Sentirse a gusto

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La tarde de ese miércoles Maribel estaba arreglándose para asistir a un evento literario. Finalmente la fecha del recital de poesía en la preparatoria había llegado, en él participaría Martina, una de sus mejores amigas. Maribel estaba entusiasmada, sabía muy bien de todo el esfuerzo realizado por Martina para estar ahí. Además, también le daba emoción que después de dos años de no ir a eventos presenciales por la contingencia sanitaria, tenía la oportunidad de ir a uno, claro con todo el protocolo de higiene que implicaba.

Ya tenía elegida la ropa que usaría, un blusón y un pantalón hindú solo le faltaba un detalle, no sabía qué calzado ponerse.

—¡No puede ser! Falta poco para el evento y yo en esta elección superficial, bueno ni tanto porque con lo que elija caminaré —dijo para sí.

Echó un vistazo a sus sandalias, zapatos de tacón bajo, mocasines y al final aparecían sus tenis rojos, hasta donde recordaba solo se los había puesto una ocasión y un ratito, mientras se los probó previo a su compra.  Fue por ellos, al tiempo que pensaba, ¿combinan con mi ropa?

Recordó que los tenis tenían una anécdota especial. Hacia tiempo vio que Paco, uno de sus amigos, usaba unos tenis rojos. A Maribel le gustaron mucho, quiero unos así, le dijo a su amigo. Además de que se veían cómodos le llamó la atención el color, nunca había tenido un calzado en ese tono. Cuando le fue posible se compró sus tenis rojos. Alguna ocasión le preguntó a Paco con qué color de ropa combinaba sus tenis, él la quedó viendo con esas miradas que no necesitan palabras. Sin embargo, le dijo una frase que justo ahora le venía muy bien a Maribel, en realidad no me fijo en eso, lo importante es sentirse a gusto.

Maribel decidió usar los tenis rojos, el recital era una ocasión especial, los tenis merecían ser usados y ella estrenarlos. Revisó qué hora era, una vez más se liaba con el tiempo aunque ella trataba de aliarse con él. Faltaba poco más de media hora para que diera inicio el evento, se apresuró, seguro que llegaba antes de iniciar.

Se observó frente al espejo, le gustaba como se veía, en especial calzando sus tenis rojos. Se hizo una coleta en el cabello y se colocó el cubrebocas con la figura de Mafalda, era uno de sus favoritos. Había dejado a un lado la preocupación de los zapatos,  quería sentirse a gusto.  Apresuró el paso.

Llegó al evento 5 minutos antes que diera comienzo, ahí estaba Martina sentada en la mesa del presídium, levantó la mano para saludar a Maribel, quien correspondió al saludo y luego buscó lugar donde sentarse. Maribel vio a Paco que acababa de entrar al salón, ambos sonrieron, sin saberlo él era un estímulo para que su amiga decidiera esa tarde preferir sentirse a gusto y usar sus tenis rojos.

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