, no tan lúdicos como desearía, pero en definitiva un periodo de ruptura de la cotidianidad que también se verá en mi colaboración quincenal. Nos reencontramos, espero, después de esos días. Hasta luego y felices vacaciones para quienes logren tenerlas.

 

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