Patrocinio González Garrido y los aguinaldos a periodistas

La muerte del exgobernador Patrocinio González Garrido, ocurrida en Cancún el 30 de noviembre de este año, pasó prácticamente inadvertida en los medios de difusión, no obstante el papel importante que desempeñó en el último cuarto del siglo XX, tanto en la política local como nacional.

Fue parte de una dinastía del poder: Josefa, su madre, fue hermana de Tomás Garrido Canabal, el atrabancado gobernador tabasqueño, y Salomón, su padre, fue gobernador de Chiapas, secretario del Trabajo y dos veces senador, una por Chiapas y otra por Tabasco.

Aunque militó toda su vida en el PRI, al final se dejó encantar por Andrés Manuel López Obrador y su gobierno. Su hija Josefa estuvo en el gabinete inicial del actual presidente como secretaria del Medio Ambiente y ahora como embajadora en el Reino Unido.

Por su carácter brusco y, a veces insolente, se recuerda de él más los atropellos, que sí los cometió, que las buenas acciones de su gobierno.

Heredó, cuanto tomó posesión en 1988, un gobierno hecho girones, por el abandono y corrupción lacerante de su predecesor, Absalón Castellanos Domínguez.

Su relación con la prensa, que es lo que me interesa destacar en esta ocasión, fue diferente a la que se había vivido. En lugar de otorgar premios de periodismo, ofreció cursos de actualización impartidos por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García y la UNAM.

Patrocinio González-Blanco Garrido.
Foto: Isaín Mandujano

La primera petición de los periodistas al gobernador Patrocinio González Garrido fue unos días después de haber asumido la magistratura. En términos muy comedidos solicitaban el pago de aguinaldo para aproximadamente cien personas, entre los que se encontraban reporteros, columnistas y colaboradores ocasionales de publicaciones chiapanecas.

El gobernador, después de ver la lista –que en primera instancia los periodistas entregaron al director de comunicación social, Higinio García Mendoza– ordenó que no se continuara con esa práctica, porque argumentó que los dueños de los periódicos eran los responsables de pagar ese derecho laboral.

El pago de aguinaldo a los periodistas había sido instaurado por el general Absalón Castellanos Domínguez, y era un asunto que se ventilaba públicamente.

La Tribuna agradeció, en primera plana, la generosidad del gobernante a través de un epigrama publicado el 16 de enero de 1987:

Los redactores y reporteros

agradecen a nuestro ejecutivo
por su aportación de sinceros

agasajos con este donativo.
Con cuanto amor lo tomamos
la ayuda al bienestar familiar
de este gesto siempre recordaremos

que no se podrá olvidar.

El número de beneficiados crecía exponencialmente cada diciembre, y el encargado de redactar la lista trataba de incluir a parientes o amigos, aunque no se dedicaran al periodismo.

La negativa de Patrocinio González Garrido a entregar “aguinaldo” anunció que la relación prensa-gobierno, en cuanto a los apoyos subterráneos, sería diferente. Años después me explicó, a través de un correo que me hizo llegar:

Como político, ya sea diputado, senador o gobernador, nunca tuve trato económico con los periodistas, es decir, nunca les di dinero. No a los chiapanecos y mucho menos a los nacionales. Conmigo tuvieron libertad de expresión y acceso a la información cuando lo quisieron, pero no se les ofrecieron dádivas. Era triste el Día de la Libertad de Prensa, cuando les ofrecía tribuna libre con obligación de responder a todos sus cuestionamientos y no lo había.

Afloró también en él la intolerancia. Cuando Enrique Alfaro publicó una caricatura en donde aparecía pescando en una tasa de baño, con la leyenda Gabinete en formación, se molestó. Y más cuando, en otro cartón, se le vería en la cima de una montaña, gritando “eco”, eco”, y el eco le respondía: “Ego, ego, ego”.

Pidió entonces a los directivos de Ámbar que se presentaran en sus oficinas, pero Enrique Alfaro, decidió no hacerlo.

Cuando se enteró de la negativa, el comentario de Patrocinio González Garrido fue: “Si se niega a venir, es que seguramente ese muchachito es más egocéntrico que yo”.

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