Hasta siempre

Imagen: María Gabriela López Suárez

Esa mañana Joaquina sintió ganas de sentarse en el banquito que solía usar Benjamín, su hijo, cuando tenía dos años y hacerse pequeña, taparse con una cobija la cabeza y quedarse ahí un largo rato para luego destaparse y volver a la realidad, sin sentir tristeza. Sin embargo, eso no era posible.

La noticia del fallecimiento de su amiga Irene la tomó por sorpresa, tenía rato de no verla. Sus rumbos tomaron distintas rutas y eso no les permitió frecuentarse como antes. Si de algo estaban seguras era que el cariño permanecía en sus corazones, a pesar de las distancias físicas. Y eso siempre lo tuvieron presente.

Joaquina no pudo evitar traer a la mente la pregunta que alguna vez le hizo Joaquín cuando tenía cuatro años,

– Mami, ¿de qué tamaño es nuestro corazón?

La respuesta de Joaquina fue:

– El corazón tiene el tamaño de un pequeño mundo.

Y en ese mundo le dijo que estaban las personas que cada uno amaba y también  se guardaban los momentos que no eran felices. Justo estaba sintiendo uno de esos momentos, la partida de Irene. Su mente evocó el rostro de su amiga, sonriente, pizpireta, un rostro amable que inspiraba confianza y sinceridad. Las anécdotas compartidas fueron asomando una a una, todas llenas de cariño, risas, aventuras y andanzas que formaban parte de su memoria y de su corazón. Estaban ahí y las agradecía.

Joaquina se asomó frente a la ventana de su cocina, el sol no tenía muchos ánimos de salir, los tonos grises del cielo se ponían acorde al sentir de esa mañana, nostálgico. Dejó que las lágrimas fueran aflorando poco a poco hasta que no pudo contenerse, era necesario fluir.

El sonido del teléfono le hizo volver la atención. Era Cristina, otra de sus amigas que le llamaba para ponerse de acuerdo y que fueran a despedir a Irene. El teléfono volvió a sonar, era Benjamín, su hijo, que ya se había enterado de la noticia y se ofrecía a llevar a Cristina y a ella a la terminal de camiones. Joaquina comenzó a preparar su maleta; mientras empacaba tuvo sentires encontrados, regresaría al terruño de su amiga donde habían estado tantas veces, solo que ahora para darle la despedida, más bien el hasta siempre.

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