El equipaje en la vida

Foto: Moysés Zúñiga/Chiapas PARALELO

Roberta se levantó más  temprano que de costumbre a mitad de semana, debía realizarse unos estudios médicos.  Se dio un baño rápido, se cambió y tomó un bolso de tela, colocó su cartera, teléfono, el estuche de sus gafas oscuras, sus llaves y un paquete de toallas sanitizantes. Observó su reloj, estaba a buen tiempo. El laboratorio quedaba aproximadamente a 20 minutos de su casa, si lo hacía caminando.

Mientras llegaba a su destino alzó la vista al cielo, aún estaba con pocas nubes, en partes color celeste y el sol ya estaba dando muestra que en un rato estaría más que intenso. Sintió su brazo derecho ligero, hasta olvidó que llevaba su bolso. Se puso a repasar lo que había colocado ahí, en realidad era lo que iba a necesitar en esa salida, era mucho menos peso de lo que acostumbraba cargar. Se sintió muy a gusto de no llevar más que lo necesario.

Lo anterior la llevó a observar a las personas que estaban caminando. Delante de ella iba un señor, solo llevaba el teléfono celular en su mano, más adelante una chica con una mochila pequeña en la espalda. Del otro lado de la acera, una señora con una morraleta. En esa misma calle mujeres que iban con su bolso y su  lonchera y un señor mayor con su bastón en la mano. Siguió atenta a las demás personas que se fue topando y observaba qué tantas cosas llevaban consigo.

Luego se puso a pensar que algo similar sucede cuando se viaja. Ella era de las personas que normalmente creía que requería muchas cosas y así llenaba su maleta. Sin embargo, en más de una ocasión no había usado todo lo que empacaba ocupando un espacio que luego le hacía falta para guardar cosas nuevas. Se le vino a la mente que algo así era el equipaje en la vida, lo ideal era llevar solo lo necesario, como había hecho ella esa mañana. Y evitar cargar con cosas que generan más peso o abarcan un lugar que puede quedar libre para llenarlo con otras cosas que se adquieran en el camino. Ahora entendía mejor lo que le dijo en alguna ocasión su primo Emmanuel cuando salieron de paseo.

—¿Todo eso vas a llevar para el viaje? Solo estaremos 3 días. Yo llevo una mochila y está ligera. Aprendé a hacer práctica Robertita, ni creas que te vamos a ayudar  a cargar tus maletas.

Vaya que Emmanuel tenía razón, aprender a ser práctica era toda una tarea que podía ser útil sobre todo para el equipaje en la vida. Aminoró su paso porque ya estaba en la esquina del laboratorio. Revisó el reloj, justo a tiempo, se había hecho los 20 minutos calculados.

 

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