Luis Antonio Rincón, el escritor pródigo
Luis Antonio Rincón García (Tuxtla Gutiérrez, 1973) es el escritor pródigo que vuelve con su gente, con sus amigos y familiares para recibir el Premio Estatal de Literatura Infantil y Juvenil Elva Macías 2022.
Pese a que ha recibido en otros estados con múltiples reconocimientos, es la primera vez que es homenajeado en su tierra.
Lo escuchamos, y sus lectores también recibimos como nuestro el premio que viene acompañado con 30 mil pesos.
Es poco dinero. Un escritor como Luis Antonio debería ser becario perpetuo para endulzarnos los oídos infantiles con sus cuentos, sus novelas y sus historias que miran al cielo.
Cuando le toca participar, habla de Laco Zepeda y las marimbas combatientes de Corazón Borraz, habla del solitario trabajo del escritor y esa dura tarea de arar rastrojos con las letras sobre desiertos ágrafos, y habla de amigos y familiares marchados a los cielos infinitos, entre otros al sonriente y genial Hugo Montaño.
La ceremonia es breve. Maza Zepeda, directora de Coneculta, ha explicado el proceso de selección de los textos del concurso, y el escritor Fabián Rivera, ha recordado los pasos de Luis Antonio Rincón en su natal Tuxtla, de su licenciatura y maestría, vinculados a la comunicación, de sus más de 20 libros y de sus diferentes reconocimientos: Premio Nacional Ignacio Manuel Altamirano, Premio Bellas Artes de Obra de Teatro para Niñas, Niños y Jóvenes, Premio Nacional de Novela Juvenil Fenal Norma y Premio Nacional de Cuento Porrúa, entre otros.
Momentos antes, cuando lo he saludado, ha sacado de la chistera, como mago de mi infancia, un libro de su autoría. Es La nana Concepción, su obra ganadora de Premio Nacional de Novela Breve Amado Nervo.
Agradezco el enorme detalle, y después de la premiación, realizada en la antigua Casa de Gobierno, que ahora alberga la música de Corazón Borraz, me adentro en la historia de esa mujer descomunal que se nutre de los espíritus de la Tierra.
Nana Concepción está perfilada con el carácter resuelto de su autor. Pocos escritores han decidido apartar su tiempo y dedicarlo a la creación. Tantos reconocimientos son producto de su trabajo y su talento. Estoy seguro que sus horas a destajo como obrero de las palabras, lo colocarán en algún momento en la marquesina de nuestros mejores escritores mexicanos.
Con una determinación similar a nana Concepción, Luis Antonio ha luchado con cocodrilos de agua dulce, con ríos furibundos, con vecinos de lengua bífida, para enmarcar su territorio y defenderlo del desgano y las desilusiones.
Nana Concepción es una mujer que no encaja en los tiempos de celulares y de internet. Sin embargo, ha sido alcanzada por la modernidad con la ruptura familiar por la narcoviolencia y la migración. El personaje está en un traslape de épocas, en donde lo viejo no termina de esfumarse y lo nuevo no alcanza a verse con nitidez.
Aliada de la tierra, su enemigo es el río, ese “pinche riíto traicionero” que le estropea la cosecha, que le inunda la casa, pero que no le doblega el alma ni el deseo de reencontrarse con los otros, de firmar la paz con los enemigos, y en ese proceso de aceptación y reconciliación, tender nuevas alianzas y sentidos por la vida.
Es una mujer que para mantenerse viva debe estar de pie y debe luchar y ganar. Pelea por conservar su maíz, pelea con un perro ladrón de gallinas, con ese “pinche riíto crecido de repente”, con serpientes, alacranes, con la indolencia y con cocodrilos, pero sobre todo, lucha consigo misma, con su hambre no domada y también con su orgullo. “Es una veterana de innumerables batallas en la vida”, que “no muy” tiene ganas de morirse todavía. Eso es La Nana Concepción, una extraordinaria novela, y su autor, el escritor pródigo, reconocido también por los suyos.
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