Dos periodistas en el exilio

María de Jesús Peters Pino, corresponsal de El Universal en el Soconusco, y Juan de Dios García Davish, director de Quadratín Chiapas, han tenido que refugiarse en Estados Unidos, por amenazas que han recibido de grupos delincuenciales.

Ambos tienen más de 30 años de ejercicio periodístico en uno de los lugares imanes del mundo para contar historias de interés humano, como lo es Tapachula.

La decisión de autoexiliarse ha estado llena de complicaciones, pero han tenido que dar ese paso, más que por la seguridad de ellos, por la integridad de su familia. En estos casos pesa más el amor filial, que el dolor propio.

Afortunadamente, tanto Juan de Dios como María de Jesús, dos informadores profesionales sobresalientes, pudieron ubicarse en lugar seguro antes de que los delincuentes cumplieran sus amenazas.

Es muy lamentable que esto suceda en esta parte del país, porque indica que la seguridad para los periodistas se está resquebrajando, y junto a ella, la estabilidad de miles de familias que han hecho de la frontera su lugar de encuentro entre México, Centroamérica y el mundo.

No es fácil para nadie trasladarse a un país extranjero, aun cuando sea Estados Unidos, y más cuando el cambio de residencia se realiza por motivos violentos, por amenazas y por miedo a perder la vida o de algún familiar.

María de Jesús Peters y Juan De Dios García Davish. Foto tomada de la página de Facebook del periodista.

María de Jesús Peters y Juan de Dios García Davish han conformado desde hace muchos años una pareja de informadores que cubren las historias de mujeres migrantes, de niños y adolescentes que sufren atropellos al cruzar por tierras sin ley y veredas en donde solo transitan las violencias.

Por su trabajo han recibido diversos premios. María de Jesús, por ejemplo, ha sido distinguida con el Premio Nacional de Periodismo, lo Mejor del Periodismo de Diarios de América y con el famoso Ortega y Gasset de Periodismo.

Si periodistas con esa visibilidad han sido amenazados, ¿en qué situación estarán otros informadores de la zona del Soconusco que a diario tienen que lidiar con autoridades migratorias y diferentes policías para contar historias de opresión?

Hace seis años, tuve una plática larga con María de Jesús y Juan de Dios, en el restaurant que administraban en la 14 Norte número 30, de nombre la Memela Loca. Hablamos en ese entonces de sus trayectorias, de cómo ella había iniciado como fotógrafa, hasta convertirse en contadora de historias, y el caso de él a transmutar en “fixer”, es decir en periodista que prepara contactos, rutas y espacios de grabación para comunicadores extranjeros.

El que no solo sea reportero, sino “fixer” informativo, habla de la trascendencia de Juan de Dios, y de lo atractivo, en el plano periodístico, en que se ha convertido la frontera sur, no solo por la migración, sino por la confluencia de carteles de la droga y de trata de personas.

El visibilizar estas actividades en sus medios y los de sus contactos esparcidos por Estados Unidos y Europa, con sistemas informativos potentes, los ha convertido en un obstáculo para grupos delincuenciales. De ahí que hayan recibido amenazas, y al final, hayan dejado Tapachula.

Ojalá que María de Jesús y Juan de Dios regresen pronto a estas tierras, y que puedan desempeñar su trabajo con las garantías plenas de que se resguardará su seguridad y el de sus familias. Siempre son necesarias miradas con sensibilidad que conozcan la parte oscura de la trastienda de la frontera sur, y voces que sean cauces de expresión de migrantes, sobre todo de mujeres y niños.

 

 

 

 

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