En el cuarto año de gobierno

Sobrio. Sin la parafernalia de los sexenios pasados. El cuarto informe de gobierno del Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador no le tomó a este ni una hora de exposición. Contraste con el ritual de los Presidentes anteriores: se suspendían labores y actividades; se convocaba a la gente para que estuviera atenta al informe del Presidente; en la Ciudad de México era todo un acontecimiento. Desde la salida de Los Pinos, la residencia oficial del Poder Ejecutivo convertida hoy en museo, hasta la llegada al recinto de la Cámara de Diputados, el trayecto del Presidente acaecía entre vítores de multitudes acarreadas que por una gorra o una torta, eran capaces de aguantar horas de espera para vitorear al Presidente. El pueblo agradecido expresaba así su complacencia, sólo que era un “pueblo” obligado: empleados de gobierno y sus familias, burocracia, en fin, todo aquel vulnerable por algún lado acudía al desfile de acción de gracias. El Presidente se tomaba horas para, en el contexto de una danza de los millones, presumir ante la sociedad lo indispensable que resultaba su presencia para lograr el progreso y el bienestar. En agudo contraste en este cuarto informe no hubo desfile. La televisión transmitía las imágenes de los funcionarios arribando al Palacio Nacional o los invitados especiales, empresarios, el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, algunos miembros del orbe político y aún, amigos del Presidente. Se dispuso un espacio frente a los murales de Diego Rivera en donde se acomodó el público, mientras el Presidente leyó su discurso desde un modesto podio. Una vez terminado el discurso, el Secretario de Gobernación se dirigió a la Cámara de Diputados a la que entregó toda la documentación del 4 informe de gobierno, para que sean los diputados los que discutan puntualmente lo que allí se informa. Algunos de ellos expresaron que todo “son mentiras” lo que están obligados a comprobar.

No hubo sorpresas. Dado que el Presidente de la República diariamente habla de los logros de su gobierno, no hubo realmente nada nuevo que informar. Los que siguen las conferencias de prensa llamadas mañaneras, de 7 a 10 de la mañana, están enterados al detalle de la marcha del país. Incluso porque la llamada oposición diariamente responde a través de los medios de comunicación que controla, desmintiendo, simplificando o restando importancia a lo que comenta el Presidente. Sin embargo en el cuarto informe de gobierno es de notar la mención de un tipo de problemática que no solía estar presente en los informes presidenciales: el racismo que cruza a la sociedad mexicana; la desigualdad social expresada en la estratificación de clases; la corrupción como problema número uno de la administración pública; la lucha contra el fascismo, que se menciona sin tapujos; el grave problema que representa un aparato de justicia corrompido; la contradicción entre los poderes de la República. Son tópicos que no se abordaban. Con todo ello, la popularidad del Presidente de la República se mantiene elevada: entre 62 y 65%. Dicen los organismos extranjeros especializados en este tipo de encuestas que López Obrador es el segundo líder mundial más popular, sólo por debajo de Narendra Modi, Primer ministro de la India, como lo destaca, por ejemplo, el Financial Times. Pero existe un talón de Aquiles: la seguridad nacional. Si bien los secuestros han disminuido drásticamente, la violencia desatada por el crimen organizado sigue ensangrentando al país y atemorizando a la población. La percepción pública es que no hay un avance significativo en este importante renglón. Existe una gran expectativa en que la Guardia Nacional logre un resultado aceptable. Mientras tanto, la percepción generalizada es que la actual estrategia de lucha contra el crimen organizado aún no satisface plenamente. El asesinato de periodistas continúa; los feminicidios ocurren dramáticamente; el ejército en las calles es una presencia que está tomándose como normal, con los riesgos que eso entraña. El caso de Ayotzinapa avanza, pero aún no hay plena satisfacción de los deudos de las víctimas y de sectores amplios de la población. El estado del país era tal que es imposible en seis años resolver la compleja situación que enfrenta. Hoy más que en ningún momento es importante la movilización de la sociedad para evitar que se repitan de nuevo los actos de corrupción, la represión, el saqueo. No hay duda de que el actual momento del país es definitorio de su futuro.

Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 2 de septiembre, 2022

Post Data: el atentado en contra de Cristina Kichner, Vicepresidenta de Argentina, es gravísimo. El tirador fallido es un joven fascista neo nazi. La Argentina ya sufrió a militares criminales en el poder y el pueblo sabe a los extremos de represión que llegan. Cristina Kichner, al igual que le paso a Lula en Brasil, es acosada por un aparato judicial de extrema derecha, capaz de armarle juicios para encarcelarla y evitar que siga luchando por una Argentina democrática. No es posible que el asesinato sea parte de la vida política en ningún país, y menos, en América Latina y El Caribe. Confiamos en que el pueblo argentino sabrá superar estos momentos tan graves de su vida política.

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