…Y llegó la FIL

La Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) se inauguró en los días postreros del mes de noviembre de 1987 en la capital tapatía. Nació como una feria modesta, pero quienes la concibieron tenían mirada de largo alcance. Bien pensaron que se convertiría en uno de los ejes culturales de América Latina y El Caribe, además de escenario por excelencia de la lengua castellana. Corría el año de 1989 cuando siendo Director General del Instituto Chiapaneco de Cultura recibí la llamada telefónica de parte de los organizadores de la FIL. Me explicaban que la Feria apenas daba sus primeros pasos y estaban invitando a las instituciones de Cultura del país, a las Universidades, a las Casas Editoriales, a acudir a la FIL con sus productos editoriales, libros, revistas, periódicos, folletos, etcétera, para enriquecer lo que aún era un experimento cultural. En el Instituto Chiapaneco de Cultura (ICHC) ya habíamos publicado algunos títulos, siendo el responsable de editar nuestro amigo José Luis Ruiz Abreu, quien lo hizo estupendamente. Recuerdo que ya teníamos en circulación un libro estrella: el de Donald y Dorothy Cordry, Trajes y Tejidos de los Indios Zoques de Chiapas, que en traducción del inglés al castellano de mi autoría, se publicó en 1988. Así mismo, sacamos de las bodegas del Gobierno del Estado cuanta publicación encontramos y las unimos a las que ya había lanzado el Instituto Chiapaneco de Cultura, para asistir a la reciente FIL de Guadalajara a fines del año de 1989, a solo dos años de haberse inaugurado tan importante Feria. Se comisionó a Patricia Magariño para que fuese con los libros y armara el estand de Chiapas en la FIL. Asistimos a la inauguración con José Luis Ruiz Abreu quien quedó a cargo de velar que todo fuese “viento en popa”. Recuerdo que vendimos bien las publicaciones transportadas y dejamos los sobrantes como donación para la Biblioteca Central de la Universidad de Guadalajara. Al regresar a mi oficina días después de la clausura de esa que era la tercera edición de la naciente FIL, los organizadores se comunicaron para agradecer la presencia de Chiapas a través del Instituto Chiapaneco de Cultura. Hoy en día la Feria es el acontecimiento más importante de la Lengua Castellana no sólo por la exposición de los libros y publicaciones en general que abarcan a varios idiomas más, sino por la premiaciones y eventos que acompañan a la magna exhibición libresca. Más de un millón de personas circulan por la FIL comprando libros y asistiendo a las más de 1,000 presentaciones de libros que se ofrecen además de las conferencias y los llamados conversatorios a los que acuden las estrellas rutilantes del mundo intelectual del planeta. Existe una sección sólo para las transacciones comerciales entre editoriales. La FIL ofrece servicio de cafetería y restaurante. Los locales del Centro de Exposiciones de la Ciudad de Guadalajara se han tenido que ampliar casi año con año para que quepan los miles de estands que se arman en la FIL. La derrama económica rasca los 400 millones de dólares. La FIL es un éxito en todos sentidos. Sobre todo, es un escenario para los jóvenes, para su introducción al mundo de los libros, un aliciente para leer literatura de todos los tipos, desde la ficción hasta las ciencias sociales, y todo el amplio espectro de la producción editorial. La costumbre de invitar a un país ha sido espléndida en resultados porque permite conocer a pueblos y culturas que trasladan no sólo su producción cultural sino su propio acontecer. Sin duda el éxito de la FIL de Guadalajara ha estimulado otros esfuerzos y se ha unido a Ferias tan importantes como la llamada de “Minería” organizada por la UNAM, la Feria del Libro del Zócalo que organiza el Gobierno de la Ciudad de México, la feria del Libro de Antropología a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la del Instituto Politécnico Nacional (IPN), también en la Ciudad de México. Y ahí viene la Feria del Libro que organiza la UNACH en Tuxtla Gutiérrez, con mucho esfuerzo, pero ha permanecido y está destinada a ser una de las más importantes del sureste de México. En esta FIL de Guadalajara que se celebra en estos días logré saludar a José Luis Ruiz Abreu y al poeta Balam Rodrigo y todo ello me rememoró aquellos primeros días de una FIL de Guadalajara que es hoy un gigantesco acontecimiento y que Chiapas presenció desde sus primeros momentos con la presencia de la producción editorial del Instituto Chiapaneco de Cultura.

Ajijc. Ribera del Lago de Chapala. A 29 de noviembre de 2022

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