Rutilio Escandón, un gobierno sin aspavientos

En medio de la batahola que ha sido el gobierno en el nivel nacional, es difícil que los gobernadores, presidentes municipales o diputados guarden la compostura.

Esas reverberaciones irradian todas las esferas de la política nacional y arrastran a muchos al desfiguro. La muestra es Layda Sansores con un gobierno carnavalesco en Campeche.

No me imagino la dosis de despropósitos que hubiera patentado Juan Sabines si hubiese confluido con la cuarta transformación.

Pero hoy tenemos al frente del gobierno de Chiapas, una persona que rehúye de los aspavientos, que intenta llevar con decoro su ejercicio de gobierno y que no se ha involucrado en ningún escándalo.

Rutilio Escandón Cadenas transmite una imagen de seriedad, y hasta de lejanía, que debería corregir, pero que es parte de su carácter discreto y austero.

Me referiré en esta ocasión a su trato con la prensa, en donde también ha sabido convivir con malquerientes y simpatizantes. No conocemos casos de personas perseguidas por manifestar sus opiniones. No hay ánimo de venganza, como lo vivimos en otras administraciones.

Pablo Salazar, quien desempeñó un buen gobierno, se enredó en sus relaciones con la prensa, al perseguir a los directivos de los dos periódicos más importantes de Chiapas: Cuarto Poder y El Orbe.

Juan Sabines, quien supo arreglarse con los dueños de los periódicos con jugosos convenios publicitarios, persiguió a periodistas. Ahí están los casos de Héctor Bautista, Isaín Mandujano, Ángeles Mariscal y José López Arévalo.

Rutilio Escandón, gobernador de Chiapas.

En estos cuatro años de gobierno, Rutilio Escandón ha regresado la cordura y no ha tendido trampas a los periodistas. Me da la impresión que confía más en sus hechos, y en su particular modo de ejercer el poder, que en los bombos o en las críticas que puedan surgir en los periódicos, portales informativos o redes sociales digitales.

Es buena señal. Por supuesto, en ese ánimo de ideales ciudadanos, pediríamos más acciones: un sistema de radio y de televisión, realmente públicos, pero al no violentar el derecho de informar y de opinar es un logro importante.

Prefiero, un gobierno de este talante, que uno represor como el caso de Sabines, que acalló la crítica y sometió a varios periodistas a situaciones de inseguridad y peligro. Algunos, incluso, tuvieron que exiliarse durante unos meses fuera del estado.

La actitud del gobernador Rutilio Escandón me parece adecuada y congruente, porque hay que recordar que cuando el gobernador Pablo Salazar se enfrentó a Cuarto Poder y, sobre todo, a El Orbe, el entonces senador perredista protestó por la detención arbitraria de Enrique Zamora Cruz, en 2005.

Los medios y los periodistas, que están acostumbrados a vivir del gobierno, son insaciables y no hay presupuesto que alcance a sus peticiones desmesuradas. Ni Sabines, que abrió las arcas del estado a los medios, pudo controlarlos totalmente. Así que hay fisuras por donde se cuelan las críticas, y estas críticas, decía, no son acalladas violentamente con campañas de difamación por este gobierno. Y eso, si no es de agradecer, es de reconocer.

Hay quienes han comentado que el gobernador es una persona ajena a la tarea de gobernar. No lo creo. Después de los excesos que vivimos en administraciones anteriores, ha preferido moverse con discreción. Y no le falta iniciativa.

Recordaré aquí una anécdota, que ya he contado en otra ocasión, y que retrata su carácter y deja entrever por qué alcanzó la candidatura de Morena y, por supuesto, la gubernatura de Chiapas:

A fines de los setentas, cuando el basquetbol era el deporte más querido en Chiapas, un grupo de entusiastas practicantes de este deporte se trasladó a Baja California para disputar un torneo. En el grupo de apoyo iban Pablo Salazar Mendiguchía, William Maldonado e Higinio García Mendoza.

Apenas llegados a Mexicali, el equipo fue abordado por un muchacho flacucho, quien se puso inmediatamente a disposición de las basquetbolistas y del equipo técnico.

En ese tiempo, las hamburguesas McDonalds no habían aterrizado a Chiapas, pero su fama era ya mundial.

Una de las jugadoras, le pidió a Higinio García Mendoza si podía comprar hamburguesas del otro lado de la frontera. Higinio se acordó entonces del muchacho flacucho y le preguntó si podía traer unas dos docenas de McDonalds Estados Unidos para saciar la curiosidad de las jugadoras.

–Por supuesto –contestó el flaco estudiante de derecho, que se había beneficiado de una beca que le había proporcionado el gobernador de Baja California Norte, Milton Castellanos Everardo, originario como él de Venustiano Carranza.

Aquel introductor furtivo de hamburguesas McDonalds, se ha convertido en gobernador, y lo conocen como Rutilio Escandón Cadenas.

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