Las muertes que pueden evitarse

La principal causa de muerte en personas de 15 a 29 años en Chiapas son los accidentes de tránsito. Más que los suicidios, que los homicidios o las enfermedades, nuestros jóvenes están muriendo por un choque o una volcadura.

Del total de accidentes de tránsito en el estado, que rebasan los dos mil al año, el 4.7 por ciento arroja saldos mortales, y el 31 por ciento, personas heridas.

Al ser accidentes, podemos evitarlos. Por eso participé este fin de semana en la Organización de Seguridad Vial en Chiapas, que coordina Xiomara Romero, quien destaca por haber sido la primera mujer comandante de un agrupamiento femenil de tránsito en México.

Se han sumado a estas acciones, el delegado de la Cruz Roja, Fracisco Nazar, y diversas organizaciones y personalidades, como Violeta Corzo, tanatóloga; Yeudiel Melgar, paraciclista, y Jorge Ley, promotor del deporte. El propósito es  disminuir estas cifras fatales en un 50 por ciento, como es la meta de la Organización Mundial de Salud para el 2030.

Organización de Seguridad Vial en Chiapas

En la reunión de instalación de Seguridad Vial en Chiapas, realizado en el Liceo José Vasconcelos, participó Carlos Fabre, director de la publicación Público & Privado, quien en días recientes tuvo el infortunio de perder a su hijo José, de 21 años, en un accidente vial.

Él, le ha dado sentido a esa pérdida dolorosa, mediante la participación en organizaciones de este tipo y también con pláticas para concientizar a las personas de que los accidentes de tránsito son evitables.

Una de las principales causas de choques y volcaduras, dijo, es el uso del celular, sin descartar otras acciones que inciden en las cifras fatales, como exceso de velocidad, manejar cansado o en estado de ebriedad.

En México más de 16 mil personas mueren cada año y más de cien mil resultan heridas a consecuencia de accidentes de este tipo.

Esas cifras deben disminuir. Para lograr este propósito, debe participar el gobierno con vialidades seguras y políticas públicas que incidan en la menor velocidad de los vehículos, que prioricen el uso del transporte público y que se brinde opciones viables a peatones y ciclistas.

En Tuxtla, y en Chiapas en general, no tenemos políticas públicas que alienten sistemas alternativas de movilidad. Los puentes a desnivel, que se han construido en diversos puntos, premian a los conductores de coches y olvidan vías alternativas de transporte.

Mucho toca por hacer a los conductores de automóviles y camiones, desde luego; no solo para cuidar la seguridad de quienes viajan en el vehículo, sino para proteger la integridad física de las personas que se desplazan por las calles. Es necesario respetar los límites máximos de velocidad, no usar celulares ni otros dispositivos electrónicos, utilizar el cinturón de seguridad y respetar las señales de tránsito.

Uno de los mayores problemas que tenemos en Chiapas es que ignoramos el Reglamento de Tránsito. Las licencias de manejo se otorgan sin un examen que verifique que el conductor conoce las normas mínimas de civilidad de conducción. No solo manejamos con exceso de velocidad, en donde la víctima más desprotegida es el peatón, sino que fastidiamos a la persona que no avanza con nuestras prisas. Tocamos el claxon, prendemos las luces e incomodamos para demostrar que hemos expropiado las calles, las avenidas y los libramientos.

Debemos no solo bajar las cifras rojas por accidentes de tránsito, sino regresar a una mejor convivencia entre automovilistas, que hoy se caracteriza por la descortesía, la falta de respeto y la agresión verbal.

Por eso iniciativas como las que encabeza Xiomara Romero deben ser bievenidas, de tal manera que en el 2030, en lugar de sumar en Chiapas 2 mil accidentes, se registren la mitad.

 

 

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