La disputa de los cárteles por Chiapas

Hace tres años, una persona bastante informada sobre cuestiones de narcotráfico me comentó que los enfrentamientos en Chiapas entre grupos delincuenciales se incrementarían de manea notable debido la disputa creciente entre el Cártel de Sinaloa y Cártel Jalisco Nueva Generación.

         Por esa razón, no me sorprendieron las refriegas posteriores que tuvieron como escenario Tuxtla Gutiérrez, que había estado ajena a hechos violentos de grupos delincuenciales, y San Cristóbal, antaño pacífica y hoy sumergida a los intereses de los cárteles.

         A partir de este siglo, Chiapas comenzó a vivir con mayor intensidad la actividad vinculada al narcotráfico, trata de personas y demás actos delincuenciales desarrollados por grupos organizados.

         En el gobierno de Felipe Calderón, la Familia Michoacana controlaba la frontera de Chiapas, pero empezó a sufrir ataques de los Zetas. Ricardo Raphael describe, en Hijo de la guerra, los enfrentamientos que se registraban en el Soconusco entre ambos grupos delincuenciales.

El libro arranca con una escena descarnada: a un Zeta, capturado por la Familia, le quitan las uñas de los pies, lo golpean y lo entierran vivo a tres metros de profundidad. Para que tenga una muerte lenta, le colocan dos tubos de PVC. Por ahí puede respirar, por ahí también le tiran orines y mierda. A punto de morir, es rescatado por sus amigos de bando, los Zetas, y con ellos continúa en esa guerra declarada para acabar con la Familia Michoacana y arrebatarles el control del Soconusco.

Disputa entre grupos del crimen organizado impacta a la población de Chiapas

Desde hace tres años, uno de los principales focos de violencia ha sido la región fronteriza, con particular énfasis en los municipios de Comalapa, Mazapa de Madero, Amatenango de la Frontera y Motozintla. Hoy, varios grupos delincuenciales se disputan los diferentes negocios ilícitos que transitan por la frontera de Chiapas y por su territorio.

         Lo que llama la atención de los enfrentamientos vividos en la región fronteriza es la ausencia de la policía y de los militares que debieran patrullar y brindar seguridad en la zona.

         Las desapariciones forzadas de personas, asesinatos, quemas de coche y enfrentamientos, como los registrados hace unos días, han sucedido sin que autoridad alguna ponga orden en la zona.

         La carretera de Frontera Comalapa-Ciudad Cuauhtémoc-La Trinitaria ha expulsado por la noche a los automovilistas. Esa vía solo pertenece a grupos que han establecido sus propios retenes y la utilizan para sus propios fines.

         Las autoridades han abandonado esta región a los grupos delincuenciales, y han dejado en el desamparo a sus habitantes, que han sufrido la pérdida de familiares, como ha sucedido hace algunos días, cuando fueron “levantados” varios jóvenes para engrosar las filas de la delincuencia.

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