La paradoja del sistema electoral

Unidad Móvil del INE
Foto: Central Electoral

El sistema electoral mexicano es robusto, costoso y paradójicamente frágil. La cantidad de funciones que el INE realiza ya por mandato constitucional o legal se suman a las que de vez en cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le ordena cumplir. Por ejemplo, en el Juicio de Revisión Constitucional que resolvió la elección a la gubernatura de Michoacán del año 2021, se ordenó celebrar convenios entre las autoridades de seguridad y las electorales, generar un mapa de riesgo, crear filtros de investigación, elaborar un protocolo de actuación de las autoridades para salvaguardar la seguridad de las personas, y celebrar foros y consultas para elaborar documentos de seguridad.

Es decir, al legislador motorizado se le suma el activismo judicial, lo que convierte al Instituto en una estructura que vigila y castiga las faltas administrativas electorales en razón de los controles rigurosos que debe procurar se cumplan. La sobrerregulación electoral ha llevado a cambios de candidatos de último momento o de convocatorias, así como a una creciente molestia de los agentes políticos en contra del INE y del Tribunal Electoral.

Nicholas Taleb, en su libro llamado “Antifrágil”, menciona a James Clerk Maxwell, padre de la teoría electromagnética clásica, quien demostró científicamente que los controles demasiado rigurosos pueden dan lugar a errores. Es probable que esta tesis pueda ser trasladada a la arena política, por lo que quizá no sea una mala idea buscar la forma de quitar regulaciones electorales.

Si lo que se busca es tener un sistema electoral confiable pero más económico, un paso indiscutible debería ser bajar el financiamiento público a los partidos políticos; esto podría hacerse con una ley ordinaria en el caso del financiamiento a partidos locales. Otro punto importante que ayudaría a bajar los costos del arbitraje electoral es eliminar las constantes restricciones a diversas conductas sancionables que de todos modos se hacen, porque son inherentes a la actividad política.

Un exceso de controles ha provocado que los agentes políticos busquen la forma de enmascarar sus conductas a la par del mantenimiento de una estructura electoral que se ha ido ensanchando constantemente desde la década de los noventa.

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