9 años de Chiapas Paralelo, el sentido y la ruta

Hay excelentes medios de comunicación esperando que superemos nuestra flojera, el movimiento automático de encender el televisor y ver lo que se nos ofrece, y que pongamos en practica la voluntad inteligente de buscarlos. Los medios requieren una actitud activa de nosotros, una actitud de interés que nos permita coproducir esa comunicación.

Ryszard Kapuscinzki

 

¿Para qué sirve el periodismo? Es la pregunta constante, la que gira alrededor de cada nuevo reto, la que acompaña los momentos de duda… y de definición.

Chiapas Paralelo nació en una coyuntura especifica, la de la censura y la utilización de medios de comunicación para desinformar, desprestigiar a oponentes (o a quienes el grupo gobernante consideraba sus oponentes), para crear escenarios que legitimaran la persecución. Echamos a andar esta necesaria alternativa informativa que sirvió para lo que sirve el periodismo, para informar colocando a las personas de a pie en primer plano, como foco, ruta y destino.

El tiempo y la tecnología permitieron que proyectos periodísticos de otros colegas crecieran y ocuparan su necesario espacio en la agenda pública; el negro periodo de censura y acoso bajó de nivel. En Chiapas Paralelo seguimos creciendo con rasgos y características propias, que fueron la suma de años de trabajo previos, de principios éticos de vida, y de decenas de colaboraciones que generosamente se fueron sumando y se mantienen, entendiendo que este proyecto es también suyo, y que de este lado sólo somos el instrumento para operarlo.

Pero hay que aclarar que una parte de la espina dorsal que nutre a Chiapas Paralelo se llama Red de Periodistas de a Pie, organización de pares quienes durante estos años han sido paraguas, cobijo y aliento. De la Red nació la Alianza de Medios que crece en otros estados del país, haciendo un periodismo de servicio a la sociedad.

Gracias a la Red y la Alianza, gracias a Daniela Pastrana, quien tuvo la visión, el impulso, el corazón para que de este lado creyéramos en nosotras/os mismos; aprendimos a mirar de manera más profunda nuestro oficio. Daniela y la Red también hicieron posible que fondos independientes y generosos nos mantuvieran a flote.

Luego vino la pandemia y de entre las cosas que movió, estuvo Chiapas Paralelo. Recuerdo perfectamente tres momentos, el primero en los días iniciales, cuando miraba por la ventana hacia la nada y la única certeza era esa nada que provoca el vacío de certezas y futuro, y el hermanamiento que trae la vulnerabilidad compartida. En perspectiva veo este momento como un lienzo en blanco y la oportunidad de dibujar sobre él.

El segundo momento fue cuando Don Samuel, indígena zoque, se quitó la vida luego de ser notificado que estaba contagiado de Covid-19. Eran los primeros meses de la pandemia, y él quizá buscaba con esa acción proteger a su familia y su comunidad. Su cuerpo permaneció colgado del árbol en el que se ahorcó, porque ninguna autoridad, ni sanitaria ni del sistema de justicia, quería tocar el cuerpo por miedo al contagio. Sus hijos tuvieron que bajarlo y sepultarlo en una absoluta soledad.  No había información para los pueblos y las comunidades, la información que llegaba del Estado sólo fomentaba el miedo y la parálisis. Por esas semanas teníamos el acompañamiento de la DW Akademie, y Julia Manske, en su generosidad, nos llamó para ver qué necesitábamos; lo que se necesitaba era informar a los pueblos y comunidades indígenas qué estaba pasando, para que nunca nadie tuviera que tomar la decisión de Don Samuel. De ahí nació lo que hoy, dos años después, es una incipiente sección del portal que está diseñada, pensada y coproducida con habitantes de los pueblos indígenas.

El tercer momento fue cuando yo enfermé, y en esos días de repensar y jalar la vida, devoré un libro de Jonh Womack Jr. que, entre otros procesos, hablaba de las demandas que los pueblos indígenas plantearon en el Congreso de 1974, una de ellas era el acceso a los medios de comunicación. También en esos días de enero de 2021, escuché en un foro virtual organizado por  SERAPAZ, lo que significó la llegada de una radio a la selva: Abelardo recuerda que Samuel García llegó por primera vez a su ejido, Amador Hernández, llevando consigo una radio de comunicación. En ese poblado fundado por peones acasillados que huían de la explotación en las haciendas, “Tatik Samuel animaba y nos decía que, como una olla, nuestros pueblos estaban rotos, pero podían volver a unirse (…) sacamos tambores, flautas y banderas y empezamos a organizarnos (fue) una lucha muy difícil porque gobierno nos presionaba que no podíamos estar en las comunidades en la selva. (Samuel Ruiz) Favoreció la comunicación a través de radios, nos dio fortaleza para intercambiar esfuerzos”.

De las semanas de guardar cama y repensar la vida, salí con una cosa clara: en los pueblos y comunidades de Chiapas sigue habiendo necesidad de medios de comunicación que fortalezcan la vida digna, medios que recuperen, reconozcan y potencien esas otras formas de verse en el universo. Con esta nueva mirada y valores que compartimos en el equipo, acomodamos la casa llamada Chiapas Paralelo, empezamos diálogos con comunidades para caminar juntos y juntas; encontramos sentido y ruta.

No sé hasta donde lleguemos en esto, lo que si tengo de cierto es que este camino ya no lo andamos solos/as, en este camino le apostamos a lo que Kapuscinzki llama “coproducir esa comunicación”. Esta ruta aún es incierta, quizá suceda que avanzamos, quizá no; quizá solo sean unos cuantos pasos, quizá solo sea el haber trazado la ruta, e imaginado el camino…

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