Carlos Morales, el retorno

El pasado miércoles regresó a la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez, Carlos Morales Vázquez, después de salir avante en la impugnación que presentó el Partido Revolucionario Institucional.

Su retorno al timón de la alcaldía es una buena noticia, por los resultados que ha registrado en sus tres años de gobierno, que cumplirá a fines de este mes, periodo en que ha ordenado las finanzas municipales y ha mejorado los servicios municipales.

Padecimos en Tuxtla, después de los buenos tiempos de las presidencias panistas, la pésima gestión de Juan Sabines Guerrero, que permeó de forma negativa a todas las demás, por la acumulación de deudas y contratos gravosos para el ayuntamiento tuxtleco, entre los que sobresalen los de Proactiva, para el servicio de recolección de basura, y los de empresas privadas para el servicio de agua potable.

Con Proactiva ha habido entendimiento, y la empresa ha mejorado su tarea con la instalación de contenedores en prácticamente toda la ciudad; con las empresas privadas para el agua potable es un problema que se avecina, pero no hay duda de que el ayuntamiento debe solventar 170 millones de pesos, por cuatro años de adeudo, de 2016 a 2019.

Ahora, SMAPA realiza los procesos de potabilización y ya no es necesario que empresas privadas presten el servicio, lo que representa un ahorro de más de dos millones de pesos mensuales.

Hay muchos pendientes en Agua Potable, pero el alcalde ha logrado eficientar la recaudación y reducir pérdidas por pagos de los usuarios de por lo menos ocho millones de pesos mensuales.

El gran pendiente es la construcción de una nueva planta potabilizadora, porque Ciudad del Agua fue construida en un lugar equivocado. Carlos Morales se propone dejar un proyecto para gestionar, ante instancias federales, nuevas instalaciones para la captación y producción del agua en Tuxtla.

Los pendientes deben ser tantos como los propósitos que haya anotado en su agenda para su segundo mandato. Aunque fue impugnado, no había visos de que prosperara la demanda por haber ganado con una mayor diferencia de votos que en 2018 (diez mil hace tres años, y 15 mil este año).

Para él mismo debió ser una sorpresa obtener un triunfo tan holgado, y que su más cercano competidor haya sido Willy Ochoa, del PRI, y no Paco Rojas, quien hace tres años quedó segundo en el cómputo final.

Pocos proyectaban un resultado en donde ganara con mayor margen que en 2018, cuando la figura de Andrés Manuel López Obrador sumó votos en su marea de cambio a todos los candidatos de Morena. Esta vez, aunque influyó el partido, los candidatos debieron hacer su tarea.

Es posible que, en este segundo periodo, Carlos Morales baje la intensidad en inversión de la obra pública, por los recursos cada vez más difíciles de conseguir, pero seguirá mejorando los servicios más necesarios para los tuxtlecos como alumbrado público, bacheo, recolección de basura, seguridad y rehabilitación de espacios de convivencia. Hay un pendiente que no involucra aspectos monetarios, pero que es necesario que lo corrija: escuchar más a los ciudadanos. Aunque la hosquedad se dibuja en su cara, es de trato cálido en la cercanía.

No es un político estridente, sino una persona callada, en donde sus obras resaltan más que sus palabras. Eso es de agradecer en estos tiempos en donde abundan los políticos de oropel.

El próximo 1 de octubre, Carlos Morales estará iniciando su cuarto año como presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez. Será el primer presidente que gobierne la capital por seis años, y es una buena noticia, porque en este periodo ha demostrado ser uno de los mejores alcaldes en la historia de nuestra ciudad, y todavía le quedan tres más para consolidarse como el mejor que haya presidido el ayuntamiento capitalino.

 

 

 

 

 

 

 

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